agosto 20, 2015

Un gobierno etnocida. POR Raúl Prada Alcoreza (DINÁMICAS MOLECULARES)

PICICA: "¿En qué se basa el imaginario gubernamental para creerse gobierno popular, inclusive, la ironía, gobierno indígena? ¿En qué tiene un presidente indígena o, por lo menos, se parece? ¿En qué tiene una Constitución, donde están consagrados los derechos de las naciones y pueblos indígenas originarios, a pesar que la Constitución haya sido puesta en vitrina, por un  gobierno que ha optado por desmantelarla y vulnerarla, continuando el desarrollo legislativo, bajo los procedimientos y la lógica de la anterior Constitución liberal? ¿En qué cree en un imaginario montado sobre la propaganda “ideológica” de un gobierno populista, que, en la práctica, repite el método de las relaciones clientelares de dominación de todo el modelo político populista? Estas escenificaciones solo se la creen los llunk’us, los aduladores, los apologistas, y esa “izquierda” internacional, que para lo único que sirve es para medrar detrás de las sombras de “gobiernos progresistas”, alimentando sus ilusiones anacrónicas de que asiste a “revoluciones”. “Revoluciones” que no son otra cosa que la comedia triste y gris de lo que fueron antaño, en el siglo XX, las revoluciones socialistas, incluso las revoluciones nacionalistas, de estos inaugurales populismos. Ahora, los llamados gobiernos progresistas no hacen otra cosa que investirse con las aureolas de estas revoluciones, creyendo que con este disfraz se unge de su efecto transformador, cuando lo único que hace este disfraz es presentar a fantoches como líderes y caudillos de “revoluciones” que nacen muertas, pues la voluntad de estos caudillos, de los apologistas que los acompañan y los llunk’us infaltables, no es de transformar nada, sino de ocupar el lugar de los derrocados, los gobiernos neoliberales. Barnizando esta gubernamentalidad monetarista y extractivista de símbolos pluralistas, indigenistas, semi-socialistas.   A esta farsa llaman “revolución democrática cultural”, en otro lugar llaman “revolución ciudadana”."

