PICICA: "Raúl Zibechi es periodista y escritor
uruguayo, uno de los analistas más conocedores de los dolores de América
Latina. Comprometido con el mundo que se mueve abajo y a la izquierda,
Zibechi ha recorrido Brasil desde los movimientos, y fruto de ese camino
es Brasil potencia, un libro dedicado a “lo nuevo que está
naciendo en América Latina, a todos estos movimientos y acciones de
rebeldía contra las nuevas formas de opresión como la minería, los
monocultivos, las grandes represas…y los nuevos imperialismos…”
Desde su estudio en Montevideo, Raúl comparte con los lectores de Desinformémonos, su
mirada sobre los abajos que se mueven alrededor de la Copa del Mundo,
reflexiona sobre la militarización, el desalojo, la represión y la
prostitución y, sobre todo, sobre la irrupción de nuevos movimientos
protagonizados por los pobres entre los pobres, mismos que sin duda
seguirán dando de qué hablar."
La otra cara el Mundial
El Brasil que recibe la Copa del Mundo, por Raúl Zibechi
En este número el equipo de
Desinformémonos abre una nueva sección entorno a la Copa del Mundo en
Brasil. Se trata de mirar desde otros ángulos lo que los Mundiales
representan para los países anfitriones, sin romper con la magia que
genera el fútbol que nada tiene que ver con las ganancias, la
militarización, y el despojo.
Gloria Muñoz Ramírez
Ligas
Raúl Zibechi es periodista y escritor
uruguayo, uno de los analistas más conocedores de los dolores de América
Latina. Comprometido con el mundo que se mueve abajo y a la izquierda,
Zibechi ha recorrido Brasil desde los movimientos, y fruto de ese camino
es Brasil potencia, un libro dedicado a “lo nuevo que está
naciendo en América Latina, a todos estos movimientos y acciones de
rebeldía contra las nuevas formas de opresión como la minería, los
monocultivos, las grandes represas…y los nuevos imperialismos…”
Desde su estudio en Montevideo, Raúl comparte con los lectores de Desinformémonos, su
mirada sobre los abajos que se mueven alrededor de la Copa del Mundo,
reflexiona sobre la militarización, el desalojo, la represión y la
prostitución y, sobre todo, sobre la irrupción de nuevos movimientos
protagonizados por los pobres entre los pobres, mismos que sin duda
seguirán dando de qué hablar.
A continuación la entrevista con el también egresado de la primera generación de la Escuelita Zapatista.
¿Qué Brasil recibe la Copa del Mundo en términos sociales, económicos y políticos?
El Brasil que recibe el Mundial, desde
el punto de vista de los sectores populares, es un Brasil que viene de
décadas de políticas sociales que han intentado paliar la situación de
pobreza. Brasil era un país de pobres, hoy es un país con un poco menos
de pobres, pero el modelo neoliberal brasileño sigue en pie, de tal modo
que una parte de esas personas no tienen otro modo digno de sobrevivir
que no sea a través de trabajos precarios.
A partir de junio del año pasado, hace
ya casi un año, el grueso de la juventud brasileña dijo su propio basta
en plena Copa Confederaciones, en rechazo primero al aumento brutal de
los precios. Tenemos que hacernos a la idea que por ejemplo el
transporte, un sólo recorrido, vale mas de un dólar, o sea vale unos
quince pesos mexicanos.
Estamos hablando de formas de vida a
nivel de salud y de educación con servicios muy precarios, y un
transporte que demanda horas y horas para ir de un lugar a otro en las
grandes ciudades, muy caro y muy incómodo.
Primero las movilizaciones se dieron
contra el aumento del transporte, luego contra la represión, porque en
Brasil hay una policía militarizada que viene de otra época. Se crea con
la abolición de la esclavitud, hace más de un siglo, justo para
contener a los pobres y es una policía brutal.
La gente empieza a decir basta, se
producen manifestaciones durante todo el mes en 353 ciudades de Brasil,
contra la política económica, contra el Mundial, porque el Mundial
implica el desalojo, el despejo de más de 200 mil personas para hacer
aeropuertos, carreteras, y esto es lo importante y lo nuevo. A partir de
cierto momento empiezan a salir los de más abajo, los de las favelas,
los favelados, los más jóvenes, pobres, negros…
Estos sectores empezaron a movilizarse
desde junio del año pasado. Siguieron las ocupaciones masivas de lugares
públicos como los malls, llamándose rolezihnos, (rolé es una forma de salir y divertirse) y ocuparon masivamente varios shoppings
de lujo teniendo como respuesta cuna represión muy fuerte. Ahora, en el
último mes, están comenzando las movilizaciones en las favelas.
