janeiro 31, 2012

"Onde estarão os Nobres? Uma família de Pinheirinho um dia antes do Massacre" (Coletivo de Comunicadores Populares)


PICICA: Para não esquecer Pinheirinho.

Diplô e Outras Palavras: Até onde irão os Indignados?, Procura-se creche no Brasil, O especulador que quebrou a Bolsa e o Judiciário, entre outros


bibliotecadiplô e OUTRASPALAVRAS

Boletim de atualização de Outras Palavras e Biblioteca Diplô - Nº 142 - 31/1/2012



Até onde irão os 
Indignados?

Manuel Castells aposta: ao recuar, quando ação se desgastou, movimento revelou maturidade surpreendente. Assumiu novas formas. Reemergirá, quando crise exigir


Anonymous: a ética da ação digital direta
Polícia norte-americana detém hackers mesmo reconhecendo que não cometeram crimes. Pode ser grave ameaça à liberdade e direito de protesto. Por 
Gabriella Colema


O emblemático Oscar de Melhor Atriz
Pergunta que não quer calar: a escolha da Academia levaria em conta algo mais, além da capacidade de interpretar? Por Marília Moschkovich, editora deMulher Alternativa


Chéri à Paris: Procura-se creche no Brasil
"Brincar? Esse tipo de coisa, a gente não estimula. Imagina se ela cai e se machuca. É muito arriscado, querido". Por 
Daniel Cariello



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PONTO DE CULTURA
Os primeiros textos da Escola Livre de Comunicação Compartilhada

Banda Larga: vitória no 
twitaço contra a OiMilhares de pessoas manifestaram-se contra a empresa. Veja como ela age para anular as metas de qualidade nos serviços fixadas pela Anatel. Por Antonio Martins




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OUTRAS MÍDIAS 
Uma seleção de bons textos publicados na blogosfera brasileira


Tudo o que há por trás do Projeto Nova Luz

Tentativa de expulsar os pobres é parte de megaoperação para entregar aos especuladores algumas das áreas com melhor transporte e infraestrutura de São Paulo. Felizmente, há resistência. Por Ermínia Maricato, em Carta Maior

O especulador que quebrou a Bolsa e o Judiciário

Naji Nahas faliu, mas continua em sua mansão. Enquanto isso, 1,7 mil famílias são despejadas do Pinheirinho. Quem fará a “reintegração de posse” da Justiça?Por Helena Sthephanowitz, na Rede Brasil Atual

Duas noções de Sustentabilidade

No Fórum Social Temático, Leonardo Boff separa marketing verde das mudanças verdadeiras na produção e consumo. E Instituto Ethos lança proposta para candidatos às prefeituras. Por Vivian Virissimo, no Sul21


Memória: como Hitler inaugurou 3º Reich, há 79 anos
Juntos, socialistas e comunistas tinham mais votos que nazistas. Mas atos de terror de Estado, e promessa de encerrar crise econômica, consolidaram governo que começou minoritário e débil. Por Max Altman, no Opera Mundi

Boaventura de Souza Santos fala do Sentido da Democracia


PICICA: Boaventura mete o dedo na ferida. "Qual é a grande maldição da esquerda no século XX? Foi transformar militantes em funcionários."

"Brasil y su acción subimperialista en América Latina", por Elaine Tavares


PICICA: "El teórico brasileño Ruy Mauro Marini es el que mejor ha definido el concepto de subimperialismo llevado a cabo por los países dependientes, como es el caso de Brasil en América Latina. Marini deja muy claro que el subimperialismo no es un imperialismo de grandeza menor o de segunda categoría. Es un fenómeno que comparte leyes del desarrollo capitalista comunes a la teoría del imperialismo (monopolios y capital financiero), aunque tenga elementos propios que corresponden al funcionamiento del capitalismo dependiente tales como la superexplotación del trabajo, la integración del capital nacional al extranjero y la monopolización extrema a favor de la industria suntuaria. Según  Marini, el subimperialismo sigue la lógica de la cooperación antagónica, sea cual sea, al mismo tiempo que coopera con el imperialismo en las políticas generales, actúa en una dinámica contradictoria buscando el dominio entre sus vecinos, buscando hegemonía regional."

AmericaLatina, Brasil

Brasil y su acción subimperialista en América Latina

Elaine Tavares

El sistema capitalista tiene una consigna que es el retrato vivo de su naturaleza: para que uno viva, otro tiene que morir. Nadie que viva en ese sistema puede escapar de eso. No es sin razón que la principal discusión del mundo actual sea justamente la idea de desarrollo, pues, cada día más la gente se da cuenta de que la promesa de desarrollo que está imbricada en la idea capitalista de producción solo es buena para muy pocos. En los países centrales, que son la punta del sistema, el desarrollo es desigual y combinado. Siempre hay una capa  significativa de la población que se queda explotada y en situación de pobreza extrema, sirviendo como mano de obra para que el sistema funcione.
 
En los países de la periferia del sistema lo que existe es un capitalismo dependiente, y el desarrollo posible es únicamente el desarrollo del subdesarrollo pues como ya mostró con mucha eficacia el teórico Andre Gunder Frank, es  la naturaleza del capitalismo crear matrices y periferias, en camadas. Así, la promesa del capitalismo se vuelve ilusoria. Jamás, en el sistema, la gente que vive en la periferia podrá desarrollarse. Es una mentira que, de tantas veces repetida, aparece como verdad. Lo que sí, puede pasar, es que  algunos países de periferia desarrollaren algunos aspectos de la vida o de algunas regiones, pero al mismo tiempo, causando el subdesarrollo de otras.
 
