PICICA: "Quien grita
somos nosotros. Los sin educación, los sin hospitales y sin seguridad.
Somos nosotros, huérfanos de la patria. Los hijos bastardos de la
nación. Somos nosotros, los negros, los pobres, los blancos indignados y
los indios cansados de la pipa de la paz".
[...]
"Somos nosotros, los esclavos del autobús de negreros, los asalariados apretados en el tren".
La multitud brasileña no tiene nombre
Más de un mes después del inicio de las protestas en Brasil, no
existe ni nombre ni etiqueta para definir a la multitud que sigue
ocupando las redes y las calles del país. Sin embargo, mucha gente
habla "del movimiento" para definir todo lo que está pasando.
Las identidades comunes alrededor de la etiqueta #VemPraRua, de las demandas urbanas y el transporte predominan en los nombres de los colectivos que protagonizan la lucha en Brasil. Las asambleas populares celebradas en el espacio público empiezan a organizarse entre ellas.
Las identidades comunes alrededor de la etiqueta #VemPraRua, de las demandas urbanas y el transporte predominan en los nombres de los colectivos que protagonizan la lucha en Brasil. Las asambleas populares celebradas en el espacio público empiezan a organizarse entre ellas.
La pregunta la formulaba en Twitter @Ciudadano_Zero,
una de las cuentas más activas del 15M español, el pasado 18 de junio.
Un día antes, tras semanas de protestas, los brasileños tomaron las
calles de una forma radicalmente diferente: auto convocados por las
redes sociales, sin partidos, sin una única causa. En la madrugada del
día 17 día una multitud ocupó el techo del congreso nacional en
Brasilia. Sus gritos (“somos parte de una lucha nacional, de una lucha
mundial”) insinuaban el nacimiento de un nuevo movimiento. La etiqueta /
nombre parecía una cuestión de días, tal como ocurrió con el 15M o
Indignados en España, con #YoSoy132en México, con Occupy Wall Street en
Estados Unidos o con Diren Gezi o movimiento chapulling en Turquía. Sin
embargo, en Brasil, más de un mes después de la explosión de las
protestas, no hay nombre ni etiqueta para la multitud que sigue agitando
el país. ¿Por qué las protestas de mil caras de Brasil esquivan
cualquier nombre?
En las últimas semanas, los medios
de comunicación de Brasil están ocultando prácticamente todo lo que
ocurre en las calles del país. Informan con cuenta gotas sobre “plenos
municipales ocupados” o las manifestaciones frente a redacciones de la
Rede Globo. Ni rastro de las asambleas populares horizontales. Nada
sobre acampadas en frente de edificios gubernamentales. Sin embargo, en
las redes y en las calles, se usa bastante la expresión “el movimiento”.
“Hay mucha gente en este movimiento”, afirmaba desde Río de Janeiro
Larissa Bery, durante el 1º debate nacional de redes y calles.
"Hay que fortalecer el movimiento", afirma el periodista Renato Rovai,
en el encuentro Onda Cidadã de Ceará. También se habla de "movimiento de
movimientos". Pero se enfatiza en la pluralidad. Incluso el no nombre
de la multitud. "En Brasil no va a surgir un paraguas como el 15M de
España. Creo que es mejor esa pluralidad, pues los medios tradicionales
no podrán apropiarse de un rótulo", asegura Adilson Cabral, de la
Universidade Federal Fluminense.
El escritor alternativo Sérgio Vaz,
una voz muy respetada en la periferia de São Paulo, publicó el domingo
un texto titulado Somos nós (somos nosotros), legitimando la multitud
horizontal, plural y anónima que desconcierta a Brasil: "Quien grita
somos nosotros. Los sin educación, los sin hospitales y sin seguridad.