La salida de los favelados es
algo que no se puede ocultar, sucedió en Sao Paolo, sucedió en Rio de
Janeiro. ¿Y por qué digo esto? Porque hay que tener en cuenta que hasta
ahora los favelados no se movilizaban debido a que sabían que
si a las clases medias que se manifiestan las reprimen con balas de
goma, a ellos los reprimen con balas de plomo.
El conocimiento de cómo es la represión
había provocado durante mucho tiempo una retracción en la movilización,
pero ahora ya están perdiendo el miedo. ¡Y cuidado! porque cuando los favelados
en Brasil, tan sólo en Río, son 2 millones 700, de 12 millones de
habitantes que tiene la ciudad, es un porcentaje importante de gente que
está diciendo basta también. Todo esto está llamado a modificar
radicalmente la situación política en Brasil.
No se si será en este Mundial, pero estamos ya en ese proceso de que los pobres pobres, ya no se dejan.
Y en la política de arriba, qué está sucediendo con estas “izquierdas” en el poder, en el Brasil de arriba y en el gobierno de Dilma Rousseff
Este es n año electoral en el cual se
presenta Dilma Roussef a la reelección en el mes de noviembre, tres
meses después de que termina el mundial. El Partido del Trabajo se juega
un momento muy difícil, pues después de doce años de gobierno está
desgastado, las políticas sociales y económicas tienen dificultades,
tienen sus límites. Hay que contextualizar esto en la ofensiva de los
Estados Unidos y de todo el bloque del Norte contra los Brics (Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica), y los países del sur, para
disciplinarlos.
Se está viendo muy claramente en
Ucrania, con pocas excepciones como Alemania, que no quieren la guerra o
la confrontación, pero el grueso de la OTAN, Estados Unidos, y la gran
mayoría de los países de Europa, están en una posición muy dura y al
parecer las oligarquías financieras pretenderían que no gane las
elecciones el PT nuevamente. Quieren disciplinar a Brasil.
El gobierno del PT y Dilma se encuentran
acosados por la derecha y acosados por abajo también, en un escenario
bastante difícil por la posición electoral, aunque Dilma sigue siendo la
favorita tiene cada vez menos margen.
Cuando surgen movimientos que
cuestionan fuertemente a los gobiernos supuestamente progresistas, en
este caso a la presidenta Dilma, se les acusa de reaccionarios, de
hacerle el juego a la derecha, de no crear unidad, etcétera. ¿Cómo se vive esto en Brasil?
Todo esto se está diciendo. Los
intelectuales del PT no dejan de decir que es una política que favorece a
la política de derecha. También hay una política del gobierno de crear
movimientos parecidos al movimiento Passe Livre, con la misma lógica,
pero subordinados al gobierno.
En Río de Janeiro el gobierno está
programando grandes festivales durante el Mundial, pero en espacios
cerrados, como forma de disuadir a la gente para que no salga a
manifestarse. El gran tema es que en los meses de junio y julio no haya
manifestaciones en Brasil , por eso ocuparon con dos mil militares la
favela más grande: el Complexo Da Maré, que tiene 130 mil habitantes.
El asunto es que se están tratando de
impedir las movilizaciones a toda costa, incluso el Movimiento Sin
Tierra ya ha pedido que durante el Mundial no haya manifestaciones.
El debate está en estos momentos Brasil
de forma muy intensa. Hay un acoso fuerte a los Comités de la Copa del
Mundo (organización conformada para protestar por los costos del
Mundial), para que no se movilicen, un acoso ideológico y político.
Ellos hasta ahora están decididos a movilizarse, pero vamos a ver si
pueden hacerlo porque también se requieren condiciones.
Además de la represión,
imaginamos que hay otro factor que juega en contra de las
movilizaciones, que es lo que representa el futbol para el pueblo de
Brasil, donde está arraigado en todos los estratos sociales.
Si, pero en Brasil está pasando algo que
ninguno de nosotros sospechaba. Las encuestas, que siempre son un poco
interesadas o conservadoras, detectaron que el 50 por ciento de los
brasileños está contra la Copa del Mundo. Esto es algo muy sorprendente
en un país tan futbolero como Brasil, pero se puede entender porque los
movimientos han hecho una labor de explicación muy interesante, en la
cual han participado algunos futbolistas, lo que es un mérito importante
porque la FIFA no tolera la critica.
