PICICA: "Desde los años cincuenta las expectativas
sociales iban siempre al alza. En los tiempos malos que abuelos o
padres debieron atravesar existían dificultades, pero a pesar de todo
siempre se veía la luz al final del túnel. Para la generación de jóvenes
que desde 2008 debe enfrentarse a la crisis, la luz está envuelta en
tinieblas, no se vislumbra con claridad la salida. Educados en la idea
de que podrían superar a sus padres por muy lejos que éstos hubieran
llegado, la realidad les ha caído encima y deben enfrentarse a un mundo
duro e inhóspito. Por otro lado, no han sido preparados para una
economía de trabajos volátiles en el que el desempleo sobrevuela sus
vidas."
Zygmunt Bauman: Sobre la educación en un mundo líquido
Zygmunt Bauman: Sobre la educación en un mundo líquido (Paidós, 2013) Por Bernabé Sarabia
Doctor honoris causa por 15
universidades, con su pipa de siempre, este judío universal sigue
buscando las claves de la sociedad actual. Tras acuñar el concepto de
modernidad líquida y aplicarlo a escudriñar aspectos esenciales de la
vida actual, Zigmunt Bauman sigue siendo uno de los analistas más claros
e incisivos de la Tierra.
Nacido en Poznan en 1925, Bauman tuvo que
huir con su familia a la Unión Soviética cuando Polonia fue invadida en
1939 por los nazis. Participó en la Segunda Guerra Mundial como
artillero y tomó parte en la batalla de Berlín en 1945. En 1954 comenzó
su carrera académica en la Universidad de Varsovia. Purgado y desposeído
de su nacionalidad en 1968, abandona Polonia. Tras enseñar en la
Universidad de Tel Aviv, en 1971 obtuvo una cátedra en Leeds. Desde
entonces abandona el polaco como lengua de expresión escrita y adopta el
inglés, su tercer idioma contando el ruso.
En los últimos meses, la editorial Paidós
ha vertido al español dos excelentes textos de este profeta de la
incertidumbre. En 2012 vio la luz Esto no es un diario, una reflexión
personal que en formato de diario es en realidad una reflexión personal
destinada a entender los signos que marcan nuestro siglo XXI. Ya en
2013, la aparición de Sobre la educación en un mundo líquido adopta la
forma de entrevista para insistir en la importancia de la educación.
Estamos ante el segundo libro de
conversaciones publicado por Bauman. El primero fue un brillante y
profundo diálogo con Keith Tester, catedrático de Teoría Social en la
Universidad de Portsmouth (Polity Press, 2001). En esta ocasión es
Ricardo Mazzeo, también dedicado a la docencia, la contraparte de esta
serie de veinte entrevistas. Dichas conversaciones comenzaron con
ocasión de la invitación recibida por Bauman para inaugurar un congreso
celebrado en Rímini en 2009 bajo el título La calidad inclusiva de la
escuela y finalizaron durante las conferencias que pronunció en Módena
en septiembre de 2011.
El marco temporal que circunscribe este
conjunto de textos está marcado por el estallido de la burbuja económica
y sus consecuencias. Miles y miles de jóvenes compartían, antes de la
debacle, la creencia de que en lo alto de la pirámide social existía un
hueco para ellos. Se creía que bastaba un título universitario para
entrar en un sistema que prometía la felicidad a través del consumo.
Desde los años cincuenta las expectativas
sociales iban siempre al alza. En los tiempos malos que abuelos o
padres debieron atravesar existían dificultades, pero a pesar de todo
siempre se veía la luz al final del túnel. Para la generación de jóvenes
que desde 2008 debe enfrentarse a la crisis, la luz está envuelta en
tinieblas, no se vislumbra con claridad la salida. Educados en la idea
de que podrían superar a sus padres por muy lejos que éstos hubieran
llegado, la realidad les ha caído encima y deben enfrentarse a un mundo
duro e inhóspito. Por otro lado, no han sido preparados para una
economía de trabajos volátiles en el que el desempleo sobrevuela sus
vidas.
Los últimos treinta años registran una
expansión gigantesca de la educación superior, un imparable crecimiento
en el número de estudiantes y profesores. El título universitario era
una promesa de trabajos atractivos y duraderos. Sin embargo, la crisis y
los recortes en los presupuesto educativos coinciden con un aumento
tremendo de las matrículas universitarias, especialmente notorio en los
estudios de postgrado.
