novembro 20, 2015

A propósito de Descolonizar el pensamiento crítico y las rebeldías de Raúl Zibechi (1). Por Sergio Moissen (LA IZQUIERDA DIARIO)

PICICA: "Raúl Zibechi es un activista militante que publicó, más recientemente, el libro Descolonizar el pensamiento crítico y las rebeldías. A propósito de este trabajo, polémico, publicaremos 3 artículos el primero sobre marxismo y la colonialidad, un segundo sobre la historia y un tercero sobre la declinación de los llamados “gobiernos posneoliberales” ."

A propósito de Descolonizar el pensamiento crítico y las rebeldías de Raúl Zibechi (1)

Raúl Zibechi es un activista militante que publicó, más recientemente, el libro Descolonizar el pensamiento crítico y las rebeldías. A propósito de este trabajo, polémico, publicaremos 3 artículos el primero sobre marxismo y la colonialidad, un segundo sobre la historia y un tercero sobre la declinación de los llamados “gobiernos posneoliberales” .




Publicado por Bajo Tierra Ediciones, proyecto editorial de Jóvenes en Resistencia Alternativa, este libro es parte del debate latinoamericano del fin de ciclos de los gobiernos posneoliberales. Coincidimos con Zibechi en que estos gobiernos son parte del modelo de acumulación capitalista y, tal como sostuvimos desde a su ascenso, fueron garantes de la estabilidad burguesa en América Latina. Para un análisis de la nuestras modestos combates como organización internacional se puede leer acá.

El libro Descolonizar... está dividido en 4 secciones. La primera de corte teórico, una segunda de análisis de los movimientos sociales durante los gobierno progresistas, un tercero que caracteriza a el modelo extractivista y capitalista en América Latina, y un cuatro sobre las tareas de la descolonización del pensamiento critico.

En el Prólogo a la edición mexicana Zibechi correctamente polemiza con una izquierda occidentalizada que olvida en el proyecto emancipador a los condenados y marginados del mundo capitalista. Esta izquierda terminó por convertirse en el mismo viejo hombre, patriarca opresor y explotador que “combatimos”. (16 p).

Entonces, nos propone pensar por qué tanto la Revolución de 1917 se convirtió en una continuidad de lo viejo orden existente: el totalitarismo estalinista. “Esta pregunta que me persigue desde hace más de 5 décadas, aún no tiene respuesta satisfactoria... los procesos revolucionarios no tienen por qué seguir esta senda. Sin embargo, para evitarla es necesario colocar la problemática sobre la mesa...” Zibechi sostiene que ante este debacle es urgente volver a la descolonización.

En el primer apartado Zibechi explica su lugar de enunciación: la teoría descolonial. En la actualidad esta corriente teórica está representada por Ramón Grosfoguel, Anibal Quijano y, en otro sentido, Silvia Rivera Cusicanqui y el EZLN. Para el autor es de especial interés volver al pensamiento de Franz Fanon autor de tres obras centrales: Los condenados de la tierra, Pieles Negras máscaras blancas y Sociología de una revolución. Franz Fanon es ampliamente reconocido por su crítica radical a la izquierda occidental eurocéntrica en los años sesenta del Siglo XX y por su militancia política.

El peso de la teoría descolonial en Zibechi “es un deber para revisar a fondo todo lo que los revolucionarios occidentales hemos hecho rematadamente mal. Más aún: si no lo hacemos las posibilidades de salir del capitalismo serán menores” (75 p). En términos centrales esta corriente considera que la teoría eurocéntrica, incluido el marxismo, no permite entender la “zona del no ser” de los oprimidos.

Es decir, el sujeto revolucionario es aquel que sufre con más crudeza el poder capitalista, colonial, patrialcal, heterocentrado, imperialista. Pero el marxismo, no estalinista en el momento de ascenso de la Revolución de 1917, buscó comprender el poder colonial y las múltiples opresiones del moderno mundo capitalista, racista, colonial, heterocentrado patrialcal.

Sólo Anibal Quijano, autor del concepto sobre la colonialidad del poder, reconoce en José Carlos Mariátegui como un pionero en estos debates.

La teoría decolonial y el mito de que todo el marxismo es eurocéntrico

Como sabemos el pensamiento poscolonial y decolonial ha reproducido la idea de que el marxismo y el comunismo fue también una imposición de matriz occidental colonial en los países de América Latina. La crítica al marxismo como ideología eurocéntrica ha sido una crítica mordaz a la perspectiva “universalizante” de occidente. Pero esto es ni más ni menos que una transgiversación descomunal. Los marxistas de inicio del Siglo XX buscaron por diversos medios comprender la opresión capitalista colonial. Para este debate recordaremos tan sólo tres cuestiones, de la amplia tradición de debates sobre estos temas: la Conferencia de Baku, la obra de Mariátegui y la obra de CRL James.

Es un hecho que si existió un marxismo de veta eurocéntrica (particularmente el llamado marxismo soviético estalinista que se negó a la lucha por la liberación de las colonias, por ejemplo en Argelia, o que apoyó la idea de la revolución por etapas en países atrasados, haciendo alianzas con burguesías antinacionales, degradadas y decadentes como en Cuba con Batista en los 40 por poner un ejemplo, o más radicalmente en la invasión soviética en 1979 de Afganistan por “la liberación de la mujer y para quitarles el velo integral” en una visión anti musulmana radical o la visión estalinista de la instauración del Estado de Israel el principal bastión opresivo en contra de las masas árabes sin duda alguna la mayor capitulación del estalinismo a las masas palestinas y árabes) pero es una injusticia histórica decir que “todo” el marxismo se empantanó en hipótesis colonialistas.