Eso es lo que pasa en Brasil. Es, de hecho, un gigante, ocupando el 47% del área de América Latina. Tiene 8.514.876 kilómetros cuadrados y 23 mil kilómetros  de frontera. Aparece como una potencia en la región y desde los años 50 del siglo pasado, cuando empezó a aceptar todos los conceptos del desarrollo capitalista ha vivido esa realidad. Desarrollo en algunas regiones y miseria infinita en otras. Capitalismo dependiente. Hoy, viviendo un momento de crecimiento económico, refuerza aún más su política subimperialista en relación con los demás países vecinos. Política esa que empezó con fuerza en el periodo de la dictadura militar, cuando igualmente pasó por un vigoroso proceso de crecimiento, apoyado por el imperio estadounidense.   
 
El teórico brasileño Ruy Mauro Marini es el que mejor ha definido el concepto de subimperialismo llevado a cabo por los países dependientes, como es el caso de Brasil en América Latina. Marini deja muy claro que el subimperialismo no es un imperialismo de grandeza menor o de segunda categoría. Es un fenómeno que comparte leyes del desarrollo capitalista comunes a la teoría del imperialismo (monopolios y capital financiero), aunque tenga elementos propios que corresponden al funcionamiento del capitalismo dependiente tales como la superexplotación del trabajo, la integración del capital nacional al extranjero y la monopolización extrema a favor de la industria suntuaria. Según  Marini, el subimperialismo sigue la lógica de la cooperación antagónica, sea cual sea, al mismo tiempo que coopera con el imperialismo en las políticas generales, actúa en una dinámica contradictoria buscando el dominio entre sus vecinos, buscando hegemonía regional.
 
Esa dinámica ya pudo ser notada a partir de los años 60 cuando la nueva división del trabajo de la pos guerra generó subcentros políticos que, además de su dependencia, entraron en la etapa del monopolio y del capital financiero. En el caso de Brasil ese movimiento empezó en la década del 1970, cuando el régimen militar vivió lo que se conoció luego como el “milagro brasileño”, época de crecimiento económico con fuerte participación del capital extranjero y una forma específica de la reproducción del capital, o sea, el desarrollo del subdesarrollo. En los años 70,  Brasil ya estaba en el noveno  lugar en la producción de automóviles y era el segundo exportador de armas, quedando atrás solamente de Israel. Así como muy bien explica Ruy Mauro Marini, el subimperialismo brasileño “no es solo la expresión de un fenómeno económico. Es resultado en una amplia medida del proceso mismo de la lucha de clase en el país y del proyecto político, definido por el equipo tecnocrático-militar que asume el poder en 1964, aunados a condiciones coyunturales en la economía y la política mundiales”. En esa década hubo un “boom” financiero que se desplazó hacia los países subdesarrollados. En ese tiempo, Brasil estaba en la primera fila entre los receptores de capitales extranjeros. A fines de 1967 empieza con fuerza el mercado de capitales en Brasil, con el propio gobierno abriendo las puertas a las inversiones y préstamos en dinero entre empresas extranjeras y nacionales. Eso permitió el crecimiento de los años 70. Para que se tenga una idea, según Marini, las inversiones extranjeras, de 1966 al 1970 pasaran de 479 mil a 3.485 mil millones de dólares. Y el estado tenía que abrir camino para su realización. Crecía entonces los aires de potencia de Brasil.
 
Así que no fue sin razón la otra forma de actuación subimperialista concretada en el saqueo de materias primas y de fuentes de energía en los países vecinos, como el leonino tratado de Itaipú firmado con Paraguay en 1973, para la construcción de la mayor planta hidroeléctrica de América Latina, en el Río Paraná. La obra destruyó una de las mayores bellezas naturales de la región: las siete cataratas de Iguazú, hecho que demandó mucha lucha de la gente brasileña.
 
En aquellos días, Paraguay no aportó nada para la construcción (quedó con una deuda), pero a lo largo  de todos esos años  ha sido penalizado con la compra de la energía a precios muy baratos. Como el país vecino solamente necesita del 4% de la energía generada, el resto va a Brasil, pero podría ser vendida a otros clientes. Cosa que no es posible por el tratado. Y cuando el gobierno paraguayo intentó cambiar esto fue vapuleado  por los directivos de la central, como se puede ver en la declaración de Jorge Samek, presidente en aquel entonces: "Cualquier tribunal internacional se limitará a analizar el tratado, que está siendo cumplido integralmente y es totalmente justo (el subrayado es mío). Si vamos a un tribunal internacional, Brasil terminará recibiendo una carta de felicitación". La demanda de Paraguay era que el Brasil empezase a pagar 1.200 millones de dólares al revés de los 130 mil dólares que estaba pagando.
 
En ese tratado que sigue vigente,  Paraguay estaba obligado a vender su excedente energético a Brasil hasta el año de 2023, y por un precio absurdamente bajo. El total era de 45,31 dólares, pero solamente 2,81 se quedaba con el gobierno paraguayo, una vez que el restante era enviado al Brasil como pago de la deuda por la construcción. La cuestión del precio solo fue reparada tiempo después, en julio de 2011, ya en el gobierno de Fernando Lugo. Con el nuevo acuerdo, Brasil triplica lo que paga a Paraguay y el país vecino puede vender su parte de energía a otras empresas. Pero aún así, suscribió otros acuerdos de “ayuda” a Paraguay que puede redundar en más deudas.
 
Intervenciones militares también se llevaron a cabo en la década de 70, como en el caso de Bolivia, cuando la gente luchaba por una Asamblea Popular en 1970. Brasil ofreció ayuda a los adversarios de Juan José Torres, y eso fue decisivo en el golpe de estado, con el envío de armas a Santa Cruz de la Sierra a través de aviones brasileños. En 1971,  el ejército brasileño estuvo listo a invadir  Uruguay, a propósito de las elecciones y solo no hizo porque ganó el candidato de la derecha.  Pese a ello,  Uruguay siguió recibiendo ayuda del gobierno brasileño que entrenó a  los escuadrones de la muerte que pusieron fin a los tupamaros (grupo de izquierda que luchaba por una liberación nacional). Hoy también se sabe que el gobierno de Brasil colaboró con Estados Unidos en el golpe contra  Salvador Allende, en 1973. Y estos son apenas algunos de los ejemplos que muestran la colaboración con el imperio en cuanto se van configurando las bases para la explotación subimperialista. En esos tiempos, como describe Ruy Marini, la burguesía nacional ya tenía muy claro que su mejor opción – una vez que había fracasado el proyecto de un desarrollo capitalista autónomo – sería quedarse como socia secundaria del imperialismo, garantizando algunas cosas por la vía de la dominación regional. Fue una apuesta segura de la clase dominante.
 
