PICICA: "En
contra de la percepción de que son los mercados quienes han conquistado
los Estados y les dictan las políticas a seguir, los pensadores
franceses Christian Laval y Pierre Dardot defiende en su libro ‘La nueva
razón del mundo’, que son los Estados quienes han introducido en la
economía, en la sociedad y hasta en su propio seno, la lógica de la
competencia que rige el modelo neoliberal."
“Son los Estados los que han construido el sistema neoliberal en el que vivimos”
En
contra de la percepción de que son los mercados quienes han conquistado
los Estados y les dictan las políticas a seguir, los pensadores
franceses Christian Laval y Pierre Dardot defiende en su libro ‘La nueva
razón del mundo’, que son los Estados quienes han introducido en la
economía, en la sociedad y hasta en su propio seno, la lógica de la
competencia que rige el modelo neoliberal.
La exigencia
de la universalización de esta lógica excede las fronteras del Estado,
alcanzando directamente a la vida personal de cada individuo que dentro
de este sistema se ve obligado a establecer relaciones de tipo
capitalista consigo mismo y con los demás.
Hablamos con Christian Laval a su paso por España con motivo de la presentación de su libro en nuestro país.
***
Rebeca Mateos Herraiz /21/03/2013
“No hemos
terminado con el neoliberalismo”, primera frase con la que nos
encontramos nada más comenzar a leer su libro. ¿Cuál es el error, según
su opinión, de que tal afirmación se haya escuchado tan a menudo en los
últimos años a consecuencia de la crisis por la que atravesamos?
Desde 2008,
algunos autores muy famosos como Joseph Stiglitz han anunciado el final
del neoliberalismo. Su diagnóstico defendía que el neoliberalismo iba a
desvanecerse cuando descubriésemos las consecuencias desastrosas a las
que nos conducía. En nuestro libro tratamos de demostrar que eso no es
así a partir de un análisis histórico del neoliberalismo, en el que se
concluye que más allá de ser el neoliberalismo una doctrina, es un
sistema de normativas en las cuales está inmersa toda la sociedad,
también quienes nos dirigen. Se trata de un sistema que se impone tanto a
los dirigentes, como a quienes dirigen. Lo observamos hoy día en Europa
con todos los gobiernos, sean de derecha o de izquierda, que se están
viendo obligados a seguir las normas que ellos mismos se han dictado: la
regla de oro del equilibrio presupuestario, la estabilidad monetaria,
la lucha contra la inflación… todo ello nos está llevando a
consecuencias sociales desastrosas.
En este
sentido, afirman en su libro que lejos de acarrear un debilitamiento de
las políticas neoliberales, la crisis ha llevado a un refuerzo brutal de
las mismas, es más, y leo textual: “La creencia de que la crisis
financiera es el clarín del final del capitalismo neoliberal es la peor
de las creencias”, ¿explique por qué?
La crisis
del neoliberalismo atrae aún más neoliberalismo. Ya estamos muy lejos de
las predicciones de 2008 que nos anunciaban el fin de este sistema.
Actualmente vemos que las normas del neoliberalismo están más asentadas
que nunca en la sociedad en la que vivimos.
“La
economía es el método. El objetivo es cambiar el alma”. Margareth
Thatcher 1988. ¿Este era el espíritu del paradigma socioe-conómico que
iba a hegemonizar el final del siglo XX hasta nuestros días? ¿En qué
situación nos encontramos en la actualidad?
Desde
entonces hasta ahora han empeorado bastante las cosas. Como hemos
profundizado más en las normas neoliberales que gobiernan la sociedad,
cada persona en sí misma ha quedado prisionera de esta lógica, y cada
vez más, estamos atados a las normas que nos rigen en la actualidad.
¿Esa es
la nueva razón-mundo de la que hablan en su libro, que se impone a todos
los ámbitos sociales llegando afectar incluso a la gestión de la vida
privada de cada uno de nosotros?