Un gobierno etnocida

 Raúl Prada Alcoreza

Gobierno etnocida.pdf




¿En qué se basa el imaginario gubernamental para creerse gobierno popular, inclusive, la ironía, gobierno indígena? ¿En qué tiene un presidente indígena o, por lo menos, se parece? ¿En qué tiene una Constitución, donde están consagrados los derechos de las naciones y pueblos indígenas originarios, a pesar que la Constitución haya sido puesta en vitrina, por un  gobierno que ha optado por desmantelarla y vulnerarla, continuando el desarrollo legislativo, bajo los procedimientos y la lógica de la anterior Constitución liberal? ¿En qué cree en un imaginario montado sobre la propaganda “ideológica” de un gobierno populista, que, en la práctica, repite el método de las relaciones clientelares de dominación de todo el modelo político populista? Estas escenificaciones solo se la creen los llunk’us, los aduladores, los apologistas, y esa “izquierda” internacional, que para lo único que sirve es para medrar detrás de las sombras de “gobiernos progresistas”, alimentando sus ilusiones anacrónicas de que asiste a “revoluciones”. “Revoluciones” que no son otra cosa que la comedia triste y gris de lo que fueron antaño, en el siglo XX, las revoluciones socialistas, incluso las revoluciones nacionalistas, de estos inaugurales populismos. Ahora, los llamados gobiernos progresistas no hacen otra cosa que investirse con las aureolas de estas revoluciones, creyendo que con este disfraz se unge de su efecto transformador, cuando lo único que hace este disfraz es presentar a fantoches como líderes y caudillos de “revoluciones” que nacen muertas, pues la voluntad de estos caudillos, de los apologistas que los acompañan y los llunk’us infaltables, no es de transformar nada, sino de ocupar el lugar de los derrocados, los gobiernos neoliberales. Barnizando esta gubernamentalidad monetarista y extractivista de símbolos pluralistas, indigenistas, semi-socialistas.   A esta farsa llaman “revolución democrática cultural”, en otro lugar llaman “revolución ciudadana”.
Este gobierno, el de Evo Morales Ayma y su clarividente jacobino, Alvaro García Linera, es un gobierno etnocida; es decir, anti-indígena. Lo ha sido, de manera evidente, no solo desde el conflicto del TIPNIS, cuando se ocupó un territorio indígena, reconocido por la Constitución, por las leyes, por un título otorgado, por el mismo presidente, de territorio comunitario, sino desde antes, cuando el presidente nato del Congreso hizo intervenir con el poder constituido al poder constituyente; Congreso declarado constitucional, interviniendo y revisando – situación insólita - la Constitución, aprobada en Oruro por el poder constituyente, la Asamblea Constituyente. El último jacobino o pretendido bolchevique crepuscular, sacó la reforma agraria de la Constitución, salvando a sus amigos terratenientes; buscando, además, aminorar los alcances de una Constitución que propone el Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico. Ahora este personaje, digno de los cuadernos de Nicolás Maquiavelo, apunta a hacer reformas de la Constitución, persiguiendo el desmantelamiento completo; sacando todo aquello que es un obstáculo para su geopolítica extractivista[1].
Este gobierno, pretendido gobierno de los movimientos sociales, incluso gobierno indígena,  responde o es la nueva singularidad política del mismo Estado-nación, restaurado, consolidado, ensanchado y relegitimado, por esta pantomima, que es la tramoya del gobierno progresista. Su ilusión es el desarrollismo, como lo fue tanto de los nacionalistas, así como de los liberales y neoliberales, aunque tengan versiones distintas. Su materialidad estatal es la del Estado rentista, su política económica sigue siendo monetarista, como lo fue la política económica de los neoliberales, aunque esté edulcorada por demagogia “antiimperialista”; y su modelo económico es extractivista colonial del capitalismo dependiente. Estas son las condiciones y características de posibilidad históricas de este gobierno. No se entiende en que se basan los que pretenden atribuirle características progresistas, en el sentido de una transición, aunque sea tibia, hacia un pos-capitalismo. Esto no solo es engañarse, sino, además de no explicar nada, es desarmar a las capacidades de luchas de los pueblos. Esta gente, la que usa esta retórica inconsistente, son los nuevos conservadores, incluso los nuevos reaccionarios, las expresiones atiborradas de la contrarrevolución contemporánea.
Si hay gente que se autoproclama “marxista”, incluso “bolchevique”, sustrayendo estos nombres, usándolos para legitimar las acciones espantosas de estos “gobiernos progresistas”, no hay por qué tomarlos en serio. Son los impostores, que aparecen en toda revolución, sobre todo cuando éstas entran en decadencia. Tienen una concepción deportiva del “marxismo” y del “bolchevismo”; creen que es cuestión de ponerse una camiseta y defender fanáticamente al equipo. Cuando las revoluciones, que llegan al poder, y se dejan atrapar por las mallas y redes del poder, ingresando a un franco proceso contrarrevolucionario, esta gente es la que sustituye a los que lucharon, que son desplazados, púes incomodan. Cuando se escuchan sus argumentos de defensa del “gobierno progresista”, que se les antoja hasta de “revolucionario”, se evidencia, a todas luces, su desconocimiento, tanto del marxismo como del propio bolchevismo, salvo una noción de manual o, en el mejor de los casos, un inventario fragmentario de citas descontextuadas. Tienen, en la cabeza, como dice Federico García Lorca, de la guardia civil española, una vaga astronomía de pistolas inconcretas, el cielo se les antoja, una vitrina de espuelas; tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras[2].
Itinerario de otro atropello gubernamental contra los pueblos indígenas
Recurrimos para tocar el tema álgido en cuestión, la represión al pueblo guaraní por parte del gobierno progresista, a lo difundido en Territorios en resistencia[3].
El martes 18 de agosto, el gobierno del presidente indígena Evo Morales Ayma, dio la orden de intervenir violentamente el bloqueo de caminos, efectuado por organizaciones indígenas guaraníes. Los pueblos indígenas exigen la consulta con consentimiento, previa, libre e informada, como establece la Constitución, además de los convenios internacionales. Cuestionando los cuatro Decretos Supremos, firmamos por el presidente. Decretos que habilitan la exploración y explotación petrolera e hidrocarburífera, inconsulta e inconstitucional, en sus territorios, reconocidos como territorios de los pueblos y naciones indígenas originarias por la Constitución.  La policía no solo desbloqueó la carretera internacional, que vincula Bolivia con Argentina, a la altura de Camiri; también asaltó, entro a saco, como quien dice, a la comunidad Yateirenda. Para tal efecto, usaron, nada más ni nada menos, media tonelada de gases químicos, en contra de mujeres, de niñas y niños, ancianos y ancianas; los persiguieron, hasta lograr golpearlos, incluso torturarlos, además de arrestarlos; sin cumplir con ningún procedimiento legal. Hay, hasta el momento, veintisiete detenidos, dos mujeres, además de cuatro menores de edad[4].
Los indígenas heridos de gravedad, internados en el Hospital Bajío, en zona la Cuchilla, en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, de acuerdo a la lista escrita por el abogado del caso, son: Domingo Castedo, 70 años, Felipe Nicolás, 67 años, José S. Ávila, 50 años, Pablo Hurtado, 21 años. El diagnóstico es el siguiente: heridos de gravedad, poli-contusos, con heridas abiertas en la cabeza o en el cuerpo, con riesgo de perder órganos o miembros. Necesitan urgentemente medicamentos y dinero para pagar intervenciones quirúrgicas[5].
El testimonio del guaraní llamado Gonzalo, pide ayuda para reconstruir Yateirenda, pide alimentos para indígenas reprimidos y para los heridos; damnificados por la represión sañuda del gobierno: "les pedimos que lleven la ayuda a la comunidad Yateirenda. No solo es comunidad Yateirenda; ahí están reunidos todos los indígenas, que son parte del sur, del este, del norte. Hay guaraníes, guarayos, chiquitanos, weenhayek. Todos los que estamos, todos los que somos. Ahora no tenemos con qué comprar, ni con qué comer, ni dónde dormir, ni ropa. Esa es nuestra situación lamentable;”[6].
Otro testimonio dice: “En Yateirenda nos hemos organizado para hacer bloqueo esporádico. Nos entendían los chóferes, nos entendían los pasajeros; ellos nos apoyaban. Nos decían ‘es justo’, ‘les apoyamos’ (…) Por último, llegaron los policías; nos han masacrado, nos han hecho más que en la guerra. En la guerra, por lo menos, se tiene bandera blanca, se cuenta con la Cruz Roja, también con informaciones. Que se puede llevar y dar a conocer; pero, a nosotros se nos ha negado estos derechos. Estamos totalmente abandonados. Con el gas disparado contra nosotros, han espantado todo; ya no hay qué comer. Ahorita, ni agua; no hay víveres, entraron a saquear las viviendas. Y por último, nuestras autoridades, orgánicamente constituidos, están perseguidas; se han declarado en clandestinidad. Nosotros, los comunarios, estamos aquí en pie de lucha. Estamos cerca de los que están detenidos. La única que nos está apoyando, de manera voluntaria, de todo corazón, por ese patriotismo, de vivir de manera digna, es la UAGRAM, Universidad Autónoma Gabriel René Moreno”[7].
“Hemos escuchado en diferentes medios, que están recolectando víveres; les pedimos que lleven a comunidad Yateirenda”. “Realmente nos hemos quedado sorprendidos por este acto inhumano. De verdad este gobierno se ha disfrazado, igual que en 1952; nos decían “tierra para todos”. ¿Y cómo ha salido ese gobierno del 52? Ahora, este gobierno del 2005, no sabemos cómo va a salir, pero estamos muy indignados”[8].
 
