PICICA: "Y es que realmente Internet supone un serio peligro para el mantenimiento de la Hegemonía de la, hasta ahora, aristocracia político-económica mundial. El modelo de revolución ética desatado en los países del norte de África, aderezado después "a la española" y que, poco a poco, va sembrando sus semillas por el resto de Europa y el mundo, ya ha demostrado que es invulnerable a los tradicionales mecanismos de represión y control. Al ser un movimiento pacífico, no sirven los desalojos violentos. Al tener una aplastante presencia en la red, no funciona el ignorarlo en los mass media. Al estar compuesto por una representación transversal y heterogénea de toda la sociedad, no se puede reducir a una protesta juvenil o marginal. Al presentar propuestas concretas de cambio, no se puede conceptuar únicamente como un movimiento-pataleta de protesta."
El Derecho de Manifestación en Internet
Que la virtualidad de Internet es una cualidad cada vez menos concluyente es ya un hecho. La repercusión que la red tiene en la vida real queda patente cada día que pasa. De ser un simple canal de información ha pasado a convertirse en la materialización, física y perenne, de la realidad social. En Internet queda constancia de todo suceso, se quiera silenciar o no por los medios de comunicación de masas.
Una muestra de ello, de rabiosa actualidad, es que el Movimiento Social del momento, el 15M, tuvo su cuna en la red, perfecto campo de cultivo para debates espinosos que no gustan en las altas esferas, foro libre, canal de comunicación de la informaciónen dos direcciones, plataforma idónea para el desarrollo de trabajo colaborativo. Es en parte debido al surgimiento de éste y otros movimientos sociales por lo que al Poder ya le van entrando las urgencias por intentar regular el uso y los contenidos que puedan fluir por el ciberespacio. Buena muestra de ello fue su inclusión, como aspecto a tratar, en la última reunión del G-8.
Y es que realmente Internet supone un serio peligro para el mantenimiento de la Hegemonía de la, hasta ahora, aristocracia político-económica mundial. El modelo de revolución ética desatado en los países del norte de África, aderezado después "a la española" y que, poco a poco, va sembrando sus semillas por el resto de Europa y el mundo, ya ha demostrado que es invulnerable a los tradicionales mecanismos de represión y control. Al ser un movimiento pacífico, no sirven los desalojos violentos. Al tener una aplastante presencia en la red, no funciona el ignorarlo en los mass media. Al estar compuesto por una representación transversal y heterogénea de toda la sociedad, no se puede reducir a una protesta juvenil o marginal. Al presentar propuestas concretas de cambio, no se puede conceptuar únicamente como un movimiento-pataleta de protesta.
Ante la maginitud y la fuerza potencial de Internet como herramienta emancipadora, de nuevo se recurre y se recurrirá al uso del derecho como factor performativo del comportamiento y de la manera de pensar. Pero hoy día esto es más difícil, porque el desarrollo de vías de escape ante tal regulación es mucho más veloz que los lentos procedimientos legislativos regulatorios, y porque los usuarios más experimentados en informática, redes y tecnopolítica constituyen una estructura de conocimiento mucho más potente que los "supuestos expertos" con los que puedan contar los gobiernos e instituciones.
En España ya se empezaron a dar esos pasos destinados a reducir la libertad y la capacidad de acción en la Red. En lo que fue una maniobra descarada en pos de salvaguardar los intereses privados de una industria arcaica y caduca, se elaboró y aprobó la conocida Ley Sinde que, a la postre, fue uno de los detonantes de los movimientos sociales reivindicativos de última generación en nuestro país.
Uno de los aspectos menos comentados de la polémica Ley fue la castración encubierta de una de las expresiones posibles del derecho constitucional a manifestarse, esta vez en el plano virtual de Internet. Según el texto de la norma, se penalizan comportamientos como los ataque DDOS, que consisten básicamente en la saturación de una página mediante la generación de un gran flujo de información desde varios puntos de conexión, esta generación de flujo de información es realizada en todo momento con los servicios que ofrece la página, pero demandándole información de forma masiva. Ante esta saturación, automáticamente, la página deniega el servicio que hasta el momento ofrecía.
