PICICA: "Declaración
comienza especificando que no se trata de un manifiesto, sino de un
conjunto de ideas extraídas de las prácticas de 2011, útiles, todas
ellas, para alimentar el paso de la declaración, a rebelarse contra la
crisis y la falsa de democracia, a la constitución, es decir, la
creación de instituciones y nuevos derechos a partir de los prototipos
organizativos que se han dado en las redes y en las plazas."
Events
Común y poder constituyente
COMÚN Y PODER CONSTITUYENTE
Una serie de debates con Michael Hardt alrededor del panfleto “Declaración” (Akal, 2012).
Fechas: Del 14 al 18 de Octubre 2013.
Ciudades: Zaragoza, Barcelona, Pamplona, Málaga y Madrid.
Organiza: Fundación de los Comunes
Colaboran: Macba, MNCARS.
“El debate político
y constitucional tiene que reabrirse (…) ¿Cómo puede la multitud
tornarse en príncipe de las instituciones del común de tal suerte que
reinvente y realice la democracia? (…) debemos crear una multitud capaz
de acción política democrática y del autogobierno del común”.
Negri y Hardt, Declaración
En el año 2011, los endeudad@s, mediatizad@s, seguritizad@s y representad@s del mundo
se levantaron en diferentes insurrecciones que sirvieron para declarar
la obsolescencia de los regímenes dictatoriales y de los sistemas
democráticos que rigen la actual fase del capitalismo financiero. El
deseo de democracia constituye al mismo tiempo la base común y las
formas expresivas de Occupy, el 15M y las Revueltas Árabes, alzamientos
movilizados por un claro y preciso “no nos representan”, con diferentes
declinaciones en función del contexto pero todos ellos dirigidos a una
suerte de “Antiguo Régimen” solamente democrático en apariencia y
gobernado por las fuerzas de lo que se ha venido a llamar el 1% o
dictadura financiera.
Declaración
comienza especificando que no se trata de un manifiesto, sino de un
conjunto de ideas extraídas de las prácticas de 2011, útiles, todas
ellas, para alimentar el paso de la declaración, a rebelarse contra la
crisis y la falsa de democracia, a la constitución, es decir, la
creación de instituciones y nuevos derechos a partir de los prototipos
organizativos que se han dado en las redes y en las plazas.
El libro consta de tres partes y un epílogo. La primera parte, Figuras subjetivas de la crisis,
define la crisis como una fábrica de producción de subjetividad de la
que emergen los grupos sometidos de los endeudad@s, seguritizad@s,
mediatizad@s y representad@s. De alguna manera, las insurrecciones ponen
sobre la mesa el desacato colectivo ante el robo de la potencia social
que la hiper fragmentación y las reglas del actual contexto histórico
tratan de bloquear. Ante la subjetividad sometida, las resistencias
creativas activan el reto de transformar la deuda en vínculo, la
representación en autoorganización, la mediatización en producción de
verdad descentralizada y la “seguritización”, esto es la vigilancia y
represión extremas, en formas de contralegislación, protección y gestión
del espacio público de abajo a arriba y no al revés. En este sentido,
el contexto del Estado español es particularmente rico en ejemplos que
sirven para contrastar la validez de este análisis desde la carne de las
luchas.
La segunda, Rebelión contra la crisis,
parte trata de imaginar las instituciones del común a partir de luchas
que han tenido lugar, en algunos casos, antes del 15M y, en otro caso
más, a partir de debates intelectuales sobre una planificación de la
vida en su complejidad que integre y permita la participación vinculante
en la toma de decisiones. El agua, la educación y los bancos podrían
ser pensados como instituciones del común, es decir, como bienes cuya
propiedad residiera en la población y no en el Estado. Esto conllevaría
una gestión mucho más participada y confiada en el sentido común, es
decir, una gestión en la que para conservar el agua, acceder a todos los
niveles educativos y planificar colectivamente el funcionamiento de un
banco y la distribución de la riqueza habría que contar con la
inteligencia colectiva para obtener un funcionamiento lo más óptimo
posible de la democracia. Una creciente indistinción entre lo público y
lo privado ha llevado a la emergencia de prototipos de instituciones del
común que cabe encontrar, por ejemplo, en los debates y las prácticas
de las mareas ciudadanas de educación y sanidad, así como en otra
miríada de grupos sociales a nivel global que están replanteando el
modelo de democracia a seguir a partir de sus mundos cotidianos y del
conocimiento de conjunto de determinados bienes comunes.
