PICICA: "45 años después de que sus primeros bolos académicos atrajesen
la ira del gobernador [de California] Ronald Reagan, Angela Y. Davis vuelve al
campus este semestre como profesora del departamento de estudios de género de
la Universidad de California en Los Ángeles. Su discurso del jueves pasado en
el Royce Hall sobre feminismo y supresión de las cárceles resume parte de
su trabajo, pero no todo, una larga carrera académica con su activismo radical
en paralelo. El presidente Nixon la llamó "peligrosa terrorista"
cuando fue acusada de asesinato y conspiración tras un tiroteo mortal en un
juzgado en 1970. Fue absuelta y, desde entonces, esta mujer nacida en el campo
de minas de la segregación racial de Birmingham, en el estado de Alabama, ha
escrito, enseñado y dado clase por todo el mundo. Su emblemático pelo “afro” se
ha transformado desde su silueta de 1970; su intensidad, no. La entrevista la
realizó Patt Morrison, conocida comentarista de Los Angeles Times."
Angela Davis: qué significa ser radical en el siglo XXI. Entrevista Angela Davis · · · · · |
18/05/14 |
45 años después de que sus primeros bolos académicos atrajesen
la ira del gobernador [de California] Ronald Reagan, Angela Y. Davis vuelve al
campus este semestre como profesora del departamento de estudios de género de
la Universidad de California en Los Ángeles. Su discurso del jueves pasado en
el Royce Hall sobre feminismo y supresión de las cárceles resume parte de
su trabajo, pero no todo, una larga carrera académica con su activismo radical
en paralelo. El presidente Nixon la llamó "peligrosa terrorista"
cuando fue acusada de asesinato y conspiración tras un tiroteo mortal en un
juzgado en 1970. Fue absuelta y, desde entonces, esta mujer nacida en el campo
de minas de la segregación racial de Birmingham, en el estado de Alabama, ha
escrito, enseñado y dado clase por todo el mundo. Su emblemático pelo “afro” se
ha transformado desde su silueta de 1970; su intensidad, no. La entrevista la
realizó Patt Morrison, conocida comentarista de Los Angeles Times.
El Congreso está trabajando en la
reforma de de las penas de cárcel. Muchos estados han prohibido la pena
capital. ¿No resulta esto alentador?
Me he vinculado al movimiento de
supresión de las prisiones; eso no significa que me niegue a respaldar
reformas. Hay una campaña muy importante contra las celdas de aislamiento, una
reforma que es absolutamente necesaria. La diferencia reside en si las reformas
contribuyen a hacer la vida más habitable para la gente que está en la
cárcel o si apuntalan el complejo penitenciario-industrial. De modo que no
es una situación de blanco o negro.
¿Qué sería un sistema penal justo
para usted?
Es complicado. La mayoría de
quienes estamos en el movimiento abolicionista del siglo XXI nos fijamos en la
crítica que hizo W.E.B. Du Bois respecto a la supresión de la esclavitud: que
no se trataba simplemente de arrojar las cadenas. La verdadera meta consistía
en volver a crear una sociedad democrática que permitiera la incorporación de
los antiguos esclavos. La supresión de las cárceles tendría que ver con la
construcción de una nueva democracia: derechos substanciales, a la
subsistencia económica, a la salud; un énfasis mayor en la educación
que en el encarcelamiento; crear nuevas instituciones que tenderían a hacer
obsoletas las cárceles.
¿Cree que llegará un día en que
las cárceles ya no sean necesarias?
Es posible, pero aunque no suceda
esto, podemos pasar a un tipo muy diferente de justicia que no requiera un
impulso retributivo cuando alguien hace algo terrible.
¿Ha visto la tragicomedia Orange
Is the New Black [serie televisiva], de tema carcelario?
No sólo he visto la serie sino
que he leído las memorias [de Piper Kerman], que es un análisis mucho más
profundo que el que se ve en la serie, pero como persona que ha analizado el
papel de las cárceles de mujeres en la cultura visual, sobre todo en el cine,
creo que [la serie] no está mal. Hay tantos aspectos que con frecuencia no
aparecen en las representaciones de la gente en estas circunstancias opresivas.
Por ejemplo, en Doce años de esclavitud, uno de las cosas que eché de
menos era cierto sentido de alegría, cierto sentido de placer, cierto sentido
de humanidad.
Este semestre vuelve usted a la
UCLA [Universidad de California en Los Ángeles], el campus del que el
gobernador Ronald Reagan hizo que le expulsaran.