Somos nosotros, huérfanos de la patria. Los hijos bastardos de la
nación. Somos nosotros, los negros, los pobres, los blancos indignados y
los indios cansados de la pipa de la paz". ¿Fama al servicio de la
horizontalidad? ¿Liderazgo oblicuo? ¿Seguirá sin nombre la multitud
brasileña? El gestor cultural Demetrio Portugal piensa que la imagen
positiva fabricada sobre "el crecimiento económico" dificulta todo: "En
Brasil, la ola positiva causa una confusión que produce infinitas olas
menores y ecos que dificultan la formación de una imagen que nos
identifique". Sin embargo, para el filósofo Rodrigo Nunes, "el impacto
subjetivo de las protestas ha sido tremendo". La imagen del Brasil
potencia está quebrada. ¿Qué puntos en común tiene, pues, el plural
movimiento de movimientos?
Aunque no exista un rótulo o etiqueta para definir a la
multitud, movimiento o movimiento de movimientos de Brasil, sí existen
varias identidades colectivas que conviven en todo el país. Tiago
Pimentel, del estudio Interagentes,
piensa que existió durante unos días una identidad colectiva. "Cuando
el movimiento Passe Livre dijo que las manifestaciones no eran por los
veinte centavos del transporte, se creó esa identidad común", afirma
Tiago. No es por veinte centavos. De hecho, surgieron muchísimos
perfiles sociales alrededor de esa idea, como el Coletivo 20 centavos o No es por 20 centavos, é por direitos.
El abanico, en palabras de Tiago, "se abrió tanto que se perdió esa
identidad colectiva". El eje urbano, empujado por el Passe Livre como
colectivo creciente (cada vez presente en más urbes) y metáfora, es sin
duda uno de los principales puntos en común. Destacan el surgimiento del
movimiento/plataforma Belém Livre (en el norte del país), la consolidación del grupo Direitos Urbanos en Recife o el movimiento Eu pulo catracas (yo salto torniquetes), entre muchos otros.
Otro común, una identidad colectiva de facto es la palabra 'rua' (calle). La etiqueta #VemPraRua,
que nació como remezcla de un anuncio de publicidad, es la más usada en
redes como Twitter y Facebook, como prueba el grafo del Laboratório de Estudios sobre Imagen y Cibercultura. Y ha dado pie a un sin número de perfiles colectivos y redes nuevos. La plataforma "apartidista e independiente" VemPraRua.org fue pionera. Pero el grito e imaginario de rua ha desembocado en decenas de colectivos locales, como BHnasRuas (Belo Horizonte), Rio na Rua y RJnaRua (Rio de Janeiro), SPnasRuas (São Paulo) o VemPraRuaFloripa
(Florianópolis), entre un larguísimo etcétera. La calle como espacio
común, como territorio recuperado, como nueva interfaz de diálogo
político. La descripción del colectivo BRnasRuas
da algunas pistas sobre la identidad colectiva urbana que está siendo
cocinada: "¡De las redes a las calles! De lo individual a lo común. Por
una ciudad de tod@s. Por derechos, justicia social y una democracia
horizontal". De hecho, las asambleas populares horizontales que ya se
expanden por las calles de una veintena de ciudades, están construyendo
el nuevo sistema nervioso del Brasil indignado. La mayoría, como las de Belo Horizonte y Rio de Janeiro, tienen perfiles en Facebook. Existe un grupo en Facebook común a todas las asambleas. En unos estará lista una wiki común en el dominio assembleias.org.
¿Por qué la multitud brasileña no tiene nombre? ¿La profecía del
colectivo italiano Wu Ming (que significa sin nombre en chino) y su
libro Esta revolución no tiene rostro se está
cumpliendo, por fin? Tiago Pimentel, analizando visualizaciones en la
sede de Interagentes de São Paulo, tira de sociología, de antropología.
De historia. Surge en la charla la cabanagem, una revolución popular que
retiró a las élites del poder en la Amazonia, entre 1835 y 1840. Y el
carnaval, su flujo de multitudes, sus máscaras temporales. Tiago cita
Raízes de Brasil, un libro de 1937 del historiador Sergio Buarque de
Holanda, en el que se relata la desconexión histórica de las regiones de
Brasil. "Portugal prohibía enviar cartas de Río a Bahía, por ejemplo.
Iban a Lisboa y regresaban", afirma Tiago. La centralidad de Lisboa fue
sustituida por otras. Por Rio de Janeiro. Por Brasilia. Por la Rede
Globo. Por Facebook. El sociólogo Sérgio Amadeu, fundador de
Interagentes, explica la paradoja: "los estudios prueban que las
revueltas son extremadamente distribuidas, descentralizadas, tanto que
no hay apenas hubs que conecten las regiones". La fuerza de los medios y
Facebook explican la falta de conexión nacional de los inicios.