El tercer capítulo, Construir el común,
aborda la idea de las revueltas de 2011 como prefiguración de un poder
constituyente articulador de nuevas funciones legislativas, ejecutivas y
judiciales de la multitud. Salvo en los casos en los que sea
estrictamente necesario mantenerlo, prescindir del marco estatal parece
ser un horizonte posible en un plazo no determinado, sin que el libro
proponga estrategias, tácticas o perfeccionamientos de las formas de
organización nacidas en 2011 y de las que se han derivado una enorme
cantidad de experimentos políticos. Declaración introduce una serie de
preguntas a este respecto tipo ¿cómo ha de funcionar la producción
normativa en un contexto en el que se manda obedeciendo?, ¿cómo se
pueden obtener planificaciones participadas de todos los aspectos
relativos a la democracia, a la riqueza y a la sostenibilidad?, ¿quién
ha de interpretar en última instancia la Constitución?, ¿cómo ha de
funcionar un sistema judicial verdaderamente democrático?
Finalmente, el epílogo, Lo que viene es el acontecimiento comunero,
arroja luz sobre la figura del comunero o comunera. Así como el
panadero hace pan, la tejedora teje o el cultivador cultiva, el comunero
o comunera “comuniza”, es decir, trabaja para el común (y no solamente
trabaja). Además de repensar la democracia, en los términos expuestos
hasta este punto, “comunizar” también consiste en prepararse para un
acontecimiento inesperado. En cualquier momento, debido a la fuerza
destituyente de los movimientos o a un fallo de un sistema con
tendencias suicidas, la coyuntura puede ofrecer posibilidades para una
transformación sistémica que ya se está gestando y que se puede
acelerar.
Desde
la Fundación de los Comunes hemos pensado que el libro nos puede servir
para pensar, a partir de debates situados en diferentes ciudades,
problemas como el tiempo de los movimientos, los contrapoderes, la
crisis sistémica y la posibilidad de salir de ella con una democracia
del común, es decir, una democracia donde la toma de decisiones, la
gestión y la propiedad de lo que es común sea también común. Para ello,
necesitamos entender qué supone la exigencia de una democracia real que
se manifestó y se sigue proponiendo en los debates y prácticas de la
constelación 15M. Seguramente, podemos partir de la idea de que ya
estamos inmersos en un proceso destituyente-constituyente que expresa la
capacidad social de constituir lo que se llama una democracia
distribuida. Esta idea, sumada a todas las aportaciones de Declaración y
a los avances de la propia coyuntura, puede servir como concepto de
partida para intentar avanzar en la conformación de un nuevo sistema
regido por mecanismos de participación y organización social acordes con
la subjetividad que las insurrecciones recientes expresan.
Fechas:
Lunes 14, Zaragoza, en la Pantera Rossa, a las 19:00: Las actuales luchas por la democracia: destituir el gobierno de las finanzas, constituir el común
Martes 15, Barcelona, en el Auditorio Macba, a las 19:30: La rebelión de los endeudados o la democracia en deuda
Miércoles 16, Iruña, en la Hormiga Atómica (acto en Cines Golem), a las 19:30: Revolución democrática: de las plazas a las instituciones del común
Jueves 17, Málaga, en La Casa Invisible: a las 19:30: Democracia y revolución ciudadana: apuntes para retomar lo común
Viernes 18, Madrid, en el Museo Reina Sofía (Auditorio 400), a las 19:30: Imaginar y practicar la constitución del común
Fuente: Fundación de los Comunes
Fuente: Fundación de los Comunes
Nenhum comentário:
Postar um comentário