Era una oferta que no podía
rechazar. Los estudiantes son muy diferentes de los estudiantes de 1969, 1970.
Son mucho más sofisticados en el sentido de que tienen preguntas más
complicadas.
Cuando considera hoy el
feminismo, ¿cree que las mujeres han retrocedido, salvo, si acaso, cuando se
trata de la sala de juntas?
Se puede hablar de multiples
feminismos; no se trata de un fenómeno unitario. Hay quienes asumen que el
feminismo significa ascender dentro de la jerarquía en puestos de poder, y eso
está bien, pero no es lo que mejor sabe hacer el feminismo. Si las mujeres que
están en la base se mueven hacia arriba, el conjunto de la estructura se mueve
hacia arriba.
La clase de feminismo con el que
me identifico es un método de investigación, pero también de activismo.
Stokely Carmichael solía bromear
diciendo que la posición de las mujeres en el Student Nonviolent
Coordinating Committee del movimiento de derechos civiles era "boca
abajo". ¿Son las mujeres participantes plenas de la política de hoy?
Tal vez no del todo, pero hemos
hecho muchos progresos. Respecto a cómo pensamos sobre los movimientos del
pasado, animo a la gente a mirar más allá de las heroicas figuras
masculinas. Si bien Martin Luther King es alguien a quien reverencio, no
me gusta dejar que lo que representa borre las aportaciones de la gente
corriente. El boicot de los autobuses de Montgomery en 1955 tuvo éxito
porque hubo mujeres negras, trabajadoras domésticas, que se negaron a tomar el
autobús. ¿Dónde estaríamos hoy si no hubieran actuado así?
¿Apoya usted el libre control de
la natalidad y el aborto, que se denuncia entre ciertos sectores como
genocidio?
A veces en lo que podrían parecer
afirmaciones estrafalarias, descubrimos que puede haber un grano de verdad.
Aunque nunca sostendría que el control de la natalidad o el derecho al aborto
constituyen genocidio, he de tomar en consideración de qué modo se ha impuesto
la esterilización a la gente pobre, sobre todo a la gente de color, y que
alguien como Margaret Sanger [precursora de la planificación familiar en los
años 20] sostenía que [el control de natalidad] era un privilegio para las
mujeres acomodadas, pero un deber en el caso de las mujeres más pobres.
¿Qué piensa del primer presidente
negro del país?
Hay momentos de enormes
posibilidades, y su elección fue uno de esos momentos. En todo el mundo la
gente tenía la impresión de que nos movíamos hacia un mundo nuevo. Por breve
que fuera esa sensación de euforia, se trata de algo que no olvidaremos. Eso
nos permite comprender qué posibilidades podría reservarnos el futuro. [Pero]
mucha gente ha tendía a depositar tantas aspiraciones en individuos singulares
que no han conseguido — no hemos conseguido — realizar esa labor de sacarle más
partido a ese momento. La gente fue a las urnas y dijo "Ya hemos hecho
nuestro parte" y le dejó el resto a Obama.
¿Es la democracia un buen chasis
sobre el que erigir un sistema politico?
Creo profundamente en las
posibilidades de la democracia, pero la democracia necesita emanciparse del
capitalismo. Mientras vivamos en una democracia capitalista, se nos seguirá
escapando un futuro de igualdad racial, de igualdad de género, de igualdad
económica.
En 1980 y 1984 se presentó como
candidata del Partido Comunista a la vicepresidencia; ¿significaba eso que
tenía fe en el proceso democrático?
Se trataba de sugerir que hay
alternativas. Nadie creía que fuera posible ganar, pero en los años 80 se
produjo el ascenso de la globalización del capital, del complejo
penitenciario-industrial, y era importante proporcionar algunos análisis
politicos alternativos.
¿Qué piensa ahora del comunismo?
Todavía mantengo un vínculo,
[pero] ya no soy militante. Abandoné el partido porque tenía la impresión de
que no estaba abierto al tipo de democratización que nos hacía falta. Creo que
el capitalismo sigue siendo el género de futuro más peligroso que podamos
imaginar.
¿Por qué falló el comunismo en lo
que falló?
Eso exigiría una larga
conversación. Puede que haya habido democracia económica, que es lo que nos
falta en Occidente, pero sin democracia política y social, lo cierto es que no
funciona. No creo que tengamos que tirar el bebé con el agua del niño, sería
important ver qué es lo que verdaderamente funcionaba y lo que no.