Ronaldihno hizo declaraciones al respecto…
Así es, y muy interesantes. Ronaldihno
es emergente de un grupo de muy grandes futbolistas que viven en Brasil;
otros, como Kaká, que está en Europa, han comprendido que la Copa del
Mundo es un modo de especulación muy fuerte y feroz contra los pueblos. Y
algo más, esta semana se presenta en Brasil un libro que recoge las
experiencias de la Copa del Mundo en Sudáfrica y Alemania, y el tema es
explicar cómo el Mundial en esos dos países, sobretodo en Sudáfrica,
incrementó la desigualdad.
¿Consideras que se está dando una concientización de los saldos de estos mega eventos deportivos?
Lo que está ocurriendo es que la gente
se está sensibilizando más por varias razones. Ahora estamos comenzando a
llamar extractivismo urbano a los desalojos que están empezando, y la
gente por supuesto lo está notando. Yo estuve en favelas donde están con
amenazas de desalojo permanente.
Hay una favela en Río de Janeiro que es
la más antigua de Brasil, y que se creó a raíz de los soldados
inmovilizados de la guerra de Canudos, al lado del pueblo que está
siendo acosado fuertemente por el capital especulativo para arrinconar a
los habitantes. Llegan con pintura amarilla y le ponen un número a la
casa, y con eso ya se sabe que esa casa en cualquier momento la van a
derribar.
Por otra parte, están empezando a haber
denuncias de cómo los Mundiales fomentan la prostitución, y en concreto
de niñas y niños. En fin, toda una serie de denuncias muy bien pensadas y
muy bien hechas por los Comités de la Copa y de Olimpiadas, que se
crearon a raíz de los Panamericanos de 2007 en Río, donde se dio otro
desastre.
Los Comités están haciendo un trabajo
verdaderamente maravilloso, porque no es que esto salga en la prensa,
sino que se trata de un trabajo día a día de denuncia y de organización
en comunidades que están siendo afectadas.
Lo que mencionabas hace un momento respecto a los comparativos con los Mundiales de Sudáfrica y Alemania, está también Grecia, donde los Juegos Olímpicos aún se resienten.
Sin duda, porque las ciudades quedan
trastornadas, se realizan grandes obras. Me acuerdo cuando estuve en
Grecia, con la misma gente que tu estuviste, me contaban como el
aeropuerto, la autopista y un montón de construcciones, todo eso era
nuevo y son ciudades que quedan endeudadas.
Endeudadas y vigiladas con los mecanismos de seguridad que se establecen
Claro, y en Brasil, además de esos
mecanismos de vigilancia, el Estado movilizará a 250 mil efectivos entre
soldados, policías militares y policía comunes. Soldados de la Marina,
del ejército, de la Fuerza Aérea que están aplicando dispositivos de
vigilancia electrónica en aeropuertos y de vigilancia marítima. Todos
ellos, en efecto, tendrán un despliegue y una fuerza que antes no tenían
y que sin duda va a permanecer.
Por ejemplo, intervenir una favela
durante tres meses, de el primero de abril al 31 de julio, cuando
termina la Copa del Mundo, es parte de una política que va a permanecer y
que tendrá repercusiones a largo plazo.
Entonces, el control militar que se establece durante la justa deportiva ¿se queda para el control de la ciudadanía?
Sin duda y hay algo más terrible
todavía. Los militares brasileños están diciendo que ellos están
aplicando en las favelas las mismas técnicas que ensayaron en Haití.
Cuando se observa la intervención de países del Cono Sur, muchos con
gobiernos progresistas, se ve, entre otras muchas cosas, un trasfondo
político de control de la población y eso es algo que llego para
quedarse, que no se va a ir en poco tiempo. Es como una vuelta de tuerca
más a fondo del control social.
Ahondando en la parte económica, ¿qué se puede pronosticar para Brasil después de el Mundial y de los Juegos Olímpicos?
Justamente los encargados del Mundial no
suelen hablar de esos temas. Y no suelen hablar por que Brasil es un
país que tiene una situación económica no muy complicada, pero están
ocultando lo que ocurrirá el día después y es precisamente lo que
quieren discutir los movimientos.
No está claro lo que pasará.
Aparentemente las cuentas del Estado brasileño están comprometidas,
Brasil tiene una situación de competencia fuerte con las exportaciones
de China que están desplazando a las brasileñas en Argentina y en otros
países de la región. Lo que parece evidente es que la vulnerabilidad del
país y de la población con los Juegos Olímpicos y el Mundial no será
menor, sino mayor.
Brasil está en un momento de quiebre muy
difícil, porque las políticas sociales que aplicó el gobierno de Lula
en el año de 2003 llegaron a un limite, y ya no tiene capacidad de
disciplinar o de satisfacer las necesidades de la gente. Esto tendrá
repercusiones muy fuertes a corto plazo.