A partir de los años 80,  la política de expansión del capitalismo brasileño se volvió más fuerte y las empresas empezaron a efectuar crecientes  inversiones en el exterior. Preparaban las bases para una dominación sistemática en casi todos los países vecinos. De la misma manera, las inversiones extranjeras en Brasil también crecían de forma preocupante, desnacionalizando muchas empresas. En los años 90, con las criminales privatizaciones llevadas a cabo por Fernando Henrique Cardoso, empresas estatales como Vale do Rio Doce y la Compañía Siderúrgica Nacional cayeran en manos privadas para, poco después, convertirse en gigantes multinacionales con tentáculos por todo el continente y aún mas allá. Una lucha titánica se libró en nuestro país para que esas empresas no fuesen entregadas a los especuladores internacionales, pero la gente fue derrotada. Y para que se tenga en cuenta el tamaño del saqueo, solamente la empresa Vale do Rio Doce (propietaria  de la mayor reserva de la minería de hierro del mundo) fue vendida por 3 mil millones de dólares, y en el mismo año – ya en manos privadas - cerraba su balance con una ganancia de más de cinco mil millones. Hoy es una de las empresas que más lucra en el país, llegando a 6.452 mil millones solo en el segundo trimestre de ese año, y opera en los cinco continentes en la misma lógica de explotación laboral que cualquier otra multinacional.
 
Con la llegada de Luis Inácio Lula da Silva al poder, empezó también una nueva ola de internacionalización de la economía. En ese aspecto, el Banco Nacional de Desarrollo Social (BNDS) ha cumplido una misión muy específica. Trata de financiar obras de grande envergadura en los países vecinos como Perú, Ecuador y Bolivia, imponiendo a esos países compañías brasileñas como la Petrobras, Odebrech, Andrade Gutiérrez y otras. Su actuación en esos países es la misma que cualquier otra transnacional  de nivel  mundial, con toda su carga de problemas y conflictos con las poblaciones locales. Basta recordar lo que pasó en Bolivia con la cuestión del gas, luego de que asumió el poder Evo Morales, cuando el país vecino intentó cambiar los acuerdos que tenía con la Petrobras, con los cuales  Bolivia estaba siendo desangrada. Las declaraciones de los políticos y empresarios brasileños fueran las típicas del imperio. Se hablaba incluso de guerra. También podemos apuntar la destrucción del ambiente cometidas por empresas brasileñas en Ecuador, con recurrentes conflictos con  las comunidades indígenas, y la reciente cuestión que involucra al  BNDS y  a 63 comunidades de un Parque Nacional en Bolivia, donde el gobierno empezaba a construir una carretera que más servía  a los intereses de Brasil que de Bolivia.
 
A decir del abogado y ex-ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Soliz Rada, “las líneas maestras de la política bandeirante (de Brasil) no tienen freno. Brasil está promoviendo una geofagia en América Latina”. Sobre la acción de Brasil en su país, continúa señalando Solíz Rada: “Su base de sustentación está en la burguesía de San Pablo, que convirtió a Brasil en acreedor del FMI, incrementó su influencia en el Banco Mundial, privatizó un tercio de la Amazonía en favor de ganaderos y madereros, logró que IIRSA se acomode a sus intereses de infraestructura vial, compró a Francia un submarino nuclear para proteger sus reservas de gas junto al mar, para luego anular la adquisición de aviones franceses y reemplazarlos por otros de fabricación estadounidense. Ha sido sede del Foro Social Mundial, en el que expusieron sus posiciones anticapitalistas Castro, Chávez y Evo Morales, sin preocuparse que la Fundación Ford, vinculada a la CIA y que ayudó a Hitler a tomar el poder, fuera una de sus principales auspiciadoras”.
 
Lo que sí es cierto es que la expansión subimperialista de Brasil en América Latina sigue muy firme. Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, solo en el año de 2010, el Brasil envió – a través de las compañías “nacionales” – cerca de 11, 5 mil millones de dólares al exterior. Eso pasó porque compañías brasileñas como Vale, Gerdau, Camargo Correa, Votorantim, Petrobras e Brasken hicieran importantes adquisiciones en las industrias de la minería del  hierro, acero, alimentación, cementos, químicos y refinación de petróleo, incluso en los países desarrollados.
 
Algunos datos importantes de las empresas brasileñas
 
Compañía Siderúrgica Nacional.– Es la mayor siderúrgica de América Latina. Fue privatizada en 1993 por el presidente Itamar Franco, en medio de muchas protestas. Su venta fue un crimen de lesa-patria pues el precio pedido fue de apenas 1.200 millones. Hoy, su receta liquida, solamente en el primer semestre de 2011, sobrepasa los 8 mil millones de dólares, teniendo más de 11 mil millones de dólares en caja. Su principal fábrica produce cerca de 6 millones de toneladas de acero bruto y más de 5 millones de toneladas de laminados por año, siendo considerada una de las más productivas del mundo. Tiene fábricas en todo el país y en el exterior, incluyendo a Estados Unidos y Portugal.
 