¿Como que no hubiera libertad de
expresión?
Sí.
En 2016 se cumplirá el 50
aniversario del partido de las Panteras Negras; fue usted miembro del mismo
durante algún tiempo.
El movimiento de derechos civiles
tendía a centrarse en la integración, pero había quienes decían: "No
queremos asimilarnos en un barco que se hunde, de modo que cambiemos totalmente
el barco". El surgimiento del Partido de las Panteras Negras marcó un
momento de ruptura y todavía estamos en ese momento.
El partido tenía dos tipos
distintos de activismo: el activismo de base que contribuyó a crear
instituciones que todavía hoy funcionan, por ejemplo, el Departamento de
Agricultura dispone ahora de programas de desayunos gratuitos. Por otro lado,
está la posición de defense propia y de control de la policía.
Si se le echa un vistazo al
programa de 10 puntos del partido, cada uno de sus puntos resulta tanto o más
pertinente 50 años más tarde. El punto décimo incluye el control comunitario de
la tecnología. Eso fue muy profético. Se trata de usar la tecnología en vez de
que permitir que nos use a nosotros.
Alguna gente todavía debe ver en
usted a la joven que apoyaba la violencia contra la policía, la violencia de
los movimientos políticos.
Es importante comprender las
diferencias entre esa época y ésta. Nuestra relación con las armas era muy
diferente y se centraba en buena medida en la defensa propia. Hoy en día,
cuando hay del orden de 300 millones de armas en el país y hemos experimentado
estos horrendos tiroteos, no podemos adoptar la misma postura. Estoy
completamente a favor del control de armas, de eliminar las armas no sólo de
los civiles sino también de la policía.
Se utilizaron pistolas de su
propiedad en el secuestro y el tiroteo del Marin County Civic Center en 1970.
Fue absuelta de todas las acusaciones. He leído que había comprador las
pistolas para su propia defensa.
Sí, y comenté la circunstancia de
que mi padre tenía armas cuando yo era pequeña; nuestras familias tenían que
protegerse del Ku Klux Klan. [Hoy en día] tenemos leyes contra el odio, hacia
las que tengo una actitud ambivalente, porque a veces acaban usándose contra la
gente que era inicialmente víctima. La legislación contra linchamientos se
dirige más hacia los niños negros y las llamadas pandillas. A veces las
herramientas contra el racismo se ponen al servicio de una especie de racismo
estructural.
El documental Free Angela and
All Political Prisoners destaca mucho su relación con George Jackson, el
activista de las cárceles muerto en la prisión de Soledad. ¿Demasiado?
Yo habría puesto el énfasis en
otra parte. Si hablas con la directora, Shola Lynch, comprobarás que estaba
trabajando dentro de géneros convencionales; ve la película como un drama
político, un thriller criminal y una historia de amor. Aun así, la
investigación que llevó a cabo fue realmente asombrosa. Entrevistó a uno de los
agentes del FBI que me detuvieron y gracias a esa entrevista descubrí cómo me
atraparon. Me impresiona cómo ha afectado la película a la gente joven. Puede
ayudar a conversaciones entre generaciones de las que aprenda yo algo y aprenda
algo la gente más joven.
¿Qué pasó con la forma de
escribir radical, personal, de enfrentamiento de la década de los 60 y 70?
Es una pregunta interesante. En
muchas cosas dependíamos de nosotros mismos. Esos experimentos son importantes,
porque sin movernos a terrenos de los que uno no sabe nada, nunca habrá ningún
cambio.
Supongo que hay gente que le
dice: "Si no le gusta Norteamérica, ¿por qué se queda?"
He vivido en otros países, pero
este es mi hogar, y me siento comprometida con la transformación de este país.
Así lo he sentido desde que era niña. Mi madre era una activista que creía en
las posibilidades de transformar el mundo. Y eso es algo a lo que todavía no he
renunciado.
Angela Davis (1944), legendaria
activista afroamericana de los años 60 vinculada al movimiento de derechos
civiles, los Panteras Negras y el Partido Comunista norteamericano, por el que
fue candidata a la vicepresidencia en los años 80, fue discípula de Herbert
Marcuse en la Universidad de California, San Diego. Profesora jubilada de la
Universidad de California, Santa Cruz, enseña actualmente en la de Syracuse, en
el estado de Nueva York. Su trabajo teórico se ha centrado, entre otros temas,
en el análisis de lo que denomina el “complejo penitenciario industrial” en los
Estados Unidos.
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón
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