Afecta a la
vida, a la gestión del planeta, a la del equilibrio de las relaciones
sociales… y nos lleva a una situación catastrófica. Por eso el concepto
‘razón-mundo’, es un concepto que se puede entender hasta con un sentido
irónico ya que más bien sería la ‘desrazón-mundo’, porque con esta
lógica llegamos a situaciones absurdas.
Cuando
utilizamos el término ‘razón’ es en el sentido de una lógica normativa,
una lógica de normas generales dentro de la construcción del sistema
hegemónico en el que nos encontramos y que ha conseguido extender a
todos los ámbitos sociales, la normativa de las reglas del mercado que
se rigen por la competencia. Esto conlleva que cada uno de nosotros
gestionemos nuestra vida privada, del mismo modo que se gestiona una
empresa, es decir, tratando de sacar el máximo rendimiento posible,
incluso, en las relaciones personales. Eso implica cierta subjetividad
que afecta a nuestra propia intimidad.
Un ejemplo
de ello es cómo se está transformando la relación entre estudiantes y
los estudios. Suben las tasas universitarias, considerando así la
educación como una inversión, lo que implica que posteriormente habrá un
retorno financiero de la misma. Se establece de este modo una
subjetividad financiera, que conlleva que cada uno de nosotros
establezca consigo mismo una relación de tipo capitalista. Lo mismo
ocurre con la vivienda y con la salud, ahora que tanto se habla del
capital salud. Lo que significa que el neoliberalismo se ha introducido
en todos los ámbitos sociales, hasta llegar a convertirse en una forma
de vida.
Afirman
en su libro que sólo entendiendo esta compleja racionalidad se le podrá
oponer una verdadera resistencia y encontrar nuevos caminos hacia otro
porvenir, ¿en qué punto nos encontramos en este sentido en Europa
actualmente?
Este tipo de
sistema no apela a la consciencia ni menos a la adhesión. Todos estamos
dentro de la sociedad, con lo cual, nadie escapa del sistema dominante
que es el regido por las reglas neoliberales. Ahora bien, a todo sistema
dominante le corresponde su resistencia.
El sistema
neoliberal es un sistema que funciona de manera oblicua, insidiosa, que
no pasa por mandamientos objetivos enunciados, y puesto que tiene como
efecto el hecho de que nos obliga actuar de manera individual y no
colectiva, a la resistencia le es muy difícil organizarse. En este
sentido, vivimos continuamente enfrentándonos a situaciones
esquizofrénicas y pongo un ejemplo: cuando tenemos la necesidad de
elegir un hospital si nos encontramos enfermos, ¿cómo lo hacemos? A
pesar de estar a favor de la defensa de la sanidad pública,
individualmente nos vemos obligados a elegir un buen hospital, más allá
de que sea público o privado. Lo mismo sucede a la hora de elegir un
colegio para nuestros hijos, independientemente de que estemos a favor
de la enseñanza pública, si no hay un colegio público que nos parezca
bueno, al final, acabaremos acudiendo a la enseñanza privada tal y como
nos marcan las reglas del mercado.
Esto es
consecuencia de las normas que los propios gobiernos han dado a nuestras
sociedades, basadas en la competencia del mercado, abaladas por el
poder ejecutivo y judicial, y cuyo fin es sacar el máximo rendimiento
posible de todo. Ante una situación en concreto de elegir un hospital o
una universidad, nos vemos en la obligación de actuar como hombres o
mujeres económicos y decidimos en función de nuestro nivel de renta,
incluso si estamos a favor de la igualdad y este tipo de conceptos muy
bonitos en la teoría, pero que en la práctica muchas veces no llevamos a
cabo porque el sistema nos obliga a actuar como hombres o mujeres
económicos individuales.
En contra
de lo que se ve como una percepción inmediata de que son los mercados
quienes, desde el exterior, han conquistado los Estados y les dictan las
políticas a seguir, son ciertamente los Estados -empezando por los más
poderosos- los que han introducido y universalizado en la economía, en
la sociedad y hasta en su propio seno, la lógica de la competencia y el
modelo de la empresa. ¿Ponga ejemplos concretos que nos ayuden a
entenderlo mejor?
