Tres necesidades vitales en peligro
La crisis global: Alimento, agua y combustible
Michel Chossudovsky
Global Research
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Las balas cubiertas de azúcar del “libre mercado” están matando a nuestros hijos. El acto de asesinar es impremeditado. Es instrumentado de un modo indiferente mediante negocios programados por computadoras en las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago, donde se deciden los precios globales de arroz, trigo y maíz.
La pobreza no es sólo el resultado de fracasos de políticas en el ámbito nacional. La gente en diferentes países está siendo empobrecida simultáneamente como resultado de un mecanismo de mercado global. Un pequeño número de instituciones financieras y corporaciones globales tiene la capacidad de determinar, mediante la manipulación del mercado, el nivel de vida de millones de personas en todo el mundo.
Nos encontramos en la encrucijada de la crisis económica y social más seria de la historia moderna. El proceso de empobrecimiento global desatado al comienzo de la crisis de la deuda de los años ochenta ha llegado a un importante punto decisivo, llevando a la erupción simultánea de hambrunas en todas las principales regiones del mundo en desarrollo.
Hay muchas características complejas que subyacen a la crisis económica global, que tienen que ver con mercados financieros, la disminución de la producción, el colapso de instituciones estatales y el rápido desarrollo de una economía de guerra motivada por beneficios. Lo que es mencionado pocas veces en este análisis, es como esta reestructuración económica global afecta forzosamente a tres necesidades fundamentales de la vida: el alimento, el agua, y el combustible.
El suministro de alimento, agua y combustible es un prerrequisito para la sociedad civilizada: son factores necesarios para la supervivencia de la especie humana. En los últimos años, los precios de esas tres variables han aumentado dramáticamente en el ámbito global, con devastadoras consecuencias económicas y sociales.
Esos tres bienes o artículos de consumo esenciales, que en sentido real determinan la reproducción de la vida económica y social en el planeta Tierra, están bajo el control de un pequeño número de corporaciones e instituciones financieras globales.
Tanto el Estado como la gama de organizaciones internacionales – a las que se refieren a menudo como la ‘comunidad internacional’ – sirven los intereses libres de trabas del capitalismo global. Los principales organismos intergubernamentales, incluyendo a Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods y la Organización Mundial de Comercio (OMC) han avalado el Nuevo Orden Mundial por cuenta de sus patrocinadores corporativos. Gobiernos en países desarrollados y en desarrollo han abandonado su papel histórico de reguladores de las variables económicas cruciales, así como de asegurar un sustento mínimo para sus pueblos.
Movimientos de protesta dirigidos contra los aumentos de los precios de alimentos y gasolina han hecho erupción simultáneamente en diferentes regiones del mundo. Las condiciones son particularmente críticas en Haití, Nicaragua, Guatemala, India, Bangladesh. La escalada de los precios de alimentos y combustible en Somalia ha precipitado a todo el país a una situación de hambruna masiva, combinada con una grave falta de agua. Una situación similar e igualmente seria prevalece en Etiopia.
Otros países afectados por el aumento fuera de control de los precios de alimentos incluyen a Indonesia, las Filipinas, Liberia, Egipto, Sudán, Mozambique, Zimbabue, Kenia, Eritrea, una larga lista de países empobrecidos..., para no hablar de los que están bajo ocupación militar extranjera, incluyendo a Iraq, Afganistán y Palestina.
Leia o texto na íntegra em Rebelión
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