PICICA: "La crisis que se abrió en 2007/2008 no es una crisis
cíclica, coyuntural. Más allá de sus manifestaciones más sorprendentes (de la
crisis financiera en Estados Unidos, la crisis de la "deuda soberana"
en Europa, a la reducción del "crecimiento" en los países
"emergentes"), son los ensamblajes completos -globales- del
capitalismo contemporáneo que están siendo desafiados por una fundamental
inestabilidad. Según modalidades que habían sido anticipadas, de alguna manera,
en los debates sobre la crisis de los primeros años '70, mediante fórmulas
como "crisis del management de la crisis" (Claus Offe) y “Estado-crisis”
(Toni Negri), la crisis parece hoy representar el horizonte mismo del
"desarrollo" y, al mismo tiempo, un proceso de profunda
reorganización del capitalismo."
Las geografías de la crisis y del desarrollo capitalista. Apuntes preliminares y hipótesis de investigación
por Sandro Mezzadra
1. Un terremoto
espacial
La crisis que se abrió en 2007/2008 no es una crisis
cíclica, coyuntural. Más allá de sus manifestaciones más sorprendentes (de la
crisis financiera en Estados Unidos, la crisis de la "deuda soberana"
en Europa, a la reducción del "crecimiento" en los países
"emergentes"), son los ensamblajes completos -globales- del
capitalismo contemporáneo que están siendo desafiados por una fundamental
inestabilidad. Según modalidades que habían sido anticipadas, de alguna manera,
en los debates sobre la crisis de los primeros años '70, mediante fórmulas
como "crisis del management de la crisis" (Claus Offe) y “Estado-crisis”
(Toni Negri), la crisis parece hoy representar el horizonte mismo del
"desarrollo" y, al mismo tiempo, un proceso de profunda
reorganización del capitalismo.
Esta reorganización tiene efectos extremadamente
relevantes bajo el perfil de los espacios
en cuyo interior se determina la acumulación y la valorización del capital,
vale decir del sistema-mundo construido por este último. Las propias coordenadas
geográficas de la crisis y el desarrollo capitalistas se encuentran hoy en
movimiento: se cuestionan las antiguas jerarquías espaciales (tradicionalmente
descriptas y cartografiadas como un conjunto de relaciones entre centro y
periferia), mientras que la emergencia de nuevos polos aparentemente pujantes
(el grupo BRIC, para hacer un único ejemplo) desafía las geografías del
desarrollo, y nuevos regionalismos y nuevos modelos de multilateralismo se
perfilan de manera contradictoria (por ejemplo en América Latina).
Estamos comenzando a experimentar las consecuencias de estos procesos también
en las luchas. Mientras que en Europa
meridional un conjunto de movimientos se desarrollan dentro y contra la crisis
(resistiendo a la violencia de su impacto social), en los últimos meses fueron
Turquía y Brasil los que dieron formidables luchas que, desde el interior del
"desarrollo", tuvieron la capacidad de cuestionar radicalmente su
dirección, planteando el problema de su "cualidad". ¿Cuáles, entre
estas luchas -y cuáles entre las condiciones en que se determinaron- fueran
las más avanzadas? Es una pregunta que si, por un lado, muestra la radicalidad de
las trasformaciones que se determinaron en los últimos años, por otro nos obliga
a repensar un conjunto de paradigmas y conceptos mediante los cuales han sido
históricamente articuladas tanto el análisis crítico del capitalismo cuanto la
política revolucionaria.
Más en general, poner en el centro de la reflexión el propio terremoto
espacial, que desde el interior de la crisis está remodelando el capitalismo,
permite alcanzar otro punto de vista con respecto a un conjunto de temas que
han orientado el debate sobre las transformaciones del capitalismo
contemporáneo en los últimos decenios -del capitalismo cognitivo a la financierización.
Un régimen diferencial de acumulación
parece afirmarse tanto a nivel global cuanto al interior de espacios singulares
formalmente unitarios, re-combinando figuras del trabajo, modalidades de
producción y jerarquías territoriales. Por eso, retomando también la
contribución de algunos geógrafos económicos, quisiera aquí concentrarme sobre
la relación que el capitalismo contemporáneo, en tanto capitalismo global, tiene
con la "diferencia" y la "heterogeneidad". Es necesario, en
efecto, ir más allá de la imagen -por largo tiempo predominante en el debate
sobre la globalización- del espacio global como espacio "liso", espacio
de "flujos", para trabajar a la identificación de las líneas
especificas de antagonismo que signan los procesos de producción del espacio global en tanto tal -de un espacio que
precisamente en tanto global se presenta como profundamente heterogéneo.