Sin duda, por la relevancia mediática de otros apartados de la Ley, como el posible cierre de páginas con enlaces a descargas o la creación de un Consejo no judicial para evaluar eventuales actos penales, no se ha prestado tanta atención a esta cuestión. Sin embargo, por la analogía que puede extraerse de la práctica de este "ataque" y una tradicional manifestación ciudadana por las calles de una ciudad, convendría dar su justa relevancia a una decisión de tal calado. La manifestación física, en vía urbana, supone la paralización de las actividades comerciales o habituales de tal espacio, como muestra popular de descontento, en lo que es un histórico y constitucionalmente protegido ejercicio de la libertad de expresión. En el mundo de internet, una saturación premeditada y temporal de la página web de un organismo público o de una empresa privada, sin llevar a cabo ningún robo de información ni daño informático alguno, como protesta por lo que una gran masa de población considera un ataque a sus derechos o al interés general, debería considerarse un acto de igual categoría y valor.
Precisamente esta semana, la policía anunció a bombo y platillo la "desarticulación de la cúpula de Anonymous" en España. En una rueda de prensa que rozaba lo esperpéntico, llegaron a comparar al grupo de internautas así conocido con organizaciones terroristas como Al Qaeda, para anunciar posteriormente que los tres individuos acusados de componer esta cúpula del movimento en España se encuentran ahora mismo en libertad porque, al fin y al cabo, son personas normales y corrientes. Los mandos policiales intentaron minimizar el significado de la palabra cúpula cuando atravesaron el umbral de la incongruencia, admitiendo que eran simples administradores de un chat. Demostraron un profundo desconocimiento de las redes cuando calificaron a estas personas de expertos informáticos, basándose en la encriptación de su información o en el acceso a redes wifi de sus vecinos, algo bastante asequible, para lo que no hace falta ser un hacker. Pero al mismo tiempo mostraron mucho más desconocimiento sobre qué suponen y en qué consisten nuevos movimientos sociales como anonymous, como el propio 15M. Sin rostro, sin jefes, sin estructura. Personas de diferentes subjetividades e idiosincrasias, unidas por elementos materialistas históricos de siempre: condiciones socioeconómicas, libertades individuales, derechos sociales, trabajo colaborativo, libertad de expresión e información, la promoción de "lo común"; el nuevo paradigma humano.
En la nueva gramática política, el mundo de internet y el mundo real están en planos concénctricos, indiferenciables por momentos. Lo virtual no es un modo más de ser humanos, empieza a constituir parte de nuestra naturaleza, nos transforma internamente en tanto que transforma nuestro modo de comunicarnos y de relacionarnos y, por ello, debemos intentar garantizar que nuestros derechos fundamentales como ciudadanos se mantengan salvaguardados, sin tolerar recortes encubiertos, como la Ley Sinde o lo que nos prepare el Imperio en el futuro. Internet es nuestro, el Mundo es nuestro.
Alberto Guerrero y Francisco Jurado son miembros de la Plataforma Democracia Real Ya-Sevilla
Una muestra de ello, de rabiosa actualidad, es que el Movimiento Social del momento, el 15M, tuvo su cuna en la red, perfecto campo de cultivo para debates espinosos que no gustan en las altas esferas, foro libre, canal de comunicación de la informaciónen dos direcciones, plataforma idónea para el desarrollo de trabajo colaborativo. Es en parte debido al surgimiento de éste y otros movimientos sociales por lo que al Poder ya le van entrando las urgencias por intentar regular el uso y los contenidos que puedan fluir por el ciberespacio. Buena muestra de ello fue su inclusión, como aspecto a tratar, en la última reunión del G-8.
Y es que realmente Internet supone un serio peligro para el mantenimiento de la Hegemonía de la, hasta ahora, aristocracia político-económica mundial. El modelo de revolución ética desatado en los países del norte de África, aderezado después "a la española" y que, poco a poco, va sembrando sus semillas por el resto de Europa y el mundo, ya ha demostrado que es invulnerable a los tradicionales mecanismos de represión y control. Al ser un movimiento pacífico, no sirven los desalojos violentos. Al tener una aplastante presencia en la red, no funciona el ignorarlo en los mass media. Al estar compuesto por una representación transversal y heterogénea de toda la sociedad, no se puede reducir a una protesta juvenil o marginal. Al presentar propuestas concretas de cambio, no se puede conceptuar únicamente como un movimiento-pataleta de protesta.