Volviendo al Movimiento de los Sin Tierra, una de las organizaciones más importantes en Brasil, cuál es el rol que está jugando en este momento, además de llamar a no movilizarse durante el Mundial
El MST es muy grande y ha jugado un
papel muy importante en Brasil en los últimos 30 años. Además ha tenido
la capacidad de formar a camadas de jóvenes, incluso jóvenes urbanos,
que hoy están en el movimiento Passe Livre.
El Movimiento Sin Tierra tuvo
recientemente un congreso que fue muy importante (creo que fue el sexto
congreso), donde definió que el problema ya no es la reforma agraria,
que es el reparto tradicional de tierras del viejo latifundismo, sino
que el principal problema hoy es combatir el agronegocio.
El tema es que esto enfrenta
directamente al movimiento con el gobierno de Dilma, y al mismo tiempo
tiene muchos vínculos con él y recibe mucho apoyo material del mismo.
Yo creo que el MST está en una situación
compleja, porque no puede seguir siendo pro- gubernamental, como lo ha
sido hasta ahora apoyando al gobierno; y al mismo tiempo le cuesta mucho
criticarlo, no sólo por los apoyos sino por la propia conformación del
MST. Estamos ante una situación en la cual el movimiento está muy
tensionado, tiene una ética que es importante como una reserva moral, y
esto probablemente sea lo que ayude lo ayude.
Lo que puedo notar es que en este
momento hay distancia entre el MST y los movimientos urbanos. No puedo
opinar acerca de lo que cada uno hace porque no me corresponde, pero sí
puedo constatar que esa distancia existe y que genera sus problemas. La
situación hoy para el MST es bastante compleja.
¿Qué lecciones dejará a América Latina lo que ocurra en Brasil? La coyuntura del Mundial deja ver cosas que seguramente ya estaban, o procesos que seguían su curso, pero cuáles serán las lecciones de lo que ocurra en estos meses.
Sin duda son procesos que ya estaban,
que si acaso ahora se agudizan, se intensifican, o se visibilizan con
mas nitidez. A mi lo que me parece es que Brasil es un país muy
importante para nuestra región, todo lo que pasa en Brasil tendrá una
repercusión muy grande en el continente.
Me da la impresión de que Brasil está en
un momento muy delicado, de desgaste, de que su papel tanto en la
región como en el mundo está necesitando un ajuste, y lo que veo es que
la ofensiva de Estados Unidos en America del Sur llevará a los que
gobiernan en Brasil, en determinado momento, a tener que decidir.
Brasil se ha acostumbrado hasta ahora a
navegar entre dos aguas y capaz que no puede seguir en estas dos aguas
sin enfrentarse a nadie radicalmente. Estamos en un punto en el que los
equilibrios actuales tienden a modificarse y creo que el factor que esta
forzando es la irrupción de los abajos.
Otro factor que está empujando a
modificaciones (lo que están viviendo en México también desde algunos
años), es la creciente intransigencia de las élites dominantes de
Estados Unidos, sobretodo desde la crisis de 2008, que ha visto que su
margen de maniobra es cada vez menor. Me parece que eso está marcando
algunas urgencias que hasta ahora los movimientos no contemplaban y
hacen que haya que cambiar, que tomar decisiones.
En Brasil y en la región sudamericana
los tiempos se están acortando, incluso lo hemos visto en Venezuela,
donde hay una fuerte irrupción de la derecha y también hay un creciente
despliegue del autoritarismo estatal.
Estamos en uno de esos momentos en que
se necesita tomar decisiones, un momento de urgencias y de que esas
urgencias no impliquen una traición a la ética. Hay una ética que tiene
que estar por encima de todo y uno no puede traicionar, por más que la
situación sea urgente, eso es lo que nos han enseñado en la Escuelita
Zapatista.
No puede uno, porque la urgencia sea muy
grande, mirar para el costado y decir: “bueno, ya da lo mismo esto que
lo otro”. Hay que mantener la dignidad, los principios, no se pueden
bajar banderas porque las cosas se hayan puesto complicadas.
El hecho de que el gobierno brasileño
ocupe una favela con militares está hablando de hacia dónde va el
progresismo. El progresismo está teniendo una barrera represiva cada vez
mayor y me refiero a los casos de Argentina, Brasil y un poco Uruguay.
Acá en Uruguay hemos tenido unos debates
muy interesantes de cómo el progresismo otorga derechos a las
lesbianas, a los travestis, a los consumidores de mariguana, el
casamiento igualitario, etcétera, pero a los más pobres se les reprime
muy duro. Entonces estamos un doble juego.
Fuente: Desinformémonos
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