2. Fronteras del capital
La matriz analítica al cuyo interior se colocan estas reflexiones ha sido
definida en el trabajo que llevé a cabo en los últimos años con Brett Neilson, que
confluyó en un libro recién publicado (Border
as Method, or, the Multiplication of Labor, Durham,
NC, Duke University Press, 2013). Asumiendo
como punto de partida el concepto marxiano de "mercado mundial",
hemos buscado mostrar cómo, ya desde las orígenes del modo de producción
capitalista, la expansión de las "fronteras del capital" se encontró
necesariamente inscripta en un espacio global. Al mismo tiempo, este espacio
global ha sido organizado históricamente de muchas maneras, pudiéndose
caracterizar cada una de ellas a partir de una específica modalidad de
articulación entre las fronteras expansivas del capital y una multiplicidad de
líneas de demarcación territorial, alrededor de las cuales se fue desarrollando
la historia de los Estados y los
Imperios.
Al interior de este esquema interpretativo, aquí brutalmente resumido,
adquieran su propio sentido los ciclos hegemónicos analizados por la “world
system theory” (y en particular por Giovanni Arrighi), las problemáticas examinadas
en los grandes debates de inicio siglo XX sobre el imperialismo, pero también
-para llegar a tiempos más cercanos- los
distintos modelos interpretativos de la (nueva) división internacional del
trabajo y de las relaciones entre centro y periferia, las teorías de los
"tres mundos" y categorías como "Norte" y "Sur
global". Es pues una entera nomenclatura espacial que debe ser puesta en
prueba hoy en frente del terremoto geográfico que se ha brevemente indicado.
Del trabajo de Arrighi, por ejemplo, podemos ciertamente retomar la tesis
de una crisis de la hegemonía americana (no sin subrayar la previsión con que
el propio Arrighi formuló esta tesis ya desde el comienzo de los Noventa). El
hecho que la posición de Estados Unidos como centro financiero depende de los
financiamientos provenientes del exterior de Occidente ha cobrado evidencia,
una vez más, en estos días, con la admonición, dirigida a Obama por el gobierno
chino, a "garantizar las inversiones" frente a la perspectiva de un default. Y el desarrollo de la crisis
siria muestra las grandes dificultades que Estados Unidos encuentran en la
proyección de su propia potencia sobre un área estratégica como la del Medio
Oriente.
Sin embargo, resulta difícil pensar que la que estamos viviendo sea una
"transición hegemónica" análoga a las descriptas por Arrighi en su
reconstrucción de los "ciclos" que escandieron la historia del
sistema-mundo capitalista (de Génova a Holanda, de Holanda a Inglaterra, de
Inglaterra a Estados Unidos). Al contrario, la hipótesis que conviene avanzar
es que hoy estamos viviendo una transformación fundamental en la relación entre
capitalismo y "territorialismo" (término clave en el trabajo de
Arrighi). Y esto no porque la relevancia del "territorio" tiende a
disminuir para el capitalismo contemporáneo, sino más bien porque el propio
sentido de la noción de territorio está cambiando profundamente, en términos
políticos y jurídicos no menos que económicos. El problema fundamental consiste
en el dar cuenta de esta nueva relevancia del "territorio", evitando
la que el geógrafo John A. Agnew definió ya en el 1994 como "trampa
territorial". O sea sin asumir como ya prevista la definición de
territorio que emerge de la larga historia del Estado territorial moderno, como
ya constituidas las diferentes "escalas" territoriales, y como estables
las fronteras de la "territorialidad" (cfr. J. Agnew, “The
Territorial Trap: Geographical Assumptions of International Relations Theory”, Review of International Political Economy,
1 (1994), 1).
Al complicar la relación entre capitalismo contemporáneo y
"territorialismo" -y asimismo a volver improbable una transición
lineal del "siglo americano" al "siglo asiático", o en todo
caso la emergencia de un nuevo sistema hegemónico organizado alrededor de un
único centro- es un doble proceso: por una parte, aspectos cruciales de la
soberanía tienden a asumir cada vez más una naturaleza no territorial (J.A.
Agnew, “Sovereignty Regimes: Territoriality and State Authority in Contemporary
World Politics”, en Annals of the
Association of American Sociologists, 95 [2005], 2, p. 441; Id., Globalizing Sovereignty, Rowan &
Littlefield, 2009); por otra parte, cada territorio nacional, por así decirlo,
se multiplica a su interior, en el sentido que se encuentra "desempaquetado"
tanto desde el punto de vista económico, cuanto desde punto de vista jurídico,
mediante la acción de una pluralidad de ordenamientos, y se vuelve objeto de
modalidades de explotación y valorización profundamente heterogéneas (cfr. S.