Se nota el dramatismo de la situación, expresada por los testimonios; la intensidad de la represión; la violencia descomunal desatada contra los pueblos indígenas. Todo esto, de parte del gobierno, por defender su modelo extractivista colonial del capitalismo dependiente. Como en otras épocas, se comprueba, una vez más, ahora, en las condiciones histórico-políticas del neo-populismo, que los Estado-nación subalternos, son los dispositivos administrativos de la transferencia de los recursos naturales de las periferias a los centros del sistema-mundo capitalista. Forman parte del sistema-mundo, del orden mundial de dominaciones, aunque sus roles se desenvuelvan en márgenes de maniobra permitidos y delimitados. Si bien, estos márgenes de maniobra les permiten distinguirse, en su singularidad, por ejemplo, un gobierno progresista de un gobierno neoliberal, de todas maneras, ambos gobiernos, cumplen sus roles, distinguidos en sus discursos y retóricas, en los márgenes permitidos por la geopolítica del sistema-mundo capitalista. Estos roles son los relacionados a la división del trabajo internacional y a la jerarquía diferenciada de las economías; unas economías corresponden a los centros móviles, que pueden desplazarse, donde ya participan las llamadas potencias industriales emergentes, otras economías corresponden a la subalternidad de las economías extractivistas de las periferias
  
