PICICA: Hermanos, a Serra le gusta governar con quién le obedece sin chistar. Él habla tantas bobadas, que parece que piensa con los pies. Tanto así que prometió al pueblo el oro y el moro, haciendo a uno reírse a mandíbula batiente".
30-10-2010 |
Es preciso derrotar a Serra
Brasil de Fato
Traducido para Rebelión por Marga Durán |
La candidatura del tucán(*) José Serra sorprendió, no por su identificación con las políticas neoliberales y sí por el bajo nivel de su campaña.
En el inicio del proceso electoral de este año, un conjunto de fuerzas populares y movimientos sociales decidieron empeñar sus esfuerzos para elegir el mayor número posible de parlamentarios y gobernadores identificados con la bandera de la clase trabajadora. Y, en ese escenario, sobre el pleito presidencial, se consiguió la unidad en torno a la lucha para evitar un retroceso en el país. O sea, no permitir la victoria de la propuesta neoliberal, representada en la candidatura del tucán José Serra. Así, pasada la primera vuelta realizada el día 3 de octubre, es importante hacer una evaluación de lo que significó ese proceso. También porque la expectativa era la victoria de la candidata Dilma Rousseff en la primera vuelta.
Son buenas las renovaciones que ocurrieron en las asambleas de los estatales, en la Cámara de los Diputados, en el Senado Federal, en la elección y reelección de gobernadores progresistas. En ese sentido destacamos la victoria del pueblo gaucho que derrotó al mandato tucán de Yeda Crusius. Candidata a la reelección para el gobierno de Río Grande del Sur, Yeda se hizo famosa por el control de los medios de comunicación, de los movimientos sociales y en la represión a la lucha de los trabajadores.
Campaña presidencial
Es importante resaltar que, en esta campaña presidencial, los graves problemas del pueblo quedaron fuera del proceso. Se evidenció la falta de debates en torno de proyectos políticos y de los problemas principales que afectan a la población brasileña. Así, la campaña de Dilma Rousseff apenas de dedicó a divulgar el desarrollo económico y las políticas sociales del gobierno de Lula y apoyarse en la popularidad del presidente actual. Con esa estrategia obtuvo casi el 47% de los votos, pero insuficientes para ganar en la primera vuelta.
La candidatura del demotucán José Serra sorprendió no por su identificación con las políticas neoliberales y sí por el bajo nivel de su campaña. Fue agresivo, intentó interferir en juicios del Supremo Tribunal federal (STF), derramó mentiras y acusaciones infundadas. Independientemente de cualquier otro resultado, la biografía del candidato ya es la mayor derrotada en estas elecciones.
Y las candidaturas identificadas con los partidos de izquierda, que utilizaron el espacio electoral para defender los intereses de la clase trabajadora, desgraciadamente tuvieron una votación baja.
Otro elemento importante en este cuadro actual, es el descenso social de dos décadas en nuestro país. La fragmentación de la clase trabajadora y la fragilidad de la política de comunicación con la sociedad también influyeron en el resultado electoral.
Así, las elecciones de este año demostraron el poder nefasto y antidemocrático de los medios. Pero por otro lado potenciaron una red de comunicadores independientes, comprometidos con la libertad de expresión, que enfrentan al monopolio de los medios de comunicación. Son avances importantes en rumbo a la democratización de la información y por el control social de los medios en nuestro país.
Segunda vuelta
El día 31 el pueblo brasileño tendrá que hacer su elección. De un lado, el demotucán José Serra. Y, como ya dijimos aquí en este espacio por detrás de la candidatura de Serra están las fuerzas del capital más atrasadas y serviles al imperio estadounidense, los grandes bancos, la gran industria de Sao Paulo, el latifundio empobrecedor de Kátia Abreu y el “agronegocio moderno” de la agricultura del etanol. Su programa es uno sólo: la vuelta del mercado, beneficios para las empresas y represión para contener las demandas sociales. Sería la prioridad de los PPP's ya aplicado en Sao Paulo: privatizaciones, peajes y presidios.
De otro lado está la candidatura de Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT). También, como ya dijimos, la candidatura de Dilma representa la continuidad del gobierno de Lula y tiene fuerzas sociales entre la burguesía (temerosa de la reacción de las masas), sectores de la clase media que mejoraron de vida y amplios sectores de la clase trabajadora.
Prácticamente todas las fuerzas sociales organizadas tienen su base social apoyando a la candidatura del PT.
Así, el conjunto de las fuerzas populares y los movimientos sociales, que mantienen el compromiso de defender las banderas de las luchas de la clase trabajadora y de la construcción de un país democrático, socialmente justo y soberano, defienden la candidatura de Dilma. Pero mantendrá la autonomía de lucha independiente del gobierno que salga elegido.
Desgraciadamente los avances del gobierno de Lula en la dirección a las banderas democrático-populares fueron insuficientes, pese al acierto de su política exterior. También preocupa constatar que, en el arco de las alianzas de la candidatura de Dilma Rousseff, hay fuerzas políticas que se contraponen a esas demandas sociales.