Sassen “When Territory Deborders Territoriality”, Territory, Politics, Governance, 1 [2013], 1). Me parecen procesos
de gran importancia para la comprensión de las geografías de la crisis y el desarrollo
del capitalismo contemporáneo.
3. Varieties of capitalism
Me refería recién al problema de la relación entre el
capitalismo global contemporáneo y la "diferencia". Se trata de un
problema cerca del cual en los últimos años se fue desarrollando un debate muy
intenso que ha interesado estudiosos poscoloniales (véase el polémico trabajo
de V. Chibber, Postcolonial Theory and
the Specter of Capital, Londres, Verso, 2013) y economistas feministas (se piense en particular en los trabajos de
J.K. Gibson-Graham), hasta poner en cuestión la posibilidad misma de una
definición unitaria del concepto de capital (cfr. por ej. J.T Chalcraft, “Pluralizing Capital, Challenging Eurocentrism: Toward post-Marxist Historiography”, Radical History Review 91 [2005]).
Más internamente al debate mainstream,
se desarrollan un conjunto de análisis comparativos de impostación neo-institucionalista,
acerca de la así llamada "variedad de capitalismo". Es útil quedarnos
brevemente sobre estos desarrollos teóricos, considerada la gran influencia que
ejercieron sobre los ensayos que describen las geografías del capitalismo
contemporáneo. A parir de la distinción formulada por Michael Albert en 1993 entre
un capitalismo "anglosajón" y un capitalismo "renano", las
análisis que refieren a las fórmulas de las "variedad del
capitalismo" han efectivamente propuesto modelos muy influyentes para
registrar "complementariedades institucionales capaces de promover
prestaciones económicas eficientes desde el punto de vista de empresas
representativas e/o economías nacionales (B. Jessop, “The Diversity and
Variability of Capitalism”, en Ch. Lane and
G.T. Wood, Capitalist Diversity and
Diversity Within Capitalism, Londres – Nueva York, Routledge, 2012, p.
233).
En todo caso, en los años Noventa el desarrollo de
estos estudios ha asumido un papel importante, promoviendo, al interior de un
clima caracterizado por la tesis de una "convergencia global", una
sensibilidad para la existencia de modelos alternativos y el papel jugado por
diferentes contextos históricos y geográficos. Al mismo tiempo, concentrándose especialmente
sobre la dimensión de la empresa y la análisis de los procesos económicos, la
literatura dedicada a la "variedad
del capitalismo" (por ejemplo en la influyente versión propuesta por Peter A. Hall y David Soskice (cfr. el libro por ellos editado, Varieties of Capitalism: The Institutional
Foundations of Comparative Advantage, Oxford University Press, Oxford,
2001) tiende a asumir la economía nacional como unidad analítica y referencia
para la comparación.
Con este propósito, desde el interior mismo de literatura
neo-institucionalista se ha subrayado que "la posición del Estado nación
como criterio de definición de las fronteras de los diferentes casos analíticos
no es de alguna manera tan fija y no debería ser asumida como deducida per definitionem” (C. Crouch, Capitalist
Diversity and Change. Recombinant Governance and Institutional Entrepreneurs,
Oxford University Press, 2005, p. 42). Habría que agregar que el hecho
de concentrarse sobre las variedades nacionales conduce a subvalorar los
"caracteres comunes" del capitalismo contemporáneo, que al contrario
deben ser puestos en relieve para comprender el sentido mismo de la
"diferencia" para el capitalismo (cfr. W.
Streeck, Re-Forming Capitalism:
Institutional Change in the German Political Economy, Oxford University
Press, 2009). Y se puede avanzar la hipótesis de
que la crisis intensifique la relevancia de estos caracteres comunes aunque sus
geografías sean profundamente heterogéneas: es precisamente la relación entre
caracteres comunes del capitalismo contemporáneo y heterogeneidad de las
geografías de su crisis y su desarrollo que debe ser asumida como objeto
privilegiado de investigación.