La promoción social a través de la
educación, en opinión de Bauman, se ha quebrado. Los graduados tienen
empleos muy por debajo de las expectativas generadas por sus títulos o,
incluso, no tienen trabajo y continúan viviendo a la sombra de sus
familias. Los afortunados que consiguen trabajar se ven envueltos, con
demasiada frecuencia, en relaciones tensas o conflictivas con los jefes,
los compañeros de trabajo o los clientes.
En este penoso horizonte las nuevas
tecnologías desempeñan un papel lleno de ambivalencia. Los ordenadores,
las tabletas o los teléfonos inteligentes se introducen en casa, en los
fines de semana o en las minivacaciones. Informan y nos conectan con los
amigos o los seres queridos pero a la vez impiden la separación de la
oficina, del trabajo o del jefe. Apenas queda excusa para no trabajar en
sábado o domingo si hace falta completar un informe inacabado o el
proyecto que debe entregarse el lunes.
Con todo, el problema de fondo de la
“crisis de la educación” no es instrumental. No se trata sólo de si la
Universidad prepara mejor o peor para el futuro laboral de sus
estudiantes. El desafío central para Bauman reside en que la esencia de
la idea de educación, tal como estaba concebida a lo largo de la
modernidad, se ha venido abajo. Se han puesto en tela de juicio los
elementos constitutivos de la pedagogía tradicional.
La naturaleza cambiante y sujeta a
mutaciones imprevisibles, de la sociedad actual descoloca los viejos
principios del aprendizaje. Principios que fueron concebidos para un
mundo perdurable en el que la memoria era un activo positivo. Ya en el
siglo XXI la memoria es vista como algo inútil, potencialmente
incapacitante o, incluso, engañosa.
El “mundo líquido” que presenta Bauman se
caracteriza por su volatilidad, por el cambio instantáneo. En un mundo
desregularizado e imprevisible los objetivos de la educación ortodoxa
tienen un encaje lleno de dificultades. Los hábitos consagrados, las
costumbres arraigadas, los marcos cognitivos sólidos o el elogio de
valores estables, se convierten en impedimentos. El mercado del
conocimiento ya no pide lealtad a largo plazo, vínculos duraderos o
compromisos irrompibles. En el mercado abierto y desregulado puede
ocurrir cualquier cosa y el éxito puede ser una derivada que nada tenga
que ver con el esfuerzo educativo y que quizá no vuelva a repetirse.
Grandes estrellas del firmamento mediático como Steve Jobs, Jack Dorsey,
el inventor de Twitter, o Damien Hirst, ídolo del BritArt, han pasado
por la experiencia del abandono escolar.
En la sociedad de la información, el
conocimiento se presenta en forma de cascada de datos e informaciones
que con demasiada frecuencia son fragmentarios e inconexos. Cuando la
cantidad de información tiende a aumentar y se distribuye a una
velocidad cada vez mayor, la creación de secuencias narrativas se
vuelve, como afirma Bauman, cada vez más difícil. La “cultura líquida
moderna” ya no es una cultura de aprendizaje y acumulación, es, sobre
todo, una “cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido”.
Sobre la educación en un mundo líquido es
un brillante texto que encaja en lo que a lo largo de la última década
Bauman ha definido como el tránsito a la postmodernidad, un tiempo en el
que las personas han dejado de creer en las grandes promesas hechas por
las modernas ideologías. Vivimos una “modernidad líquida”, entendida
ésta como una “sociedad de consumidores individualizada y sin
regulaciones”. Una sociedad en la que, pese a los muchos motivos de
preocupación, no cabe caer para Bauman en la desesperación.
Como en toda conversación el diálogo
abandona y vuelve al hilo conductor. De ahí que el turno de palabras
entre Bauman y Mazzeo se deslice hacia hechos que por su relevancia
marcan el tiempo de la actualidad. La Primavera árabe o los movimientos
sociales y juveniles que han florecido espontáneos al calor del
descontento social y de Internet estos últimos años son pespuntes que
dan color e interés a un texto cuyo telón de fondo está marcado por los
efectos que sobre el ser humano está teniendo esta devastadora crisis.
Fuente: OJOS DE PAPELFuente: Lejos del tiempo
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