janeiro 25, 2011

"La praxis como pedagogía revolucionaria", por Iñaki Gil de San Vicente

PICICA: "Muchas izquierdas se han dormido en los laureles de triunfos meritoriamente conseguidos, arrancados con heroísmo y sufrimiento, creyendo que ya estaba asegurada para siempre la dialéctica del pensamiento con la acción, de la estrategia con la táctica, del futuro con el presente, etc."

Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 25-01-2011

Vínculo y mediación entre la teoría y la práctica
La praxis como pedagogía revolucionaria


  1. PRESENTACIÓN
  2. VÍNCULO Y MEDIACIÓN ENTRE LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA
  3. OBSTÁCULOS HISTÓRICOS AL DESARROLLO DE LA PRAXIS
  4. OBSTÁCULOS BURGUESES AL DESARROLLO DE LA PRAXIS
  5. LA PRAXIS COMO MEDIACION COMUNISTA
  6. LA PRAXIS COMO PEDAGOGÍA REVOLUCIONARIA

1.- PRESENTACIÓN:


Los organizadores del I Encuentro Internacional de Escuela de Cuadros, a celebrar a mediados de enero de 2011 en Caracas, me han pedido que intervenga en dos conferencias: una sobre vínculos y mediaciones entre la práctica y la teoría, y otra sobre “Historia e historias de la formación”, que recoja mi experiencia al respecto. En apariencia versan sobre cosas diferentes según se puede interpretar a simple vista, en una lectura superficial de los títulos. Pero en la realidad social apuntan a una misma problemática, a saber, cómo lograr que la praxis revolucionaria realizada por un sector más o menos minoritario dentro del pueblo trabajador en su conjunto, como es el de las organizaciones de izquierdas, grupos y partidos revolucionarios, etc., llegue a la totalidad de éste o a su inmensa mayoría, siendo comprendida y asumida en la acción. Si estudiamos los primeros textos marxistas, anteriores incluso al Manifiesto Comunista, vemos que en ellos tanto la teoría como la formación política de la clase trabajadora, son partes de un mismo problema, de una totalidad que engloba diversas instancias o niveles internos que sólo pueden comprenderse desde esa totalidad, nunca separados, nunca aislados unos de otros. 

Sin embargo, esta cuestión es una de las más difíciles de ser entendidas no sólo por los no marxistas y antimarxistas, como es lógico, sino también por muchas personas que piensan que ya dominan este método para la revolución comunista. De hecho, estamos ante uno de los problemas cruciales que al no ser resueltos correctamente en la lucha ayudan a explicar, junto a otras razones, las derrotas de las masas explotadas. La ruptura entre la práctica y la teoría fue uno de los desencadenantes de la implosión de la URSS y del “socialismo” que tenía en ella su dogma idealizado. También está en la base de la periódica tendencia a la aparición de corrientes neokantianas de izquierda, agnósticas, reformistas, etc., que se dicen marxistas. En la medida en que la teoría, el pensamiento, no está indisolublemente unido a la práctica mediante la praxis, en esa medida, al final, la realidad aparece como incognoscible en su esencia siempre móvil, y al ser incognoscible se puede caer y se cae en cualquier forma de separación de la “cosa en sí” con el pensamiento limitado a captar solamente la forma externa. 

Debemos empezar advirtiendo de que es imposible encontrar una solución definitiva y permanente a la cuestión del vínculo y de las mediaciones entre la teoría y la práctica. Creer que sí era posible lograrlo fue y es otro de los errores desastrosos de muchas izquierdas revolucionarias que creían haber dado por fin con la poción mágica, con la fórmula magistral que instaura para siempre la correcta interacción entre la práctica y la teoría. Muchas izquierdas se han dormido en los laureles de triunfos meritoriamente conseguidos, arrancados con heroísmo y sufrimiento, creyendo que ya estaba asegurada para siempre la dialéctica del pensamiento con la acción, de la estrategia con la táctica, del futuro con el presente, etc. Drogadas por la victoria, tal vez cansadas, cometieron el error de creer que lo fundamental estaba ya asegurado para siempre, sin posibilidad de retroceso y menos aún de derrota, y comenzaron a deslizarse imperceptible pero cada vez más rápido por la dulce y cómoda cuesta abajo del dogmatismo triunfalista. 

Sin embargo, una lectura en profundidad de las primeras obras marxistas, sobre todo de las “Tesis sobre Feuerbach” de 1845, nos indica dos cosas decisivas en esta cuestión: una, que es la praxis la mediación entre teoría y práctica; y otra, que se trata de un proceso inacabable porque “el propio educador necesita ser educado” durante el mismo proceso de cambio de la realidad mediante la praxis, mediante la acción “práctico-crítica”, y dado que no se trata de interpretar la realidad, sino de “transformarla”, por ello mismo nos enfrentamos a una muy larga lucha que sólo llegará a su fin en la sociedad comunista. Pero será un fin que actuará como nacimiento de una nueva relación entre la teoría y la práctica. 

Desgraciadamente los denominados “textos juveniles” de Marx y otras obras posteriores no fueron conocidas hasta hace poco tiempo, quedando fuera del estudio de muchos marxistas de la segunda generación, los que vivieron la oleada revolucionaria del primer tercio del siglo XX. Ahora, tras la implosión de la URSS y en medio de la crisis global y cualitativamente más grave que todas las anteriores del capitalismo, ahora esta problemática recupera toda su vital importancia. 

Para leer más, accese Rebelión

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