agosto 13, 2014

"Capital, biopolítica, trabajo vivo y precarización en el (post)fordismo", por Dr. Cuauhtémoc Nattahí Hernández Martínez

PICICA: "A la vista del desenlace histórico de la subsunción real y formal del proceso de trabajo al capital tal como lo planteo Marx, se analizan algunos de los aspectos y modalidades biopolíticas que adquiere la relación entre el capital y la fuerza de trabajo en el marco del fordismo clásico y del llamado ahora postfordismo. El resultado es un análisis crítico de las operaciones de dominio y control desplegadas inmediatamente en el proceso de trabajo que vienen a abonar en la precarización creciente del trabajador."
 

Capital, biopolítica, trabajo vivo y precarización en el (post)fordismo
Dr. Cuauhtémoc Nattahí Hernández Martínez

nattahiher@yahoo.com.mx




 
Resumen

A la vista del desenlace histórico de la subsunción real y formal del proceso de trabajo al capital tal como lo planteo Marx, se analizan algunos de los aspectos y modalidades biopolíticas que adquiere la relación entre el capital y la fuerza de trabajo en el marco del fordismo clásico y del llamado ahora postfordismo. El resultado es un análisis crítico de las operaciones de dominio y control desplegadas inmediatamente en el proceso de trabajo que vienen a abonar en la precarización creciente del trabajador.

Palabras Clave: Foucault, Marx, capital, biopoder, trabajo vivo, precarización.

Introducción

Si observamos desde un cierto ángulo la historia del trabajo, no podemos dejar de percibir la presencia del sufrimiento como una especie de constante histórica. Uno de los análisis teóricos que justamente ha puesto de relieve esa presencia ha sido sin duda alguna el de Karl Marx, quien, como se sabe, realizó un espléndido análisis crítico tanto de las formas de dominación política presentes inmediatamente en el proceso de trabajo como del empeoramiento creciente de las condiciones de vida del trabajador. Sin embargo, cuando se habla actualmente de precarización del trabajador se toma las más de las veces como núcleo central de análisis la incertidumbre y la inseguridad de la relación laboral, pero al hacerlo se centra en demasía el análisis en la dimensión salarial, en la flexibilización y formas de empleo o en la falta de garantías laborales, olvidando con ello las nuevas formas y modalidades que hoy por hoy asume el trabajo vivo y en las que habría que buscar sin duda algunas de las condiciones de la precarización creciente del trabajo. Hace falta, pues, completar el análisis crítico con las formas y modalidades que asume el trabajo vivo, pues sólo así se verán las conexiones profundas entre las formas en que se presenta la crisis de la clásica relación laboral y la nueva espiral de sufrimiento y barbarie en que se hunde el trabajo vivo en el marco de la crisis forzada del Estado de bienestar. Nuestra intensión, en este sentido, es ir de los análisis sobre la precarización del empleo hacia el análisis de los efectos de dominación efectivamente desplegados sobre los trabajadores en el propio proceso de trabajo.

Marx y la subsunción formal y real del proceso de trabajo al capital

       Aunque fincado en el periodo histórico que va de la manufactura a la consolidación de la gran industria, el conocido análisis de Marx sobre el proceso de subsunción real y formal del proceso de trabajo al capital, pone de presente la condición sufriente en que se hundió el trabajo una vez sometido al gran poder del capital.

       En una apretada síntesis, que tiene el mérito de destacar algunas de las diferentes situaciones y procesos en los que se hace palpable la condición sufriente del trabajo, podemos decir, en primer lugar, que el análisis de Marx pone en evidencia cómo, en lo que reseña como “la acumulación originaria”, se da la masiva y violenta separación del trabajador de los medios de subsistencia, que va a constituir de ahora en adelante las coordenadas bajo las cuales va a suceder de forma ineludible la reproducción de su vida: a los trabajadores despojados, de ahora en adelante, solo les será posible acceder a los medios de subsistencia bajo formas mediadas por la venta de sus capacidades físicas y espirituales. A partir de este despojo fundamental, el régimen capitalista perpetuara esta separación a través del salario, que le alcanzará al trabajador para reproducir su fuerza de trabajo, pero no para romper con su condición de hombre despojado de medios de subsistencia.

       Con la introducción masiva de la maquina al proceso de trabajo, que en el análisis de Marx corresponde al momento de la subsunción real del proceso de trabajo al capital, acontece y se consolida, en segundo lugar, la supeditación total de la fuerza de trabajo en toda su extensión al capital. La introducción de la máquina y del sistema automático de máquinas al medio de trabajo, no solo supuso una mayor intensidad y desgaste de la fuerza de trabajo más allá de todo límite natural, al hacer posible una mayor productividad del trabajo, sino también el abaratamiento del valor de la fuerza de trabajo, al expropiarle sus habilidades y fuerzas laborales, así como transformaciones en las relaciones de mando y poder entre el capitalista y el trabajador.

       El análisis de Marx pone en evidencia cómo los conocimientos, la inteligencia y la habilidad, que otrora desarrollaba el campesinado o el artesanado de forma independiente, ahora son confiscados y arrebatados a los obreros por parte del capital que los concentra en las máquinas y en su tecnología. Con esto, la ciencia, no solo se convierte abstractamente en un poder productivo al servicio del capital, sino también se concretiza en una serie de dispositivos ajenos y extraños al trabajador, ideados para arrancarle el mayor tiempo posible de trabajo impago.

       Y en la medida en que la finalidad de la producción capitalista (el aumento del propio capital) es extraña a los trabajadores, los nuevos medios de trabajo perfeccionados tecnológicamente no pueden ser sino, a la vez, dispositivos de poder que materializan el dominio del capital necesario para la consecución de dicha finalidad. Los medios de trabajo perfeccionados se visualizan, así, como artefactos de poder opresivos y explotadores del trabajador, en tanto que anula su soberanía sobre su propia actividad y los somete a un desgaste intensificado de sus fuerzas corporales y espirituales.

       Es a la vista de este análisis que emprendemos enseguida el análisis crítico de las dimensiones y modalidades “biopolíticas” que adquiere la relación de poder entre el capital y la fuerza de trabajo en el seno del fordismo clásico y del postfordismo actual.

ACERCA DEL AUTOR: 

Dr. Cuauhtémoc Nattahí Hernández Martínez es Profesor e investigador del Dpto. de Estudios de Cultura y Sociedad de la Universidad de Guanajuato, México. Las líneas temáticas de interés que ha trabajado son: Marxismo y filosofía de la teoría social, Psicoanálisis y filosofía y Teoría crítica. Actualmente desarrolla un Proyecto de investigación titulado: "Bioética, biopolítica y biocapitalismo. Análisis de los alcances y límites del prefijo "bios" en el discurso filosófico contemporáneo.

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