4. Más allá del "nacionalismo
metodológico"
Desde este punto de vista, los procesos de financierización juegan ciertamente
un papel fundamental. Investigaciones recientes sobre las "geografías de
la finanza" han ulteriormente cuestionado el "nacionalismo
metodológico" que domina implícitamente el debate en torno de las
"variedades del capitalismo". Trabajando en particular sobre el caso
alemán, G.L. Clark y D. Wójcic (The
Geography of Finance. Corporate Governance in the Global Marketplace,
Oxford University Press, 2007) han resaltado por ejemplo como la "governance"
de las grandes empresas se fue progresivamente adecuando a los estándar
globales (vale decir, que se acercó al modelo "accionario"
generalmente relacionado con el capitalismo anglosajón), en la medida en que
aquellas empresas se orientaron cada vez más hacia la búsqueda de capitales en
los mercados globales. Pero Clark y
Wójcic han también mostrado la existencia en Alemania de una multiplicidad de
modelos de "corporate governance", diferenciados esencialmente a lo largo de líneas "regionales"
(por vía del hecho que algunos Länder
incentivaban el desarrollo de regímenes de "governance" mayormente en
línea con los imperativos de los mercados financieros globales).
La unidad de modelo alemán de capitalismo (el
paradigma de aquella que viene a menudo definida "economía coordinada de
mercado") es así puesta en cuestión tanto desde abajo cuanto desde arriba.
Al mismo tiempo, otro "caso" de capitalismo del cual fueron enfatizados,
en los últimos años, los "caracteres particulares" - lo chino- se
presenta bajo una luz muy distinta en el momento en que se evalúe desde el
punto de vista de las dinámicas de financierización, y en particular de la
"relación económica simbiótica" entre China y Estados Unidos: las
políticas macroeconómicas, fiscales y monetarias estadounidenses aparecen como
variables internas del desarrollo
chino -y obviamente al revés (K. Fan Lim, “On China’s Growing Geo-economic Influence and the Evolution of
Variegated Capitalism”, en Geoforum,
41 [2010], especialmente p. 680). Emerge así, claramente, el riesgo, en las
palabras del geógrafo A.D. Dixon, de "enfatizar la
existencia de diferentes modelos de capitalismo cuando en realidad hay un único
capitalismo, aunque si evidentemente se trata de un capitalismo variado" (A.D. Dixon, “Variagated Capitalism and the Geography of
Finance: Towards a Common Agenda”, en Progress
in Human Geography, 35 [2010], 2, p. 203).
5. “Capitalismo variado”
Desde el punto de vista de la exigencia de entender los
"caracteres comunes" del capitalismo contemporáneo, para poder mejor
definir la naturaleza de la relación que éste entreteje con el territorio y la
"diferencia" (y pues para alcanzar un punto de vista más eficaz sobre
la tumultuosa redefinición de sus geografías), el concepto de "capitalismo
variado" resulta en efecto muy útil. Su formulación originaria se debe a
dos geógrafos, Jamie Peck y Nick Theodore (“Variegated Capitalism”, en Progress in Human Geography, 31 [2007], 6). Lo que me parece
particularmente interesante en su trabajo es el hecho que los espacios y las
"escalas" de los procesos contemporáneos de acumulación no estén
asumidos como "dados", ni tampoco como coincidentes con las fronteras
políticas o las delimitaciones administrativas oficiales. En vez de limitarse a
una tradicional orientación comparativa, Peck y Theodore subrayan la
importancia de "principios, fuentes y dimensiones de diferenciación
capitalista (capitalist
variegation)”
que obran de manera dinámica y relacional, trasversalmente -para así decirlo- con
respecto a los diferentes casos usualmente objeto de comparación. El "polimorfismo dinámico"
resultante debe ser para ellos analizado mediante la combinación de una
atención a la heterogeneidad del capitalismo y un intento de recoger la
"producción sistémica de diferenciación geo-institucional".
En Border as Method, Brett Neilson y yo hemos trabajado en una dirección parecida, hacia
un reanudar y reelaboración del concepto de "axiomática del capital"
desarrollado por Gilles Deleuze e Felix Guattari particularmente en Mil mesetas. La perspectiva de Deleuze y Guattari nos parece
importante precisamente porque consiente mantener un concepto unitario de
capital sin por esto elaborar un cierto argumento sobre la "convergencia
global" -para decirlo de otra manera, sin equiparar la unidad del concepto
de capital con la tendencia a la homogenización de todos los contextos
sometidos a su acción y dominio. Deleuze y Guattari, en efecto, subrayan que a
la axiomática del capital (un conjunto de "caracteres comunes" que se
fijan en una tabla de principios) se corresponde sí a un
"isomorfismo", pero no a una "homogeneidad". La axiomática,
al contrario, no solo tolera sino que promueve la generación constante de
"heterogeneidad" social, temporal y espacial (cfr. G. Deleuze – F. Guattari, Mil
mesetas. Capitalismo y esquizofrenia.