Las
fronteras entre lo público y lo privado desaparecen. El Estado ha sido
quien ha proporcionado las reglas del mercado que luego se han extendido
a otros ámbitos sociales.
Nos
equivocamos al hablar del poder del capital, porque son los propios
Estados los que han dotado a los mercados de la lógica que hoy impera.
No es una
causa, sino un efecto. Por ejemplo, ¿quién permite a las agencias de
dotación ser la instancia de disciplina que son? Son los Estados quienes
se apoyan sobre esas agencias de dotación para legitimar las políticas
que han puesto en marcha.
El
ordoliberalismo [es la forma alemana del neoliberalismo surgida entre la
década de 1930 y 1940, que se impondrá tras la guerra el la República
Federal Alemana] alemán mostraba que el Estado tenía que actuar para
mantener el orden del mercado y eso es precisamente hoy el fundamento de
la Unión Europea.
El
ordoliberalismo se diferencia del neoliberalismo en que en éste último,
los Estados son los que otorgan una normativa jurídica y política al
orden del mercado, legitimándolo y quedando así sometidos a él.
Se llega a
la implementación de un principio inscrito en la Constitución Europea:
la competencia entre las economías europeas, combinado con la existencia
de una moneda única gestionada por un banco central garante de la
estabilidad de los precios.
Marx,
Weber y Polanyi ya decían que el mercado no actúa sólo, sino que siempre
es apoyado por los Estados. Las teoría de estos autores, ¿lejos de ser
anacrónicas son necesarias tenerlas en cuenta para tratar de comprender
lo que sucede actualmente?
Todos estos
autores clásicos dijeron que los Estados fueron claves para la creación
del capitalismo. Existe una trampa cuando criticamos el neoliberalismo
como el fanatismo del mercado y es considerar que las reglas del mercado
surgen de forma espontánea, sin tener en cuenta que detrás de ello
existe toda una normativa jurídica y política que lo dota de sentido y
lo mantiene vivo. No hay que subestimar al adversario (sonríe). Aquellos
que siguen diciendo que el mercado se regula por sí mismo nos tratan de
mostrar una fachada, pero hay que saber mirar detrás. La Comisión
Europea, la Corte Europea… son quienes han dotado de una normativa
jurídica-política al tipo de sociedad que hoy rige en Europa. Son los
Estados quienes han construido el sistema neoliberal en el que vivimos.
Muchas
personas en Francia con este libro han descubierto que el sistema
neoliberal en el que vivimos se ha construido y no lo que nos quieren
hacer creer: que surge de forma espontánea Esto demuestra hasta qué
punto desconocíamos nuestra historia.
Por eso
la necesidad de refundar Europa, según su libro, no puede ser
implementado por una instancia gubernamental, ni siquiera puede ser
monopolio de un Parlamento. Sólo puede ser el acto de los propios
ciudadanos Europeos. ¿Cómo hacerlo?
No vivimos
actualmente sólo en una crisis económica y social, vivimos en una crisis
de refundación de Europa. De forjar los propios cimientos de una nueva
Europa.
Toda la
rigidez, la disciplina, las normas nos han llevado a un tremendo
fracaso. La ‘democracia’ europea se ha creado y sustentado a costa de la
mutilación de una parte de la sociedad. La construcción de Europa se ha
llevado a cabo mediante una normativa rígida basada en la competencia
del mercado y nos han hecho creer además, que lo construido es
inamovible e intocable para la ciudadanía, convirtiendo la democracia en
innaccesible para la mayor parte de la sociedad.
