PICICA: "Entre
todos los horrores desplegados en la más reciente ofensiva israelí en
Gaza, el objetivo de Tel Aviv es simple: volver, a la chita callando, a
la norma."
La pesadilla en Gaza (Cuba Debate, 04/08/14)
Entre
todos los horrores desplegados en la más reciente ofensiva israelí en
Gaza, el objetivo de Tel Aviv es simple: volver, a la chita callando, a
la norma.
Noam Chomsky
Entre
todos los horrores desplegados en la más reciente ofensiva israelí en
Gaza, el objetivo de Tel Aviv es simple: volver, a la chita callando, a
la norma.
En Cisjordania, la norma es
que Israel continúe su construcción ilegal de colonias e
infraestructura para poder integrar a su territorio cualquier cosa que
pueda ser de valor, mientras confina a los palestinos en cantones
inviables y los sujeta a represión y violencia.
En
Gaza, la norma es una existencia miserable bajo un sitio cruel y
destructivo, que Israel administra para permitir apenas la subsistencia,
pero nada más.
La más reciente
escalada israelí fue disparada por el brutal asesinato de tres muchachos
de una comunidad de colonos en Cisjordania ocupada. Un mes antes, dos
chicos palestinos fueron muertos a tiros en la ciudad de Ramalá, en esa
misma zona. Ese hecho despertó poca atención, lo cual es entendible,
puesto que es rutina.
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En una entrevista,
el defensor de derechos humanos Raji Sourani, que ha permanecido en Gaza
durante los años de brutalidad y terror israelí, señaló: “La frase que
con más frecuencia escuchaba cuando la gente empezaba a hablar de un
cese el fuego era: ‘todos dicen que es mejor para nosotros morir y no
regresar a la situación que teníamos antes de esta guerra. No queremos
eso de nuevo. No tenemos dignidad ni orgullo; solo somos blancos
fáciles, y muy baratos. Si la situación no mejora en verdad, es mejor
morir’. Hablo de intelectuales, académicos, personas comunes y
corrientes. Todos lo dicen”.
En enero
de 2006, los palestinos cometieron un crimen grave: votaron por quien
no debían en una elección libre cuidadosamente vigilada, y entregaron el
control del parlamento a Hamas.
Los
medios proclaman constantemente que Hamas está dedicado a la destrucción
de Israel. En realidad, los líderes de Hamas han dejado en claro en
repetidas ocasiones que aceptarían una solución de dos estados, de
conformidad con el consenso internacional que ha sido bloqueado por
Estados Unidos e Israel durante 40 años.
En
contraste, Israel, fuera de unas cuantas palabras vanas, está dedicado a
la destrucción de Palestina, y se aplica en ese cometido.
El
crimen de los palestinos en enero de 2006 fue castigado de inmediato.
Estados Unidos e Israel, con la vergonzosa adhesión de Europa,
impusieron severas sanciones a la población errante e Israel incrementó
su violencia.
Rápidamente, Estados
Unidos e Israel empezaron planes para un golpe militar que derrocara al
gobierno electo. Cuando Hamas tuvo el descaro de revelar los planes, los
ataques israelíes y el sitio se volvieron mucho más severos.
No
debería haber necesidad de revisar el deplorable historial de lo
ocurrido desde entonces. El sitio implacable y los salvajes ataques son
acentuados por episodios de cortar el césped, para tomar prestada la
alegre expresión con que designa Israel sus periódicos ejercicios de
tirotear a los peces en el estanque como parte de lo que llama guerra de
defensa.
Una vez que cortan el
césped y los desesperados pobladores buscan reconstruir algo después de
la devastación y los asesinatos, se acuerda un cese del fuego. El más
reciente se estableció después del asalto israelí de octubre de 2012,
llamada operación Pilar de Defensa.
Aunque
Israel mantuvo el sitio, Hamas observó la tregua, como concede Tel
Aviv. Las cosas cambiaron en abril de este año, cuando Fatah y Hamas
forjaron un acuerdo de unidad que instauró un nuevo gobierno de
tecnócratas, sin afiliación a ninguno de los dos partidos. Naturalmente,
Israel estaba furioso, y más aún cuando hasta el gobierno de Obama se
unió a Occidente en indicar aprobación. El acuerdo de unidad no solo
socava la aseveración de Israel de que no puede negociar con una
Palestina dividida, sino también amenaza el objetivo de largo plazo de
separar Gaza de Cisjordania y proseguir sus políticas destructivas en
ambas regiones.
Algo tenía que
hacerse, y la ocasión se presentó el 12 de junio, cuando los tres
jóvenes israelíes fueron asesinados en Cisjordania. En un principio el
gobierno de Netanyahu sabía que estaban muertos, pero fingió que lo
ignoraba, lo cual dio la oportunidad de lanzar una incursión en
Cisjordania, con Hamas por objetivo.
El primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó tener cierto conocimiento de que Hamas era el culpable. También resultó mentira.