También, el poco entendido reinado de grupos de Anonymous en la convocación redes-calles.
Y el humor. En medio de la dispersión, del no logo de las revueltas
brasileñas, empiezan a surgir perfiles fake y remezclas emotivas.
Vándalo, usado como insulto por los medios en los primeros de los
protestos, ya es una bandera común. Aparece en los apellidos y nombres
de personas de las redes sociales. Y tal como ocurrió en Turquía, donde
chapull (vándalos) derivó en la Chapul.Tv, en Brasil ya existe el
humorístico Vândalo News.
El vinagre - usado contra el gas lacrimógeno y prohibido durante unos
días por la policía de São Paulo - es habitual, en cuentas como AlémDoVinagre (más allá del vinagre), en perfiles personales (Vándala del Vinagre) o en el libro colectivo Vinagre, uma antologia de poetas neobarracos.
"En Brasil, hasta Anonymous fue carnavalizado, ganando contornos
escépticos, socarrones, algo absurdamente potente en sentido político:
de convocación de la población para ir a las calles, de resignificación
de imágenes de los grandes medios", asegura Fábio Mallini, investigador
del Laboratório de Estudios sobre Imagen y Cibercultura. Tropicalismo caníbal en estado puro. Dilma Bolada, el perfil fake
de Twitter de la presidente Dilma Rousseff, fue el responsable de la
propuesta de donar los royalties del petróleo para la educación, ya
aprobada. De hecho, Dilma Bolada marca la agenda nacional. El perfil
oficial de la presidenta en Twitter está inactivo desde finales del año
2010.
El movimiento – descentralizado, subterráneo,
imprevisible – continúa mutando. Algunos escritores y personas conocidas
ceden su fama / nombre a la multitud. Cuando un periodista le pregunta a
un miembro del Movimiento Passe Live su nombre y estatus, responde:
"Anota ahí: no soy nadie". Un nadie, que en el Brasil social, es
sinónimo de todos. De una identidad colectiva que funciona durante el
carnaval y sus 'blocos' de calle. De una identidad común que existe en
la pertenencia a las favelas, conocidas por sus habitantes como
"comunidades". La multitud de la que escriben Toni Negri y Michael
Hardt, con su suma de singularidades individuales, surge por momentos.
Pero los medios y líderes personalistas, muy influyentes todavía en
Brasil, siguen usando las lógicas de la sociedad de masas que marcó la
sociedad mediática del siglo XX. Y cualquier categoría teórica es
insuficiente para el deseo colectivo llamado #VemPraRua. Una identidad
que es una calle compartida. Un común que encaja con la definición de
territorio del geógrafo brasileño Milton Santos: "territorio es
básicamente una identidad, el sentimiento de pertenecer a aquello que
nos pertenece".
Tal vez, una imagen ayude a entender
mejor la multitud sin nombre de Brasil. El sábado 13 de julio tuvo lugar
un impactante escrache enfrente del Copacabana Palace de Rio de
Janeiro. Una multitud estropeó la boda de Beatriz Perissé Barata, nieta
del empresario Jacob Barata, el "rey de los autobuses" privados que
monopolizan la ciudad. Aparecieron jóvenes vestidas de novias
indignadas. Gente con instrumentos. Carteles ácidos. Silbidos. La élite,
descolocada, acabó tirando billetes de 50 reales en forma de avioncitos
hacia los manifestantes, un verdadero regalo para la rabia del
“movimiento”. Nadie reivindicó el escrache. La multitud golpeó en el
imaginario. Y se dispersó, como los blocos del carnaval. Se reagrupará
de nuevo. Sin orden. Sin organización. El poema Somos nosotros
de Sérgio Vaz, sin explicar el escrache, encajaría en un post it en la
fachada del Copacabana Palace: "Somos nosotros, los esclavos del autobús
de negreros, los asalariados apretados en el tren".
Nenhum comentário:
Postar um comentário