Actualmente
estamos en pleno proceso de revolución democrática. Prueba de ello es lo
que los españoles han llamado ‘Democracia Real’ y que viene a poner en
tela de juio el marco normativo neoliberal. Esta ‘Democracia Real’
implica que los ciudadanos tienen el derecho de cambiar el marco
normativo legal si es lo contrariamente opuesto de lo que significa la
democracia. Existen dos maneras posibles de hacerlo: que los
responsables europeos sean capaces de reconducir las reglas para
favorecer el crecimiento económico y mantener el empleo, o si eso no
sucede, habrá una posible explosión social y política, y por tanto
histórica. Podría significar la ruptura del marco normativo en el que
nos encontramos.
Se
necesitará una coordinación nacional e internacional de un movimiento
social, lo que supondrá que la población deberá superar el momento de
resignación en el que vive en su día a día.
Lo más
difícil será institucionalizar la autonomía frente al sistema. Porque no
podemos apoyarnos más sobre los partidos políticos, lo que supone que
tenemos que ser capaces de inventar una alternativa creíble y viable.
Estamos ante una situación difícil porque las antiguas formas de
socialismo están agotadas, lo que hace que estemos ante una situación
curiosa: por un lado hay una grave crisis del neoliberalismo, pero
también de la alternativa. De ahí la gran tarea que tienen los
intelectuales europeos: por un lado debemos hacer lo que estamos
haciendo, realizar un análisis de la situación y por otro lado, estar
coordinados con los movimientos sociales para trabajar juntos en la
redefición de los criterios de un mundo postcapitalista, que no
signifique una regresión en las libertades individuales y que favorezca
el desarrollo de las capacidades de cada uno, para poder vivir en
armonía. Hay un inmenso trabajo intelectual que hacer, al mismo tiempo
que se desarrolla el movimiento democrático y social en la calle.
¿Lo
difícil es que estamos fragmentados y no tenemos objetivos comunes sobre
los que luchar? ¿Está de acuerdo en que la desobediencia civil no
violenta organizada debe ser el camino?
La línea
directriz debe ser coherencia en objetivos y supone proponer una
alternativa válida a la vigente. Las antiguas formas políticas de
izquierda, el comunismo y el socialismo, están agotadas. Necesitamos
encontrar nuevas formas.
Debe haber
una coordinación de luchas, pero también de experiencias que sean
distintas e incluso opuestas totalmente a la lógica dominante. Hay que
trabajar sobre el tema de lo ‘común’, la comunidad. Si el neoliberalismo
ha llegado a través de un constructivismo, tenemos que crear nuevas
normas, nuevas instituciones, que se basen sobre principios distintos.
Según nuestro punto de vista [el suyo y el de Pierre Dardot, el otro
autor del libro 'La nueva razón del mundo'], lo que faltaría por hacer
es volver a definir este principio del ‘común’, que en la teoría
histórico-social ha aparecido en distintos momentos en los que podía
representarse como vida humana, libre y dinámica. Pienso por ejemplo en
el socialista francés Proudon, que hacía de la fuerza colectiva propia,
la esencia de la sociedad.
¿Dónde ha estado la izquierda europea todo este tiempo?
Se
reinventa, de vez en cuando hay nuevos partidos que aparecen, como el
‘Frente de Izquierda’. Pero lo que es más impactante es la
descomposición de la socialdemocracia. No tiene espacio propio ya,
debido a que ha participado en la construcción de la reglas
neoliberales. Francia es un claro ejemplo de ello. En 10 meses el nuevo
presidente Hollane, ha cumplido perfectamente todos los objetivos
marcados desde Europa: austeridad, competitividad, inflación… y en esos
10 meses se ha olvidado por completo de las promesas electorales hechas
en su día, que decían lo contrario a lo que está haciendo.
Según su
libro, no nos enfrentamos a un simple “desencanto democrático” pasajero,
sino a una mutación mucho más radical cuya gran aptitud se pone de
manifiesto en la desimbolización que afecta a la política, ¿quizás en
una situación como nunca antes había vivido Europa desde que alcanzó la
democracia?
Estamos actualmente hablando de una salida de la democracia. Estamos entrando en una era postdemocrática a nivel institucional.