Después de la Revolución de 1917, encabezada por el Partido Bolchevique, en el que los soviets construyeron un poder revolucionario de nuevo tipo, un poder de consejos obreros, una de las principales tareas de los revolucionarios fue luchar por la extensión mundial de la revolución fundando la III Internacional Comunista. En 1919 esta organización, fundada por Lenin y Trotsky, anclada en el internacionalismo proletario, buscó inmediatamente comprender la cuestión colonial.

Un ejemplo fascinante de ellos fue la reunión de Bakou que congregó al movimiento anticolonialista. Celebrada en 1920 Azebaidjan más de 1900 delegados de Armenia, Georgia, Turquía, Irán y otros países de la periferia del capitalismo se reunieron para resolver un plan conjunto en contra del colonialismo y por unidad de los pueblos más oprimidos. En esas sesiones, por ejemplo, se discutieron las posiciones de los marxistas frente al Corán, frente a la mujer en la religión árabe o el islam, la cuestión nacional y la colonialidad. Lo que cuenta Alfred Rosmer, comunista francés que participó del evento, es realmente impresionante: “un vapor que llevó a los delegados iraníes fue atacado por un avión británico, dos delegados fueron asesinados y en el ataque varios fueron heridos. Buques de guerra británicos también trataron de impedir la llegada de los delegados turcos desde el otro lado del Mar Negro. Dos iraníes fueron asesinados por la frontera de Azerbaiyán por la policía de Iran.”

En el caso de José Carlos Mariátegui es central, y seguro Zibechi coincide con nostros, como un autor marxista no colonialista que ayudó a comprender América Latina y la “zona del no ser”. Mariátegui publicó poco más de 18 volúmenes en Editorial Amauta y es sin duda el pensador marxista más prolífico y original que dio América Latina.

A diferencia de algunas teorías que han intentado decir que el marxismo es una filosofía eurocéntrica ajena a los problemas de América Latina (sobre todo en torno a la cuestión indígena) el pensamiento marxista de Mariátegui fue pionero en el entendimiento de la cuestión desde un punto de vista revolucionario y, fue pionero en entender la dinámica de la sociedad post colonial y la comunalidad en América Latina. En sus Siete ensayos sobre la realidad peruana aunque pese a la tradición descolonial, Mariátegui aborda por primera ocasión la cuestión indígena, la comunalidad y la colonialidad del poder capitalista anclada en una estrategia socialista.

El debate sobre la cuestión negra en la I Conferencia Comunista Latinoamericana de Buenos Aires (1929) merece un análisis particular. Días antes del evento, el delegado cubano Sandalio Junco, a nombre del Subcomité Sindical del Caribe, en el Congreso fundacional de la Confederación Sindical Latino Americana (CSLA) celebrada en Montevideo, presentó la ponencia El Problema de la Raza Negra y el Movimiento Proletario. Recordó que era la primera vez que se trataba este problema y que su abordamiento tenía especial importancia para el futuro de la CSLA, si se tenía en cuenta que: “La negra y la indígena son dos razas igualmente oprimidas y humilladas por el capitalismo y los dos grandes sectores que han formado el grueso del proletariado continental.”

Otro autor central para la tradición del marxismo anticolonialista es CRL James en Los jacobinos negros. James analizó por primera vez la revolución haitiana de 1804, revolución indómita de los antiguos esclavos negros que construyeron la primera república negra de la historia, desde un punto de vista marxista. En la obra de James figuran los esclavos negros como los sujetos de la historia. Por primera ocasión se dilucidó sobre la revolución de independencia y la cuestión negra en Haití desde un punto de vista marxista. Para Edward Said, James, es representante de un “marxismo contestatario” y “dialectico anti-estalinista”.

Estas discusiones, sobre la cuestión colonial, tuvieron un retroceso con la llegada de Stalin al poder único de la URSS y con la imposición de la reaccionaria idea del “socialismo en un solo país” al mismo tiempo que la teoría de Trotsky (la teoría de la revolución permanente) lograba adeptos en lugares de Asia en particular en China (con Pgen Shut Se, Peng Pi Lan) en los lugares de dominación británica como en Ceylan o entre el proletariado negro con CRL James en las Antillas y en América Latina.

De ahí que nos parezca importante retomar la teoría de la revolución permanente que elaboró Trotsky en el que los países coloniales, dependientes o semicoloniales están en el centro de la reflexión para el cambio revolucionario. Trotsky desarrolló esta teoría en el que no existe países ¨no preparados¨ para la revolución anticapitalista. A diferencia del gradualismo de la revoución por etapas Trotsky planteó que la periferia del capitalismo está preparada para la revolución socialista y que no existe distinción entre países preparados o no para la revolución socialista.

La revolución en los países de la periferia del capitalismo está ligada al desarrollo de la revolución en los países imperialistas. Para Trotsky no puede avanzarse en el camino de una perspectiva comunista sin el concurso del proletariado de los países imperialistas. El objetivo de la teoría de la revolución permanente era dotar de una estrategia global de la reovolución en occidente y en la periferia del capitalismo en la lucha por una sociedad comunista sin explotación ni opresión.

Fuente: La Izquierda Diario

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