(1980), Pre-Textos, Valencia 1997). Me parece que este gap entre axiomática y
heterogeneidad -para seguir usando los términos de Deleuze y Guattari (pero la problemática
entera pudrá ser reformulada a través de una relectura de la categoría marxiana
de "subsunción")- se presenta hoy con particular evidencia y es
precisamente el desfasaje entre los dos planos que debe ser tenido en cuenta para
entender algunas transformaciones esenciales que caracterizan el capitalismo
contemporáneo, las geografías de su crisis y las inestables coordinadas
espaciales de su desarrollo. El espacio global se presenta en esta perspectiva
como efecto del proceso continuo y sistemático de producción y diferenciación
descrito por Peck y Theodore. Y se trata de un proceso que puede ciertamente dar
lugar a nuevas configuraciones regionales (atravesadas por múltiples vectores
de interconexión), pero muy difícilmente a la reorganización del sistema mundo
capitalista en torno de un único centro hegemónico.
6. Extracción
Una vez más los procesos de financierización son aquí ciertamente esenciales.
Hace tiempo venimos insistiendo sobre la novedosa calidad de estos procesos con
respecto a las épocas precedentes en la historia del modo de producción
capitalista. Y sostuvimos en particular que la distinción misma entre economía "real" y economía
"financiera" está hoy puesta radicalmente en cuestión (cfr. A.
Fumagalli - S. Mezzadra, comp., La gran
crisis de la economía global. Mercados financieros, luchas sociales y nuevos
escenarios políticos, Madrid, Traficantes de sueños, 2009, y más en
general, los trabajos de Christian Marazzi)
Esto aparece como todavía más evidente al considerar innovaciones
financieras como los derivados, que desarticulan las mercancías y dispersan sus
disjecta membra "para
empaquetarlas con elementos de otras mercancías de interés en un mercado
orientado globalmente, en el cual los intercambios se dan según la lógica del
riesgo" (R. Martin, “After Economy? Social Logics of the Derivatives”, en Social Text, 31 [2013], 1, p. 89). Obrando con algoritmos cada vez
más sofisticados, el high frquency
trading desvía para otro lugar la temporalidad de la valorización y
acumulación del capital, produciendo fenómenos como el así llamado "flash
crash" del 6 de mayo de 2010, cuando el Dow Jones derrumbó de aproximadamente
mil puntos en pocos minutos para volver a subir otro tanto rápidamente. Es un
acontecimiento de relieve sintomático, si se tiene presente que hoy la
axiomática del capital, su isomorfismo y su código abstracto de relación social
están cada vez más representados en los mercados financieros globales (y pues
cada vez más sujetos a la "volatilidad" que los caracteriza).
Al mismo tiempo, es esencial analizar las
modalidades con que el capital financiero "toca tierra", tanto desde
el punto de vista espacial cuanto desde punto de vista de los cambios que se
producen en las relaciones entre capital y trabajo. Me parece, y es otro punto
sobre el cual estoy trabajando con Brett Neilson (cfr. nuestro “Extraction, Logistics, Finance. Global Crisis and the
Politics of Operations”, en Radical
Philosophy, 178 [March-April 2013]), que se podría utilizar a este
propósito un concepto extensivo de extracción para definir el modo mediante el
cual el capital financiero se relaciona con las diversas formas asumidas por la
cooperación (y la competición) social. La diferencia con respecto al capital industrial
es aquí particularmente importante: mientras que el obrero, una vez pasadas las
rejas de la fábrica, se encuentra al interior de un sistema de cooperación
organizado por el patrón, la mujer negra sola (para usar una figura
estereotípica) que contrata una hipoteca subprime
debe pagar mensualmente la deuda entrando en una serie de relaciones de
cooperación, dependencia, y explotación que resultan esencialmente indiferentes para el capital financiero,
que se limita justamente a "extraer" una cuota de valor producido
desde el interior de aquellas relaciones.
Este ejemplo estilizado muestra además de manera eficaz
el relieve de la deuda en las formas contemporánea de subordinación y
explotación (cfr. M. Lazzarato, La
fabbrica dell’uomo indebitato, Roma, DeriveApprodi, 2012); al mismo tiempo,
sin embargo, aconseja no absolutizarla, para analizarla más bien conjuntamente
con otras formas y otras relaciones (aquellas, a menudo presididas por figuras
de empresa absolutamente tradicionales, donde la mujer negra de nuestro ejemplo
debe entrar para poder pagar su deuda). En todo caso, la hipótesis para
verificar es que un concepto extensivo de extracción se preste a definir un
conjunto de operaciones esenciales para el capital, que caben enteramente en la
axiomática del capitalismo contemporáneo -o sea en aquellos caracteres comunes
que mandan el proceso de su diferenciación en heterogéneas escalas
geográficas).