Ante la maginitud y la fuerza potencial de Internet como herramienta emancipadora, de nuevo se recurre y se recurrirá al uso del derecho como factor performativo del comportamiento y de la manera de pensar. Pero hoy día esto es más difícil, porque el desarrollo de vías de escape ante tal regulación es mucho más veloz que los lentos procedimientos legislativos regulatorios, y porque los usuarios más experimentados en informática, redes y tecnopolítica constituyen una estructura de conocimiento mucho más potente que los "supuestos expertos" con los que puedan contar los gobiernos e instituciones.
En España ya se empezaron a dar esos pasos destinados a reducir la libertad y la capacidad de acción en la Red. En lo que fue una maniobra descarada en pos de salvaguardar los intereses privados de una industria arcaica y caduca, se elaboró y aprobó la conocida Ley Sinde que, a la postre, fue uno de los detonantes de los movimientos sociales reivindicativos de última generación en nuestro país.
Uno de los aspectos menos comentados de la polémica Ley fue la castración encubierta de una de las expresiones posibles del derecho constitucional a manifestarse, esta vez en el plano virtual de Internet. Según el texto de la norma, se penalizan comportamientos como los ataque DDOS, que consisten básicamente en la saturación de una página mediante la generación de un gran flujo de información desde varios puntos de conexión, esta generación de flujo de información es realizada en todo momento con los servicios que ofrece la página, pero demandándole información de forma masiva. Ante esta saturación, automáticamente, la página deniega el servicio que hasta el momento ofrecía.
Sin duda, por la relevancia mediática de otros apartados de la Ley, como el posible cierre de páginas con enlaces a descargas o la creación de un Consejo no judicial para evaluar eventuales actos penales, no se ha prestado tanta atención a esta cuestión. Sin embargo, por la analogía que puede extraerse de la práctica de este "ataque" y una tradicional manifestación ciudadana por las calles de una ciudad, convendría dar su justa relevancia a una decisión de tal calado. La manifestación física, en vía urbana, supone la paralización de las actividades comerciales o habituales de tal espacio, como muestra popular de descontento, en lo que es un histórico y constitucionalmente protegido ejercicio de la libertad de expresión. En el mundo de internet, una saturación premeditada y temporal de la página web de un organismo público o de una empresa privada, sin llevar a cabo ningún robo de información ni daño informático alguno, como protesta por lo que una gran masa de población considera un ataque a sus derechos o al interés general, debería considerarse un acto de igual categoría y valor.
Precisamente esta semana, la policía anunció a bombo y platillo la "desarticulación de la cúpula de Anonymous" en España. En una rueda de prensa que rozaba lo esperpéntico, llegaron a comparar al grupo de internautas así conocido con organizaciones terroristas como Al Qaeda, para anunciar posteriormente que los tres individuos acusados de componer esta cúpula del movimento en España se encuentran ahora mismo en libertad porque, al fin y al cabo, son personas normales y corrientes. Los mandos policiales intentaron minimizar el significado de la palabra cúpula cuando atravesaron el umbral de la incongruencia, admitiendo que eran simples administradores de un chat. Demostraron un profundo desconocimiento de las redes cuando calificaron a estas personas de expertos informáticos, basándose en la encriptación de su información o en el acceso a redes wifi de sus vecinos, algo bastante asequible, para lo que no hace falta ser un hacker. Pero al mismo tiempo mostraron mucho más desconocimiento sobre qué suponen y en qué consisten nuevos movimientos sociales como anonymous, como el propio 15M. Sin rostro, sin jefes, sin estructura. Personas de diferentes subjetividades e idiosincrasias, unidas por elementos materialistas históricos de siempre: condiciones socioeconómicas, libertades individuales, derechos sociales, trabajo colaborativo, libertad de expresión e información, la promoción de "lo común"; el nuevo paradigma humano.
En la nueva gramática política, el mundo de internet y el mundo real están en planos concénctricos, indiferenciables por momentos. Lo virtual no es un modo más de ser humanos, empieza a constituir parte de nuestra naturaleza, nos transforma internamente en tanto que transforma nuestro modo de comunicarnos y de relacionarnos y, por ello, debemos intentar garantizar que nuestros derechos fundamentales como ciudadanos se mantengan salvaguardados, sin tolerar recortes encubiertos, como la Ley Sinde o lo que nos prepare el Imperio en el futuro. Internet es nuestro, el Mundo es nuestro.
Alberto Guerrero y Francisco Jurado son miembros de la Plataforma Democracia Real Ya-Sevilla
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Fuente: Rebelión
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