Hoy en día
la democracia se ha descompuesto, ya no provoca satisfacción a la gran
mayoría de la ciudadanía. Las políticas democráticas se han desarmado,
han perdido por completo su iniciativa propia, sólo siguen órdenes que
vienen del exterior. Pero no creo que los pueblos se puedan deshacer de
este modelo de estructura política y social de forma tan sencilla. A
pesar de eso y de que las manifestaciones son intermitentes y
desorganizadas, existe una cierta revolución social que está en marcha,
incluso no estando coordinada.
En su libro no las encuentro pero ¿cree que existen razones para el optimismo?
Todo sistema
hegemónico genera resistencia, esa resistencia tiene que reinventar
nuevas maneras de actuar, de ser… de manera objetiva. La gente sin
trabajo, que está en la precariedad más absoluta, se está viendo
obligada a tejer nuevos lazos solidarios lo que puede desembocar en una
nueva explosión social.
Salvando las
distancias, como ejemplo está la invención del socialismo entre
1820-1850, aunque son momentos históricos muy diferentes que hay que
saber diferenciar.
Esperemos
que del ‘común’, que de la nueva racionalidad del ‘común’, se
constituya, se elabore este sistema político nuevo. A lo largo de la
historia se ha pensado muchas veces en la insistencia humana basada en
el criterio de lo colectivo y el bien común. Es en eso en lo que tenemos
que pensar en el futuro. El común debe ser algo instituido por reglas y
basarse en la cooperación entre individuos, no en la competencia.
Existe un
eje histórico muy importante desde finales del siglo XVIII con el cual
tenemos que reconectar, para pensar en la nueva sociedad como una
cooproducción de reglas, que serán las mismas que reorganicen las
relaciones entre individuos. Se trata de volver a pensar nuevas formas
sociales a partir de experiencias muy concretas, como internautas,
jóvenes artistas… que pongan en común sistemas de normas no en pequeño
comité, sino a nivel social, y así, poder elegir juntos las nuevas
reglas democráticas de conducta que regirán la nueva sociedad.
La nueva
racionalización del común está elaborándose por todas partes actualmente
en el mundo, a pesar de que todavía es imprecisa. Por ejemplo, el
movimiento altermundialista que nos permite repensar el uso del planeta
para el bien común. Hay una necesidad histórica de reinventar una
gestión nueva, porque estamos ante un sistema productivista que no es
viable, empezando porque los recursos del planeta son limitados. Hay una
obligación absoluta de inventar algo nuevo, lo que nos da un impulso de
esperanza para que la humanidad no se aboque al suicidio colectivo en
las próximas décadas y actúe de manera revolucionaria, no necesariamente
violenta.
Se deberán inventar nuevas formas de compartir el planeta. Esto hará que se desemboque en otra razón-mundo.
Sobre los autores:
Christian
Laval es profesor de Sociología en la Universidad de París X Nanterre y
director del programa en el Collège international de philosophie.
También es miembro del Centro Bentham e investigador asociado del
Instituto de la Fédération Syndicale Unitaire. Está especializado en la
filosofía utilitarista de Jeremy Bentham, sobre el cual ha publicado
varias obras, como La escuela no es una empresa (2004), y en el análisis
de las políticas educativas de inspiración neoliberal. Actualmente
participa en las revistas Revue du MAUSS y Cités et La Pensée. Entre sus
trabajos recientes destacan: L’Homme économique, Essai sur les racines
du néolibéralisme (2007), La nouvelle école capitaliste (2011) y Marx au
combat (2012).
Pierre
Dardot es docente y filósofo especializado en la obra de Marx y Hegel.
Junto a Christian Laval, fundó en 2004 el grupo Question Marx. En
colaboración con este autor ha publicado varios libros sobre Marx y su
obra, como Sauver Marx? (2007) y Marx, Prénom: Karl (2012), que han
despertado el interés de los grupos de izquierdas en diversos países.
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