En el inicio del proceso electoral de este año, un conjunto de fuerzas populares y movimientos sociales decidieron empeñar sus esfuerzos para elegir el mayor número posible de parlamentarios y gobernadores identificados con la bandera de la clase trabajadora. Y, en ese escenario, sobre el pleito presidencial, se consiguió la unidad en torno a la lucha para evitar un retroceso en el país. O sea, no permitir la victoria de la propuesta neoliberal, representada en la candidatura del tucán José Serra. Así, pasada la primera vuelta realizada el día 3 de octubre, es importante hacer una evaluación de lo que significó ese proceso. También porque la expectativa era la victoria de la candidata Dilma Rousseff en la primera vuelta.
Avances importantes
Campaña presidencial
Es importante resaltar que, en esta campaña presidencial, los graves problemas del pueblo quedaron fuera del proceso. Se evidenció la falta de debates en torno de proyectos políticos y de los problemas principales que afectan a la población brasileña. Así, la campaña de Dilma Rousseff apenas de dedicó a divulgar el desarrollo económico y las políticas sociales del gobierno de Lula y apoyarse en la popularidad del presidente actual. Con esa estrategia obtuvo casi el 47% de los votos, pero insuficientes para ganar en la primera vuelta.
La candidatura del demotucán José Serra sorprendió no por su identificación con las políticas neoliberales y sí por el bajo nivel de su campaña. Fue agresivo, intentó interferir en juicios del Supremo Tribunal federal (STF), derramó mentiras y acusaciones infundadas. Independientemente de cualquier otro resultado, la biografía del candidato ya es la mayor derrotada en estas elecciones.
Y las candidaturas identificadas con los partidos de izquierda, que utilizaron el espacio electoral para defender los intereses de la clase trabajadora, desgraciadamente tuvieron una votación baja.
Otro elemento importante en este cuadro actual, es el descenso social de dos décadas en nuestro país. La fragmentación de la clase trabajadora y la fragilidad de la política de comunicación con la sociedad también influyeron en el resultado electoral.
Así, las elecciones de este año demostraron el poder nefasto y antidemocrático de los medios. Pero por otro lado potenciaron una red de comunicadores independientes, comprometidos con la libertad de expresión, que enfrentan al monopolio de los medios de comunicación. Son avances importantes en rumbo a la democratización de la información y por el control social de los medios en nuestro país.
Segunda vuelta
El día 31 el pueblo brasileño tendrá que hacer su elección. De un lado, el demotucán José Serra. Y, como ya dijimos aquí en este espacio por detrás de la candidatura de Serra están las fuerzas del capital más atrasadas y serviles al imperio estadounidense, los grandes bancos, la gran industria de Sao Paulo, el latifundio empobrecedor de Kátia Abreu y el “agronegocio moderno” de la agricultura del etanol. Su programa es uno sólo: la vuelta del mercado, beneficios para las empresas y represión para contener las demandas sociales. Sería la prioridad de los PPP's ya aplicado en Sao Paulo: privatizaciones, peajes y presidios.
De otro lado está la candidatura de Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT). También, como ya dijimos, la candidatura de Dilma representa la continuidad del gobierno de Lula y tiene fuerzas sociales entre la burguesía (temerosa de la reacción de las masas), sectores de la clase media que mejoraron de vida y amplios sectores de la clase trabajadora.
Prácticamente todas las fuerzas sociales organizadas tienen su base social apoyando a la candidatura del PT.
Así, el conjunto de las fuerzas populares y los movimientos sociales, que mantienen el compromiso de defender las banderas de las luchas de la clase trabajadora y de la construcción de un país democrático, socialmente justo y soberano, defienden la candidatura de Dilma. Pero mantendrá la autonomía de lucha independiente del gobierno que salga elegido.
Desgraciadamente los avances del gobierno de Lula en la dirección a las banderas democrático-populares fueron insuficientes, pese al acierto de su política exterior. También preocupa constatar que, en el arco de las alianzas de la candidatura de Dilma Rousseff, hay fuerzas políticas que se contraponen a esas demandas sociales.
Pero queda una certeza: José Serra, por su campaña, por su gobierno en Sao Paulo y por los ocho años de gobierno FHC, se convirtió en enemigo de la clase trabajadora y de nuestras banderas de lucha. Por el carácter anti-democrático y anti-popular de los partidos que componen su alianza y por su personalidad autoritaria, una posible victoria suya significará un retroceso para los movimientos sociales y populares de nuestro país. Además de eso, una eventual victoria del demotucano será un retroceso para las conquistas democráticas en nuestro continente y representará una mayor subordinación a los intereses del imperio estadounidense.
Evitar el retroceso
Por eso, frente a ese escenario, las fuerzas populares y los movimientos sociales de Vida Campesina declaran su apoyo y compromiso de luchar para elegir a la candidata Dilma Rousseff. El Brasil de Fato se asoma a esas organizaciones en el sentido de derrotar al demotucano Serra y todo lo que su candidatura representa. O sea, es preciso derrotar a la candidatura de Serra, porque representa a las fuerzas derechistas y fascistas del país.
Pero alertamos. Es importante seguir organizando al pueblo para que luche por sus derechos y cambios sociales profundos, manteniendo la autonomía frente a los gobiernos.
*(Nota del editor): José Serra es el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña, llamados tucanos por llevar este animal como logotipo.
Fuente original: http://www.brasildefato.com.br/
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Fuente: Rebelión
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