Es evidente que el relieve global del sector extractivo
en sentido estricto (acerca de lo cual se insiste críticamente en América
Latina el debate sobre el neo-extractivismo)
debe ser tenido bien en cuenta en el desarrollo y verificación de esta
hipótesis. Se pueden además indicar algunos ámbitos de investigación
particularmente importantes: el así llamado data
mining en red, el "bio-capital" (o sea el desarrollo y
comercialización de fármacos "post-genómicos"), la alianza entre
capital financiero y capital inmobiliario en los procesos de "renovación
urbana" y gentrification.
Otros tendremos que individuarlos. Me
limito aquí a un solo ulterior ejemplo, con referencia a las transformaciones
de las así llamadas "cadenas de provisiones" (supply chains) e de la logística, cuyo relieve para el capitalismo
global contemporáneo es difícilmente contestable. Anna Tising, un antropóloga
estadounidense que se dedica hace años en estos temas, insistió recientemente
sobre el hecho de que hoy, contrariamente a lo que ocurría en el capitalismo
industrial, muy frecuentemente es la cadena de provisión la que manda la
producción (A. Tsing, “On Nonscalability”, en Common Knowledge, 18 [2012], 3).
Mirando al funcionamiento de los gigantes de la
distribución como Amazon o Walmart, Tsing subraya que las modalidades de
producción de las mercancías comercializadas quedan cada vez más a cargo de a
los proveedores (que se hacen cargo por la insignia del imperativo categórico
de bajar los costos), mientras que lo que más cuenta desde el punto de vista de
la valorización es la capacidad "logística" de sincronizar estas
modalidades heterogéneas de producción justamente al interior de la cadena de
la provisión. "Piracy" es el término que Tising usa para definir la
relación entre cadena y ambiente económico y social circunstante: y
evidentemente nos encontramos próximos al campo semántico de la extracción.
7. ¿Fin del
neo-liberalismo?
Adoptar una perspectiva como la sugerida por el concepto
extensivo de extracción consiente, como venimos diciendo, de clasificar una
serie de operaciones del capital que producen sus efectos a nivel global, aún
sea de manera diferenciada y generando más bien geografías profundamente heterogéneas del desarrollo
y crisis del capitalismo contemporáneo. Me parece, además, que ofrece una
perspectiva original con referencia a otro tema al centro de los debates sobre
la crisis contemporánea: el neo-liberalismo, un concepto que ha orientado muchos
análisis críticos de la globalización en los últimos veinte años, hasta
reducirse a menudo a un término vacío y absolutamente genérico (por cuanto no
hicieron falta usos del concepto concientes de la diversidad de los contextos de
su aplicación y pues de su complejidad y "ductilidad": pienso por
ejemplo a los trabajos de Wang Hui sobre China
o a los de Aihwa Ong sobre Asia sur-oriental).
¿La crisis económica global representa el fin del
neo-liberalismo, como afirman por ejemplo Gérard Dumenil y Dominique Lévy (The Crisis of Neoliberalism, Harvard
University Press, 2011)? O es más realista sostener que "el dominio
ecológico del neo-liberalismo" al interior del "capitalismo variado"
sobrevivió a la crisis del 2007-2008 (Jessop, “The
Diversity and Variability of Capitalism”, cit., p. 233)?
Me parece que la primera hipótesis es demasiado sencilla, y que muchos
elementos son más bien en soporte de la segunda. Pero me parece sobretodo que
el propio concepto de neo-liberalismo debiera ser reexaminado críticamente. Y
si permanecen esenciales las indicaciones de Michel Foucault, que nos invitan a
estudiar el neo-liberalismo no como un mero conjunto de recetas macro-económicas
sino más bien para los efectos que tiene bajo el perfil de la subjetividad,
también desde este punto de vista el trabajo de muchos geógrafos críticos nos
puede resultar precioso.
Me limito aquí a mencionar un ensayo reciente de Jamie
Peck, “Explaining (With) Neoliberalism” (Territory,
Politics, Governance, published online 21 June 2013), que subraya de manera
contundente la necesidad de estudiar el neo-liberalismo como un proceso, o sea
enfatizando su naturaleza “embedded”, contradictoria, y abierta, su imposible
"pureza". Desde este punto de vista, por un lado se torna posible conectar
los procesos de "neo-liberalización" con la axiomática extractiva del
capitalismo contemporáneo y la peculiar producción de subjetividad y regímenes
específicos de gubernamentalidad que la caracterizan, mientras que, por otro, se
puede investigar analíticamente su reproducción también en aquellos contextos,
como los países latinoamericanos con gobiernos "progresistas", donde el debate público es dominado por el tema
del "retorno del Estado" (véase por ejemplo la análisis del gobierno
de Evo Morales ofrecida por Daniel M- Goldstein, “Decolonizing
‘Actually Existing Neoliberalism’”, en Social Anthropology/Anthropologie Sociale, 2012, 20 [2012], 3).