Vale do Rio Doce. - Es la mayor productora de hierro en el mundo y la segunda en la producción de níquel pero también actúa en la explotación de bauxita, manganesio aluminio, cobre y carbón. Creada en el gobierno de Getulio Vargas,  era una empresa con instalaciones en 19 estados del país, operando 9 mil kilómetros de ferrocarriles, puertos y terminales marítimos. Fue privatizada en el gobierno de Fernando Henrique (1997) – en el contexto de una fuerte movilización popular en rechazo- por el valor que equivaldría a un trimestre de su receta (cerca de 3 mil millones de dólares), fue prácticamente una donación. Hace poco, en el año de 2006, incorporó  la empresa canadiense INCO, la mayor del mundo en minería de níquel. La Vale tiene hoy un valor de mercado de 298 mil millones, delante  incluso que la gigante IBM. La Vale emplea 119 mil personas y está presente en 38 países del mundo tales como África del Sur, Angola, Argentina, Australia, Barbados, Canadá, Chile, China, Singapur, Colombia, Corea del Sur, Emiratos Árabes, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Gabón, Guinea, India, Indonesia, Japón, Liberia, Malasia, Malauí, Mozambique, Mongolia, Noruega, Nueva Caledonia, Omán, Paraguay, Perú, República Democrática del Congo, Reino Unido, Suiza, Zambia, Tailandia y Taiwán. Lo que pasa es que la Vale actúa en el subsuelo, así, por todas partes anda cavando huecos, sacando las riquezas nacionales. Por estar en manos privadas saquea nuestras riquezas públicas. Sus utilidades líquidas superan los 15 mil millones de dólares al año. En febrero de 2010 adquirió los activos de la empresa estadounidense Bungue Limited, dedicada a la producción de insumos agrícolas.
 
Odebrecht. - Esa es una constructora que empezó su vida en 1944 como una empresa brasileña pero desde los años 80 viene expandido su actuación hacia otros países con la creación de un “holding” de capital abierto. Desde entonces, se comporta como ubna transnacional con negocios en Estados Unidos, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Malasia, Irak, en fin, en todos los continentes. Desde los años 70 empezó a diversificar sus negocios actuando también en el sector petroquímico. Su dominio en esa área creció tremendamente en el período de la privatización del sector en el gobierno de Fernando Henrique, cuando incorporó, también a bajo costo, gran parte del patrimonio nacional. En el gobierno Lula, cuado se incrementa la producción de etanol, la empresa también decidió entrar en ese campo, creando un sector de biotecnología. Fue una marca que se consolidó a costa de la riqueza pública y hoy, en muchos países de América latina, se comporta como un monstruo que chupa las riquezas de los vecinos, como es el caso de Bolivia y Ecuador. En este último país, el presidente Correa llego a expulsar a la empresa de las tierras ecuatorianas por estar involucrada en irregularidades. En Brasil, busca comprar las conciencias actuando en el área cultural, ofreciendo premios e inversiones en arte y cultura.
 
Petrobrás – Esta es una empresa que siempre estuvo ligada a la identidad nacional. Creada en el gobierno nacionalista de Getulio Vargas, en 1953, fue el móvil de la campaña “El petróleo es nuestro” que unió el país de norte al sur. Pero, con el pasar del tiempo y con la sucesión de gobiernos militares y después neoliberales, la empresa fue escapando de las manos del país. Empezó su proceso de privatización en el gobierno de Fernando Henrique (1999) y en octubre de 2010, desafortunadamente en el gobierno de Lula, efectuó la mayor capitalización en capital abierto de la historia de la humanidad: US$ 72,8 mil millones de dólares. Hoy ya no se puede más que es nacional, pese a la insistencia de los medios y hasta del gobierno. Es la cuarta mayor empresa del mundo y la segunda mayor en el continente americano, operando en 28 países con ganancias anuales que pasan de los 20 mil millones de reales (de 15 a 17 mil millones de dólares). Tiene refinerías en Argentina, Estados Unidos y Japón. Ahora, con el descubrimiento de petróleo en el pre-sal, una de las mayores reservas de petróleo del mundo, la empresa se volvió la niña de los huevos de oro de la rapacidad global. Su acción en Bolivia, cuando asumió Evo Morales y nacionalizó el gas, fue digna de las más sucias empresas privadas del mundo. Ahora, con el petróleo del  pre-sal, gran parte de esa riqueza irá a manos privadas.
 
Gerdau – La empresa Gerdau es líder en la producción de acero largo en las Américas y una de las mayores vendedoras de acero largo especial del mundo. Tiene 40 mil empleados y actúa en 13 países, en las tres Américas, Europa y Asia. Tiene una capacidad de producir más de 25 millones de toneladas de acero. Es la mayor recicladora del mundo, transformando millones de toneladas de basura en acero. Tiene 140 mil accionistas y opera en las bolsas de San Pablo, Nueva York y Madrid. Sus productos, comercializados en los cinco continentes, atienden a la construcción civil, industria y agropecuaria
 
Votorantim – La empresa Votorantin nació como una fábrica de tejidos en 1918. Era una empresa familiar. En los años 30 empezó en la rama química y después en la de aluminio. En los 80 estaba en la rama de las papeleras y en el sector financiero creando el Banco Votorantin. Desde los años 2000 empezó su expansión internacional. Está involucrada en los sectores de metales, siderurgia, energía, cemento, papeles, etc…
 
El gobierno Lula
 
El proceso de internacionalización de esas empresas hasta entonces brasileñas, con las privatizaciones e inversiones del Estado empezaran en el gobierno de Fernando Henrique, en los años 90, pero es necesario entender que la expansión subimperialista se fortaleció con una nueva ola en el gobierno de Lula, justamente por cuenta del proceso de crecimiento económico que se ha vivido en el país, lo que parece comprobar la siempre voraz necesidad del capital de expandirse más y más. Y que también suele comprobar la teoría de Gunder Frank que decía que siempre que los países centrales están en crisis, es muy probable que algunas de sus periferias registren crecimiento. Es lo que pasa hoy.
 