Una
de las principales autoridades sobre Hamas, Shlomi Eldar, informó casi
de inmediato que muy probablemente los asesinos procedían de un clan
disidente de Hebrón que desde hace mucho tiempo ha sido una espina en el
costado de Hamas. Eldar añadió: Estoy seguro de que no recibieron luz
verde de la dirigencia de Hamas; solo les pareció que era momento de
actuar.
Sin embargo, la escalada de
18 días después del secuestro logró minar el temido gobierno de unidad, e
incrementó drásticamente la represión israelí. Israel también llevó a
cabo docenas de ataques en Gaza, y el 7 de julio dio muerte a cinco
miembros de Hamas.
Al final Hamas
reaccionó disparando sus primeros cohetes en 19 meses, lo cual dio
pretexto a Israel para lanzar su operación Borde Protector el 8 de
julio.
Al 31 de julio se había dado
muerte a unos mil 400 palestinos, en su mayoría civiles, entre ellos
cientos de mujeres y niños. Y a 3 civiles israelíes. Grandes áreas de
Gaza habían quedado reducidas a escombros. Cuatro hospitales habían sido
atacados; cada ataque fue un crimen de guerra más.
Funcionarios
israelíes exaltan la humanidad del que llaman el ejército más ético del
mundo, que informa a los habitantes de que sus hogares serán
bombardeados, práctica que es sadismo disfrazado santurronamente de
piedad, en palabras de la periodista israelí Amira Hass: Un mensaje
grabado demanda a cientos de miles de personas que dejen sus hogares ya
elegidos como blancos, por otro lugar igualmente peligroso ubicado a 10
kilómetros de distancia.
De hecho, no
hay lugar en la prisión de Gaza que esté a buen resguardo del sadismo
israelí, que puede incluso exceder los terribles crímenes de la
operación Plomo Fundido de 2008-09. Las terribles revelaciones
suscitaron la reacción acostumbrada del presidente más moral del mundo,
Barack Obama: gran simpatía por los israelíes, acerba condena de Hamas y
llamados a la moderación a ambas partes.
Cuando
los ataques actuales se detengan, Israel espera quedar libre para
continuar sin interferencia sus políticas criminales en los territorios
ocupados, con el apoyo estadunidense que ha disfrutado en el pasado. Y
los pobladores de Gaza quedarán en libertad de regresar a la norma en su
prisión gobernada por Israel, en tanto en Cisjordania los palestinos
podrán observar en paz cómo Israel desmantela lo que quede de sus
posesiones.
Tal es el desenlace
probable si Estados Unidos mantiene su apoyo decisivo y virtualmente
unilateral a los crímenes israelíes y su rechazo al consenso
internacional que desde hace tanto tiempo existe en torno a un acuerdo
diplomático.
Pero el futuro sería muy
distinto si Washington retirara ese apoyo. En ese caso sería posible
avanzar hacia la solución duradera en Gaza a la que ha convocado el
secretario de Estado John Kerry, la cual ha suscitado condena histérica
en Israel porque la frase podría interpretarse como un llamado a poner
fin al sitio y a los ataques constantes israelíes. Y –horror de
horrores– la frase podría incluso interpretarse como un exhorto a
aplicar el derecho internacional en el resto de los territorios
ocupados.
Hace 40 años Israel tomó la
fatídica decisión de elegir la expansión sobre la seguridad, rechazando
un tratado total de paz ofrecido por Egipto a cambio de la evacuación
del Sinaí egipcio ocupado, donde Israel emprendía proyectos intensivos
de colonización y desarrollo. Desde entonces Tel Aviv se ha adherido a
esa política.
Si Estados Unidos
decidiera unirse al mundo, el impacto sería grande. Una y otra vez
Israel ha abandonado planes anhelados si Washington se lo demanda. Así
son las relaciones de poder entre los dos gobiernos.
¿Podría
cambiar la política estadunidense? No es imposible. La opinión pública
ha tenido un giro considerable en años recientes, en particular entre
los jóvenes, y no puede ignorarse por completo.
Durante
algunos años ha habido buen fundamento para las demandas públicas de
que Washington observe sus propias leyes y reduzca la ayuda militar a
Israel. La ley estadunidense estipula que no se puede brindar asistencia
en seguridad a ningún país cuyo gobierno siga una pauta consistente de
graves violaciones de los derechos humanos reconocidos
internacionalmente.
Israel, sin duda,
es culpable de esa pauta consistente, y lo ha sido por muchos años. El
senador Patrick Leahy, de Vermont, autor de esa disposición legal, ha
mencionado su aplicabilidad potencial a Israel en casos específicos, y
con un bien dirigido esfuerzo educativo, de organización y de activismo,
es posible impulsar con éxito tales iniciativas.
Eso
podría tener un impacto muy significativo por sí mismo, y a la vez
daría una plataforma para acciones ulteriores con el fin de obligar a
Washington a volverse parte de la comunidad internacional y observar las
normas del derecho internacional.
Nada podría ser más significativo para las trágicas víctimas de tantos años de violencia y represión en Palestina.
*
Noam Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el
Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge, Mass, EU.
(©) 2014 Noam Chomsky
Distributed by The New York Times Syndicate
Traducción: Jorge Anaya
(Tomado de La Jornada)
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