8. El Estado, reloaded
El tema del Estado requiere justamente una nueva consideración crítica, en
particular (pero no solamente) para lo que refiere a análisis de las geografías
de la crisis y el desarrollo capitalista. En el curso de los últimos años una
serie de estudios fundamentales (los de Michael Hardt y Toni Negri a partir de Imperio, por ejemplo, pero también los
de Saskia Sassen) han puesto en evidencia la profunda transformación del Estado
en el contexto de los procesos de globalización, subrayando cómo su "unidad"
misma estaría puesta radicalmente en cuestión desde el punto de vista jurídico
o político. Border as Method, el libro
ya antes mencionado que escribí con Brett Neilson, se coloca en las huellas de
estos estudios, contribuyendo a mostrar qué
cosa el Estado ya no es. No se trata, evidentemente, de volver atrás con
respecto a los resultados alcanzados, sino más bien de avanzar, comenzando a
trabajar sobre qué cosa es hoy el Estado,
en diferentes latitudes y en presencia de diferentes regímenes de acumulación.
Por cuanto profundamente transformado -y por muchos aspectos irreconocible
si es medido a partir de los parámetros de la doctrina clásica del Estado
europeo de comienzo del siglo XX- el Estado sigue siendo un actor estratégico
en los procesos de realineamiento de la economía capitalista global (en la
gestión de la interdependencia, la inserción en el mercado mundial y en las
configuraciones regionales emergentes), jugando papeles cruciales en la
articulación y "radicación" de la lógica extractiva del capitalismo
contemporáneo en heterogéneas escalas geográficas. Además, como mostrado de
manera particularmente eficaz por el caso latinoamericano, el Estado sigue
siendo objeto de inversión de deseos y expectativas de emancipación y
transformación (y oponer a esta inversión una crítica abstracta de la forma
Estado corre el riesgo de resultar políticamente ineficaz).
Una tríple perspectiva de análisis del Estado en el presente global puede
ser indicada como conclusión provisoria de estas notas. En primer lugar, se precisa profundizar nuestra comprensión de los
cambios a que está hoy sometida la noción misma de territorio (que, no es
inútil recordarlo, es uno de los elementos constitutivos de la soberanía en el
pensamiento jurídico y político moderno). Trabajando en particular sobre China
e India, en Border as Method nos
concentramos en los procesos de multiplicación de las "zonas" y la
correspondiente "heterogeneización" de territorios nacionales
formalmente homogéneos. Bajo el perfil genealógico, estos procesos anclan sus
raíces en dispositivos coloniales de gobierno del espacio, entre los cuales la
"concesión" es particularmente importante. Este método genealógico
abre perspectivas analíticas desde las cuales estudiar una serie de procesos
cruciales de nuestro tiempo: el papel jugado por "fragmentos
territoriales" poseídos por ex potencias coloniales en la determinación de
la extensión de sus "zonas económicas exclusivas" marítimas (cfr. P. Nolan, “Imperial Archipelagos. China, Western Colonialism and the Law of the Sea”, en New Left Review, 80 [March-April 2013]),
al “land grabbing” actuado en Africa y otros lugares por muchas potencias
emergentes (cfr. S. Sassen, “A Savage Sorting of Winners and Losers:
Contemporary Versions of Primitive Accumulation”, Globalizations, vol. 7 [2010], 1-2), y los procesos de
"regionalización" en acto en la Unión Europea (se
vean los materiales compilados en el número monográfico de European Urban and Regional Studies, 20 [2013]). Es pero sobre la
capacidad de sobredeterminar estos procesos de descomposición territorial por
parte de los Estados (algunos más que otros), representando su unidad tanto en
el campo de las retoricas cuanto en las políticas, que nos parece
particularmente importante profundizar el análisis. En el momento en que muchas
entre las más relevantes luchas sociales se presentan como luchas por el
espacio, indagar esta desconexión de planos es urgente también bajo el perfil
inmediatamente político.