En el año de 2006, por primera vez, las inversiones de empresas brasileñas en el exterior sobrepasaron el volumen de los capitales invertidos al interior del país. Esto se mantuvo  igual en 2007 cuando se invirtió casi 30 mil millones de dólares en el exterior. Empresas como Gerdau e Vale tienen inversiones de 25 mil millones en los países de América del Sur, así como Odebrecht y Camargo Correa que buena parte de sus ganancias provienen de los países vecinos como Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela y Paraguay. 
 
También el Banco Nacional de Desarrollo Económico Social (BNDES) ha actuado como importante fuente de recursos para instalaciones de empresas brasileñas en los países vecinos, y también ha efectuando préstamos para construcción de obras de infraestructura y para compra de aviones o autobuses. Hoy, prácticamente todas las grandes obras que se están haciendo  en los países de América del Sur tiene la presencia de las gigantes brasileñas, que además ya ni siquiera son nacionales, sino transnacionales.
 
Por parte de la derecha brasileña hay muchas críticas al gobierno Lula y ahora al de Dilma, pero no en relación a la actuación de las multinacionales, que aparecen como “nacionales” a los ojos de la sociedad. Por el contrario, insaciables, quieren más y más subsidios e insisten en la necesidad de que el Estado les financien los riesgos de sus empresas y otras más, como el reciente caso del BNDES que financió la fusión de una empresa de un conocido empresario nacional, Abilio Diniz, con otra empresa francesa. El banco destinó  4 mil millones para ese negocio privado. Lo que es necesario subrayar es que los capitalistas nacionales raramente corren algún riesgo, puesto  que generalmente el Estado suele resolver cualquier problema que tengan. Pero eso nos parece igual en cualquier lugar, basta mirar como el gobierno de los EEUU enfrentaran la crisis de los bancos. Lo que arrasa con la idea del estado mínimo, tan apreciada por los neoliberales.
 
Parte de la izquierda (¿o será la centro derecha?) que apoya la política del Estado  respecto a las empresas transnacionales cree firmemente que esa acción en los países latinoamericanos es el comienzo de la integración tan soñada, que el Brasil está haciendo lo que debe hacer con sus “hermanos” latinos. Pero en nuestra evaluación, eso nos es verdad. La acción de las empresas transnacionales (vistas como brasileñas) son predadoras y muchas veces hasta criminales, como fue el caso de la actuación de las empresas brasileñas en el Ecuador. Sin contar la acción armada del propio estado brasileño con la operación en Haití, que ya lleva más de cinco años. Algunas personas prefieren creer que es una acción humanitaria, pero ¿qué humanidad puede haber en un ejército armado que actúa contra de la gente? Muchas son las denuncias de atrocidades que se comenten por allá y es el ejército brasileño quien está en el comando.
 
Resistencia
 
Pero lo que pasa es que todo eso no ocurre sin lucha. Hay una disputa entre tres modelos de desarrollo muy distintos que es, en última instancia, lo que está en juego de verdad. Uno de ellos es el del capitalismo dependiente y subimperialista, hegemonizado por la clase dominante. El segundo es el modelo trabajado desde la izquierda, que hoy propone el denominado Socialismo del Siglo XXI, que recupera los principios centrales del socialismo dialécticamente combinados con los nuevos tiempos. Y en tercer lugar está el modelo que viene de las luchas indígenas, secularmente olvidadas tanto por la derecha como por la izquierda. Según los líderes de esos levantamientos de la gente originaria, la propuesta del socialismo del siglo XX no les incluye y no considera sus demandas. La propuesta de los indígenas están consolidadas en el paradigma del “sumak Kausay”, que quiere decir bien-vivir. Este concepto que empieza a recorrer  por toda Abya Yala (nombre originario de América Latina) trabaja con la idea de una armonía con la naturaleza, con la explotación sustentable de los recursos, con la vivencia de viejos principios como solidaridad, comunidad, equidad, cooperación, muchos de ellos  muy alejados de las propuestas desarrollistas que existen tanto en el proyecto hegemónico cuanto en los planes de la izquierda.
 
Muchos otros ejemplos de la acción subimperialista se cuentan por  decenas en América Latina, pero la lucha en contra también es muy fuerte, aun más que los pueblos están cambiando sus leyes, fortaleciendo sus instituciones, dando vida a un nuevo constitucionalismo, como es el caso de Ecuador, Venezuela y Bolivia. Hay un proceso revolucionario en curso hoy en Abya Yala, algo que va  mucho más allá de lo que puede pensar el pensamiento progresista o el de la izquierda ortodoxa. Hay un grito comunitario y popular que empezó con fuerza en los años 90, desde Quito, Ecuador, pasando por la revolución zapatista en México, llegando a Bolivia con las guerras de la agua y del gas. Todas esas luchas fueran y son en contra de la acción predadora de las multinacionales y de los gobiernos títeres del imperio. Ahora, lo que pasa es que esa marcha del pueblo en lucha ya no puede parar.
 
Y esto se  vuelve aún más fuerte con la acción popular insurgente en Europa y Estados Unidos, espacios hasta entonces “domesticados” por la idea del bienestar social. Eso ya no hay. E incluso en las regiones que aparecían como el centro del capitalismo ya se pueden percibir los abismos. Eso hace con que la gente se levante en rebelión contra el sistema que los oprime: el capitalismo. Así que todo está en abierto… ¡y todo puede cambiar!...
 
Elaine Tavares es periodista del Instituto de Estudios Latinoamericanos.
 

