REDUCCION DE DAÑOS EN USUARIOS DE DROGAS EN LATINOAMERICA; DIFICIL, POSIBLE Y NECESARIO
"En Latinoamérica la política oficial en drogadependencias es una política que podría definirse como represiva y abstencionista y que se apoya en cuatro mitos básicos.
· El primero es que la droga es la causa de la drogadependencia, lo que sitúa el eje de la cuestión en la sustancia a la que se demoniza y persigue, y con ella a los que las consumen. Obviamente si la causa del problema es la droga, en la abstinencia se sitúa la solución.
· El segundo es que los drogadependientes son delincuentes, lo que permite asociar arbitrariamente droga-delito-inseguridad, y circularmente entonces justificar legislaciones que penalizan conductas individuales, estigmatizando al sujeto y convirtiéndolo así en un delincuente. Este es el caso de la legislación argentina, la ley 23.737 legitima la realidad que construye desde sus supuestos, aleja al consumidor de drogas y al drogadependiente del sistema de salud, marginándolo también de las posibilidades de prevención del HIV/SIDA entre tantas cosas. Colombia que ha despenalizado el consumo en pequeñas cantidades se presenta como única exepción en Latinoamérica a este discurso.
· El tercer mito es que el drogadependiente, lo sepa o no, busca su muerte. Esto se sostiene en un estereotipo psicopatológico que identifica a las drogadependencias con el campo de las perversiones y en la articulación teleológica droga-SIDA. Esta concepción sitúa al daño como inevitable. Si él busca la muerte, sólo nos cabe la resignación desde la impotencia. Si, incluso se le adiciona algún significado de castigo a esta muerte, la que se presentifica como “merecida”, (“él se lo buscó, que se joda!”) sólo resta la venganza.
· El cuarto mito es que es la droga lo que causa el SIDA, lo que justifica la obsoleta categoría de “grupo de riesgo” que continúa estigmatizando y avala los mensajes del tipo: “La mejor manera de prevención del SIDA es no drogarse”. Esto, a la vez que oculta una verdad: el HIV/SIDA se transmite por el uso compartido de los equipos de inyección infectados y no por el consumo mismo de drogas, sea esta cúal fuere, y por la vía que fuere. Este imaginario resiste a la noción de que el riesgo tiene que ver con lo que un sujeto hace, con sus conductas y no con lo que un sujeto es. En todo caso, se trata de grupos en riesgo, de situaciones de riesgo, y estas situaciones se definen en acto, a partir de las acciones, y no a priori, a partir de una identidad adquirida o asignada socialmente. Esta alternativa permite las intervenciones psi., las intervenciones sociales, en oposición con la otra que justifica la marginación, la discriminación y la exclusión.
La drogadependencia es un problema del sujeto y de la cultura, por eso es que debemos interrogar su incidencia en el primero -donde hablar de sujeto es hablar de cada sujeto- para formular aportes a lo social. Pero también es necesario interrogar su incidencia en la cultura y reivindicar los efectos sociales de ciertos mensajes y de ciertas políticas de salud, que sin estigmatizar ni juzgar, se ocupan de reducir riesgos y daños para formular aportes a la clínica del sujeto.
REDUCCION DE DAÑOS EN USUARIOS DE DROGAS EN LATINOAMERICA; DIFICIL, POSIBLE Y NECESARIO
Silvia Inchaurraga
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