En segundo lugar, es necesario estudiar meticulosamente las transformaciones de las
relaciones entre Estado y capital, retomando y poniendo al día las tradiciones
de análisis marxista que ha trabajado críticamente sobre el Estado a partir del
concepto de "capital total". Habrá necesariamente que tener en cuenta
del hecho que la representación del "capital total" es hoy atravesada
y complicada por la lógica extractiva de la finanza, el protagonismo de actores
trasnacionales, y la presencia de regímenes jurídicos globales: en otros
términos, que de ninguna manera el capital total se representa como
"nacional". En muchos casos la relación entre las que en términos
marxianos se pueden definir "fracciones de capital" y estructuras
estatales singulares se presenta en formas hibridas, con las lógicas de la
"corporación" y la del "gobierno" que, lejos de estar
ordenadamente distribuidas en uno u otro polos del actor económico y del actor político
se entretejen en la acción de uno como de otro. Muchos modelos de partnership público/privado parecen
conformarse precisamente a este modelo. Queriendo, también en esto caso,
rastrear genealógicamente los antecedentes, estuviera interesante estudiar el
modelo de la así llamada chartered
company, a partir de la más bien conocida,
Compañías de las Indias Orientales inglesa (cfr. Ph.J. Stern, The Company State. Corporate
Sovereignty and the Early Modern Foundations of the British Empire in India, Oxford – New York,
Oxford University Press, 2011). En términos generales, de todo modo, es decisivo comprender si al interior
de esta figura emergente de Estado -también ésta profundamente diferenciada
según los contextos- fuera posible encontrar espacios para una representación
del "trabajo", o de los "intereses" diversamente
calificados con respecto a los capitalistas. Ampliando las investigación en una
perspectiva global habrá que censar las formas de mediación que, según una
lógica segmentada (de la cooptación al corporativismo) muy diferente de la que
conocimos en Occidente en el tiempo histórico de las constituciones del
trabajo, siguen por supuesto manifestándose.
Habrá que evidenciar y criticar
sus límites radicales frente a la axiomática extractiva del capitalismo
contemporáneo, pero habrá también que reconocer -donde emergen- los elementos
de novedad (como hicimos por lo menos en determinados pasajes del reciente
ciclo de los gobiernos "progresistas" latinoamericanos).
En tercer lugar, se presenta la exigencia de profundizar el análisis de los procesos de
desarticulación de la unidad del Estado, reconstruyendo los procesos de
"neo-liberalización" que siguen re-plasmando, en el sentido recién
indicado, la acción y la "racionalidad" de especificas estructuras
estadúales. En vía hipotética se puede suponer la posibilidad que al interior
de este proceso vayan emergiendo contradicciones en el ensamblaje institucional
de la forma Estado, y que otras estructuras se presenten como elementos de
potencial resistencia a los procesos de neo-liberalización (es una hipótesis
sobre la cual estamos trabajando entre muchos compañeros una vez más en América
Latina). El cruce de estas estructuras, su apropiación y
"re-significación" al interior de la articulación institucional de un
proyecto político de construcción del común es una hipótesis cuyo realismo debe
ser evaluado caso por caso. Decisiva, desde este punto de vista, es la fuerza,
la potencia constituyente de los movimientos y de las luchas que se generan a
partir de las transformaciones, dinámicas y dimensiones subjetivas del trabajo
social, cooperación y vida de los explotados. Y no se deberá olvidar que,
análogamente a lo que se dijo a propósito del territorio, también el proceso de
desarticulación del sistema institucional del Estado está continuamente
sobredeterminado, tanto sobre el plano de las retoricas cuanto sobre las
políticas, por la reafirmación, más o menos violenta, más o menos benévola, de
su unidad. Tenemos continuas confirmas de eso también en Europa. Y es
precisamente el ejemplo europeo a sugerirnos prestar la máxima atención, tanto
desde el punto de vista analítico cuanto desde el punto de vista político, al
papel jugado por el Estado al interior de los procesos de regionalización que
caracterizan la actual redefinición de los ensamblajes globales del
capitalismo.
Es precisamente a partir de este tema que se juega, no sólo en Europa, la
necesaria reivindicación del internacionalismo, entendida como umbral mínimo
para atribuir realísticamente eficacia a las luchas y las acciones políticas
también sobre escala local y "nacional". Esto orden de
consideraciones, en todo caso, conduce hacia una radical repolitización de los
debates sobre el capitalismo contemporáneo, sus geografías, y su diferenciación
dinámica. (cfr. también U. Rossi, “On the Varying
Ontologies of Capitalism: Embeddedness, Dispossession, Subsumption”, Progress in Human Geography, published
online 28 November 2012, p. 15).
Traducción especial para Lobo Suelto!:
Maura Brighenti
Fuente: Anarquia Coronada
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