Existe vida no Jornalismo
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Fuente: America Latina en movimiento

"Uma fábrica de mais-valia ideológica", por Elaine Tavares


Uma fábrica de mais-valia ideológica

Por Elaine Tavares em 24/01/2012 na edição 678
A televisão é uma usina ideológica. Gera milhares de megawatts de ideologia a cada programa, por mais inocente que pareça ser. E ideologia, como definiu Marx, é o encobrimento da realidade, engano, ilusão, falsa consciência. Então, se considerarmos que a maioria da população latino-americana, aí incluída a brasileira, se informa e se forma através desse veículo, pensá-la e analisá-la deveria ser tarefa intelectual de todo aquele que pensa o mundo. Afinal, como bem afirma Chomsky, no seu clássico Os Guardiões da Liberdade, os meios atuam como sistema de transmissão de mensagens e símbolos para o cidadão médio. “Sua função é de divertir, entreter e informar, assim como inculcar nos indivíduos os valores, crenças e códigos de comportamento que lhes farão integrar-se nas estruturas institucionais da sociedade.” Não é sem razão que bordões, modas e gírias penetram nas gentes de tal forma que a reprodução é imediata e sistemática.


Um termômetro dessa usina é a famosa “novela das oito”, que consolidou um lugar no imaginário popular desde os anos 60, com a extinta Tupi, foi recuperado com maestria pela Globo e vem se repetindo nos demais canais. O horário nobre é usado pela teledramaturgia para repassar os valores que interessam à classe dominante, funcionando como uma sistemática propaganda que visa à manutenção do estado de coisas. É clássica, nos folhetins, a eterna disputa entre o bem e o mal, o pobre e o rico, com clara vinculação entre o bem e o rico. Sempre há um empresário bondoso, uma empresária generosa, um fazendeiro de grande coração. E, se a figura principal começa a novela como pobre é certo que, por sua natural bondade, chegará ao final como uma pessoa rica e bem sucedida, porque fica implícito que o bem está colado à riqueza, vide a Griselda de Fina Estampa, a novela da vez.


A lógica da “democratização”


Outro elemento bastante comum nas novelas é o da beleza da submissão. Como os protagonistas são sempre pessoas ricas, eles estão obviamente cercados dos serviçais que, no mais das vezes, os amam e são muito “bem-tratados” pelos patrões. Logo, por conta disso, agem como fiéis cães de guarda. Um desses exemplos pode ser visto atualmente na novela global. É o empregado-amigo (?) da vilã Tereza Cristina. Ele atua na casa da milionária como um mordomo, cúmplice, saco de pancadas, dependendo do humor da mulher. Ora ela lhe conta os dramas, ora lhe bate na cara, ora lhe ameaça tirar tudo o que já lhe deu. E ele, premido pela necessidade, suporta tudo, lambendo-lhe as mãos como um cachorrinho amestrado. Tudo é tão sutil que não há quem não se sinta encantado pelo personagem. Ele provoca o riso e a condescendência, até porque ainda é retratado de forma caricata como um homossexual cheio de maneios, trejeitos e extremamente servil.


Mas, se o servilismo de Crô pode ser questionado pela profunda afetação, outros há que aparecem ainda mais sutis. É o caso da turma da praia que, na pobreza, hostilizava Griselda e, agora, depois que ela ficou rica, passou para o seu lado, vindo inclusive trabalhar com a faz-tudo, assumindo de imediato a postura de defensores e amigos fiéis. Ou ainda a relação dos demais trabalhadores com os patrões “bonzinhos”, como é o caso do Paulo, o Juan, o homem da barraquinha de sucos e o Renê. Todos são “amigos” e fazem os maiores sacrifícios pelos patrões, reforçando a ideia de que é possível existir essa linda conciliação de classe na vida real. O grupo que atua com o cozinheiro Renê, por exemplo, foi demitido pela vilã, não recebeu os salários, viveu de brisa por um tempo e retomou o trabalho com o antigo chefe por pura bem-querença. Coisa de chorar.


Nesses folhetins também os preconceitos que interessam aos dominantes acabam reforçados sob a faceta de “promoção da democracia”. O negro já não aparece apenas como bandido, mas segue sendo subalterno. No geral faz parte do núcleo pobre, mas é generoso e sabe qual é o “seu lugar”. É o caso do ético funcionário da loja de motos. Um bom rapaz que, no máximo, pode chegar a gerente da loja. As pessoas que discutem uma forma alternativa de viver aparecem como gente “sem-noção”, no mais das vezes caricaturada, como é o caso da garota que prevê o futuro, a mulher negra que era bruxa, o rapaz que brinca com fogo ou os donos da pousada que em nada se diferem de empresários comuns, a não ser nas roupas exotéricas. Ou o personagem do Zé Mayer, numa antiga novela, que via discos voadores, não aceitava vender suas terras e, no final, “fica bom”, entregando sua propriedade para a empresária boazinha que era dona de uma papeleira. Os homossexuais também encontram espaço nas novelas, dentro da lógica da “democratização”, mas continuam sendo retratados de forma folclórica, como é o caso do Crô, na novela das oito, ou do transexual da novela das sete. Já o índio, como é invisível na vida real, tampouco tem vez nas tramas novelistas e quando tem, como a novela protagonizada por Cléo Pires, vem de forma folclórica e desconectada da vida real. E assim vai...


Fabricando o consenso


Gente há que fica indignada com os modelos que as telenovelas reproduzem ano após ano, mas essa é realidade real. Os folhetins nada mais fazem do que reforçar as relações de produção consolidadas pelo sistema capitalista. Até porque são financiados pelo capital, fazendo acontecer aquilo que Ludovico Silva chama de “mais-valia ideológica”. Ou seja, a pessoa que está em casa a desfrutar de uma novela, na verdade segue muito bem atada ao sistema de produção dessa sociedade, consumindo não só os produtos que desfilam sob seu olhar atento, enquanto aguardam o programa favorito, mas também os valores que confirmam e afirmam a sociedade atual. Prisioneira, a pessoa permanece em estado de “produção”, sempre a serviço da classe dominante. Assim, diante da TV – e sem um olhar crítico – as pessoas não descansam, nem desfrutam.