¿Por qué se ataca con tanta vehemencia a los pueblos indígenas? ¿Qué son estos pueblos en el imaginario gubernamental? Según la idea obsecuente que tiene el vicepresidente, se trata de organizaciones manipuladas por ONGs, que están en contra del “desarrollo”, que por lo que hacen, están al servicio de intereses foráneos, utilizando a los indígenas para sus propios fines. Este discurso, en su formato, se parece, en mucho, a todo discurso “desarrollista”, que encuentra en los pueblos indígenas el obstáculo para el “desarrollo”. Por otra parte, parece el formato de gobiernos liberales y neoliberales, incluso de gobiernos de facto, que encuentran conspiradores detrás de reivindicaciones sociales, colectivas, indígenas.  Esta descalificación implícita de los pueblos indígenas, quienes son considerados como infantes, susceptibles de manipulación, que no piensan con cabeza propia, habla de por sí de la gente que emite esta clase de discursos. Para esta tesis peregrina el mundo se divide entre líderes buenos y conspiradores malos; en el medio están los que tienen que ser dirigidos, pues se supone, que ellos mismos no pueden dirigirse ni autogobernarse, o también, los que son sujetos de toda clase de manipulación. Esta elemental concepción del mundo es la que sirve de sustento a la argumentación gubernamental. Como se puede ver, no es gran cosa este silogismo barato; no se hace esfuerzo por mejorar la argumentación; por hacerla más creíble. Se confía en la confianza que tiene el pueblo a sus líderes. Esto basta; cualquier cosa que se diga por ellos va a ser aceptada por el pueblo. También, como se ve, se tiene una imagen disminuida del pueblo. Es la víctima, atendida por el caudillo, por el gobierno, por el intelectual orgánico de este populismo tardío. Se olvidaron que es este pueblo el que se ha levantado, se ha revelado, se ha insurreccionado, manteniendo una movilización  prologada por seis años, llevándolos a estos engreídos personajes al poder. Que puede ser este mismo pueblo, que, si bien confió en ellos, el que se canse y vuelva a buscar otras rutas, otras formas, de transiciones emancipadoras.
En relación a la pregunta que hicimos, vamos a proponer una hipótesis interpretativa, que vaya al núcleo del asunto.

La movilización prolongada del 2005 al 2006 fue, en el fondo, un levantamiento indígena, inaugurando el nuevo milenio. Lo decimos sobre todo por su eje descolonizador, por la participación de los pueblos indígenas, no solo en las condiciones de autodefinición étnica, por así decirlo, sino en su condición de migrantes urbanos y transformaciones sociales y subjetivas campesinas. La Constitución, que establece la estructura política del Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico, es una Constitución que se sustenta en la procedencia matricial indígena. Si bien, también se puede hablar del eje nacional-popular, recogido de las tradiciones de luchas del pueblo boliviano, así como del eje socialista, aunque mencionado con menor intensidad, se puede decir que en la articulación de los tres ejes, el eje descolonizador, el eje de las luchas indígenas, hace significación crucial de la interpretación de la movilización prolongada.  
Entonces el gran problema que tiene el gobierno populista es este núcleo del acontecimiento de la movilización prolongada, denominada “proceso de cambio”. El gobierno populista, aunque lo haga de manera demagógica, aunque sea una impostura y usurpación, una hipostasis, tiene que presentarse como gobierno indígena. Cuando las contradicciones estallan, como en el caso del conflicto del TIPNIS, como ahora, enfrentándose a los pueblos guaraníes y a los pueblos indígenas de tierras bajas, el gobierno se ve en dificultades en explicar estos contrastes evidenciados. A pesar de los esfuerzos que hace por hacerlo, por darle un barniz “teórico”, como cuando presentó su explicación en el libro Geopolítica de la Amazonia[9], queda sin saldar la deuda; sus explicaciones terminan siendo fofas, insostenibles, y, lo peor, pobres en fuentes, en investigación, desconociendo papablemente de lo que habla.
Es que no se puede suplir una explicación necesaria, construida por conocimientos, basados en la experiencia social, en la memoria social, sobre todo en investigaciones hechas, analizando las condiciones y las características de las estructuras y relaciones sociales en cuestión, por un forzado y artificial armado de argumentos montados, como en un rompecabezas.

Por lo tanto, inconscientemente, usando el concepto metafóricamente, para ilustrar, el imaginario gubernamental, tiene ante sí, en la presencia, demanda y exigencia de los pueblos indígenas, la marca, la huella, ineludible de a lo que falta, de a lo que no cumple, de lo que lo señala como impostor. En consecuencia, la relación con los pueblos indígenas, que, en principio, fue de cita, mencionándolos como protagonistas del “proceso de cambio”, se fue tornando, poco a poco, en contradictoria, hasta convertirse en antagónica. Cuando esto ocurre, no puede el gobierno actuar sino de manera represiva y violenta, como lo hace, quiere borrar de sus recuerdos la memoria de su culpa con los pueblos indígenas; la única manera de poder hacerlo es borrándolos del mapa.       
 


[1] Ver de Raúl Prada Alcoreza Miseria de la Geopolítica. Autodeterminación; La Paz 2014. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/miseria-de-la-geopolitica/. Amazon: https://kdp.amazon.com/bookshelf.

[2] Ver de Federico García Lorca Romance de la Guardia Civil Española; en Romancero gitano. Obras completas; tomo I. Bilbao 1975.

[4] Ibídem.

[5] Ibídem.

[6] Ibídem.

[7] Ibídem.

[9] Ver de Alvaro García Linera Geopolítica de la Amazonia. Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. http://www.vicepresidencia.gob.bo/IMG/pdf/geopolitica_de_la_amazonia.pdf

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