É certo que a televisão e os grandes meios não definem as coisas de forma automática. Como bem já explicou Adelmo Genro, na sua teoria marxista do jornalismo, os meios de comunicação também carregam dentro deles a contradição e vez ou outra isso se explicita, abrindo chance para a visão crítica. Momentos há em que os estereótipos aparecem de maneira tão ridícula que provocam o contrário do que se pretendia ou personagens adquirem tanta força que provocam um explodir da consciência. E, nesses lampejos, as pessoas vão fazendo as análises e podem refletir criticamente. Mas, de qualquer forma, esses momentos não são frequentes nem sistemáticos, o que só confirma a função de fabricação de consenso que é reservada aos meios. Um caso interessante é o do transexual que está sendo retratado na novela da Record, que passa às dez horas. “Dona Augusta” é nascida homem e se faz mulher, sem a folclorização do que é retratado na Globo. É “descoberta” pelo filho que a interna como louca. Toda a discussão do tema é muito bem feita pelos autores, sem estereótipos, sem falsa moral. Mas, é a TV dos bispos evangélicos, que, por sua vez, na vida real pregam a homossexualidade como “doença”. São as contradições.


De qualquer sorte, a teledramaturgia brasileira deveria ser bem melhor acompanhada pelos sindicatos e movimentos sociais. E cada um dos personagens deveria ser analisado naquilo que carrega de ideologia. Não para ensinar aos que “não sabem”, mas para dialogar com aqueles que acabam capturados pelo véu do engano. Assim como se deve falar do que silencia nos meios, o que não aparece, o que não se explicita, também é necessário discutir sobre o que é inculcado, dia após dia, como a melhor maneira de se viver. Pois é nesse entremeio de coisas ditas, malditas e não ditas, que o sistema segue fabricando o consenso, sempre a favor da classe dominante.


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[Elaine Tavares é jornalista, Florianópolis, SC]


Fonte: Observatório da Imprensa

"Um Morto Sem Sepultura na Novela de Aguinaldo Silva e Wolf Maia - Fernando Peixoto", por Jair Alves


Críticas do Macunaíma

Um Morto Sem Sepultura na Novela de Aguinaldo Silva e Wolf Maia - Fernando Peixoto

PICICA: "(...)o que nos diz hoje uma telenovela como Fina Estampa, que envolve seis dias por semana - além de publicações e colunas de fofoca em revistas especializadas e Internet - grande parte da população brasileira? Um quase nada. Em geral, ficamos à mercê do capricho narcisista do autor plantando pistas falsas, numa das histórias mais inverossímeis que se conhecem, desde Direito de Nascer ou Antonio Maria."

Em fina (flor da) estampa quem protagoniza os funerais não são os mortos e, sim, o (a) assassino confesso, sempre acompanhado a distância por um ajudante de ordens, capacho, vil e musculoso chefe da segurança. O diretor desta novela que invade, de segunda a sabado, os lares e corações brasileiros é o excelente ator e diretor de teatro e tevê, Wolf Maia, com quem o “personagem” título desta crônica pôde contar no elenco de MORTOS SEM SEPULTURA, no longínquo 1977.
Este é um assunto complexo como o que se desenha e uma tarefa ingrata, pois de pronto já se depara com a má vontade de alguns que não demonstram o menor interesse em estabelecer vínculos com os diversos conteúdos para um interrelacionamento nos dias atuais. É comum dizer que o autor do artigo misturou alhos com bugalhos” Alertamos aos incrédulos que essa é uma crônica sobre a arte de representar (a realidade) no Brasil. Vejamos. (a imagem ao lado é o cartaz criado por Elifas Andreatto) 

Em meados de 1977, a resistência ao regime militar brasileiro sentia-se fortalecida com as pequenas conquistas no terreno institucional, além de vigorosa organização das inumeras iniciativas manifestadas aqui e ali pela sociedade civil. Um ano antes a companhia teatral de Othon Bastos e Martha Overbeck já havia levado à cena PONTO DE PARTIDA, escrita por um de nossos mais consagrados dramaturgos (Guarnieri), uma fábula sobre a morte do jornalista Vlamir Herzog, também dirigida por Fernando Peixoto.

Fotos de Guarnieti e Antonio Petrin - Ponto de Partida - 1976

Cineasta Maurice Capovilla, Fernando Peixoto e Vladimir Herzog (década de 60)

Por essa época, animados pela receptividade do que se produzia no teatro, os artistas queriam mais - e o público também. O diretor, após experiências extraordinárias com o dramaturgo (a encenação de Don Juan foi uma das mais promissoras da dupla),descobre que o filho do dramaturgo, Paulo Guarnieri , jovem de 16 anos, é uma nova promessa para o teatro brasileiro. E isso aconteceu porque Wolf Maia já havia dirigido o “garoto” - e assim Fernando não teve dúvidas: era o momento de levar à cena a peça do filósofo francês Jean-Paul Sartre, pois havia encontrado o ator ideal para interpretar François, o personagem mais novo da peça.

Durante toda a temporada, o diretor que acaba de nos deixar nunca escondeu que tinha divergencias ideológicas seríssimas com Sartre, porém fazia questão de acentuar em suas entrevistas que o foco da ação, um pequeno grupo de personagens, poderia ser o retrato em branco e preto das lideranças dos movimentos que lutavam contra a ditadura no Brasil contemporâneo. Na peça, militantes da resistência francesa, acuados num dos compartimentos de uma igreja bombardeada pelos nazistas, discutiam o seu destino. Hoje, à distância provocada por todos estes anos, sentimos arrepios só em pensar no significado que aquela situação, “teatro-plateia”, teria produzido em todos nós.


É uma pena que o teatro brasileiro nunca tenha sido suficientemente documentado pela tevês, cinema e outras formas de registro de imagens em movimento. Fotos, embora muito importantes, não dizem tudo. E é por isso que temos de nos contentar com fotografias, algumas amareladas pelo tempo, e recortes de jornais que nem parecem os mesmos da atualidade.

Paulo Guarnieiri, José Fernandes e Othon Bastos

“Mortos” de Fernando Peixoto de 1977 foi o retrato mais contundente daquele momento vivido. Basta comparar o que veio logo a seguir.

Por outra, o que nos diz hoje uma telenovela como Fina Estampa, que envolve seis dias por semana - além de publicações e colunas de fofoca em revistas especializadas e Internet - grande parte da população brasileira? Um quase nada. Em geral, ficamos à mercê do capricho narcisista do autor plantando pistas falsas, numa das histórias mais inverossímeis que se conhecem, desde Direito de Nascer ou Antonio Maria.

Wolf Maia e Aguinaldo Silva (hoje)

Compromisso com a audiência, normal, se considerados os investimentos para manter a roda da fortuna rodando, mas não custa nada mirar na própria história pessoal do diretor da novela, por exemplo, para ver o número de vítimas sem sepultura que se avolumam desde há muito. A sensação que temos é de que o único problema a ser efetivamente enfrentado é o caráter das pessoas (dos personagens), e não o contexto sócio-político-econômico. Não pedimos panfletagem, mas profissionalismo e respeito para com a inteligência do expectador. Não bastam interpretações extraordinárias, como as de Lília Cabral que também a seu tempo encantou Fernando Peixoto (Ato Teatral - 1983).

Flavio Guarnieri (que substituiu o irmão Paulo posteriormente, Petrin e Wolf Maia)

A peça escrita e logo levada à cena na França em 1946, dentro de uma Europa em frangalhos e coberta de entulho, procura um sentido para a vida, segundo propunha o existencialismo de Sartre, e também um rumo para aqueles militantes que lutaram contra o terror do Terceiro Reich. É possível deduzir que, por volta de 1977, a oposição política brasileira ainda não tinha exatamente um projeto para a sociedade, salvo resistir. Outras lutas importantes vieram a seguir, dentre elas a derrubada do AI-5 e a luta pela Anistia. O mais importante era “desmontar” o regime que continuava fazendo vítimas em razão de seu modelo econômico excludente.

Flavio Guarnieri e Othon Bastos

Três décadas se passaram, e estamos hoje na cena final de uma representação espantosamente épica, como a que sugeriu Othon Bastos, ator que se despencou às pressas do Rio de Janeiro para estar presente ao velório do amigo nesta segunda-feira dia 16. Paradoxalmente, estávamos ali diante de Corisco, imortalizado pelo filme Deus e o Diabo na Terra do Sol, onde se pode ouvir a qualquer tempo e lugar alguém que grita “te entrega, Corisco”, ao que ele responde “eu não me entrego não”. Agora ali ao vivo vemos o ator Othon reclamando que não era lembrado hoje para fazer papel dramático, apenas épico. Ele ria, ao mesmo tempo, ao lembrar que, por cortesia, havia sido requisitado, na atualidade, para interpretar o papel de um mafioso, também de Aguinaldo Silva (o grifo é nosso).

Qual ligação podemos estabelecer entre Fina Estampa, Mortos Sem Sepultura, Wolf Maia, e Fernando Peixoto (que teatralizou parte de nossos sonhos de transformação do mundo, instigado pelo teatro)? Talvez a constatação de que as conquistas democráticas no terreno das liberdades de expressão, e algum progresso no desenvolvimento e justiça social, não tenham sido suficientes para sentirmos que, enfim, “as terras do bem virá” chegaram - até porque isso não aconteceu mesmo. É por essa razão que acreditamos que um artista tão importante como Fernando Peixoto tenha terminado seus dias deprimido, fugindo inclusive dos seus amigos outrora inseparáveis.
Após uma rápida internação, Fernando morreu, no dia 15 de janeiro, tendo em seu velório poucos amigos, sem dúvida alguns dos mais significativos. A cena final no Crematório da Vila Alpina foi de arrepiar. No centro do “palco”, o caixão fechado suspenso por um mecanismo próprio, formava um ambiente cênico muito parecido à área de representação do Teatro de Arena. Em seu centro um único ator, inerte, sem palavras. Na sala de cerimônia do crematório, onde é permitida somente a presença de amigos e parentes, chegou o momento da despedida - uma seleção de músicas, feita por Ana de Hollanda e amigos. Dentre elas, finalizando, A Ópera dos Três Vinténs (em alemão) e A Internacional.

Fernando Peixoto durante as filmagens de Meninos do Tietê de Maurice Capovilla - 1963, ao lado de Cecilia Thompson

Foi uma das cenas mais impressionantes do teatro moderno. Fernando adoraria vê-la, mas não pode - estava com os olhos cerrados. De qualquer forma, participou como protagonista. Na saída, um clima de final de festa e um “não sei para onde ir” (ou será que sabemos?). Perguntamos a Ana de Hollanda, logo em seguida aos abraços, o que seria feito das cinzas e ela, pega de surpresa, disse "não sei, a irmã dele gostaria de levar para Porto Alegre. A administração do Crematório deve enviar para ela".
Não é difícil concluir que Fernando Peixoto, o protagonista dessa crônica, é mais um “morto sem sepultura”. O que diremos dos demais?

Jair Alves – dramaturgo e ator


(*) Fotos gentilmente cedidas pela jornalista Cecilia Thompson de seu arquivo particular

(**) Ficha Tecnica de MORTOS SEM SEPULTURA

De Jean-Paul Sartre
Produção: Difusão, S. Paulo
Tradução e Adaptação: Fernando Peixoto
Cenografia: Hélio Eichbauer
Diretor Assistente: Wagner de Paula
Elenco: Othon Bastos, Ariclê Peres, Antonio Petrin, José Fernandes, Wolf Maya, Whalmyr de Barros, Oswaldo Campozana, Paulo Guarnieri eWalter Breda.
S. Paulo, Teatro Maria Della Costa estréia 14 de setembro.